Capítulo XVI

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Sakura estaba en shock, ya desde hace un rato, de hecho.

Deidara se había ido. Se había ido. Hace casi media hora, más o menos.

A él simplemente le había dado un ataque de celos, pero por lo sucedido, parece que no fue tan simple.

Pero, si lo pensaba bien ahora, ella había dicho que deberían visitar a Madara, y Madara era un Uchiha.

Deidara odiaba a los Uchiha. Con ese hecho, ella pudo completar otra parte del rompecabezas.

Entonces, él se puso celoso porque quería ir con un Uchiha.

Deidara tenía un carácter explosivo. Sakura completó un pedazo más del rompecabezas.

Pero, ¿por qué tuvo esa reacción tan exagerada? Aunque sume todos los puntos antes mencionados, no explicaba su conducta.

Y... oh, tal vez sus acciones sí tenían explicación.

Ella había estado con Sasuke —aunque no fue mucho tiempo— unos días atrás, y antes había pasado horas con Itachi y Shisui cuando debería haber estado con él.

Después de pensar todo esto, Sakura se sintió mal. Se sintió triste, se sintió culpable.

Ella debía disculparse. Era necesario.

¿Por qué? Porque ella realmente lo amaba, y no podría vivir sin él.

Intentó marcar a su celular, pero la mandaba a su contestador.

Cansada, Sakura se acostó en su cama, pero sentía que algo le faltaba, la cama era muy grande para ella sola.

Escuchó a Daiki ladrar y también vió a Kufa y Katsu en la ventana, como estaba lloviendo ella decidió dejarlos entrar, abrió la ventana para que Kufa y Katsu entren, luego la cerró.

Dejó a Daiki entrar a su habitación, y también entró una Katsuyu —que de alguna forma salió de su acuario—, uno de los Kisame más pequeños —que también se escapó— estaba un poco más atrás que su babosa, y Kifuko y algunas otras arañas entraban del mismo modo.

Ella no lo pensó mucho y rápidamente puso a Kisame en un vaso de agua medio lleno que tenía en su mesita de noche. Luego de colocarlo donde ya podía respirar, alzó a Katsuyu y Kifuko y los dejó en la mesa, Katsu estaba allí también.

Después de eso, cuando se sentó en la cama, tenía a Daiki en su regazo y a Kufa sobre sus hombros.

Y entonces un hecho llegó a Sakura, todas sus mascotas estaban con ella ahora. Desde la más pequeña a la más grande, y empezó a llorar.

Si lloró de felicidad o tristeza, ella no lo sabía. Pero lo que sí sabía era la razón por la que Deidara los compró a todos ellos.

Ella fue detallista está vez, y lo notó.

Las mascotas son los animales más fieles. Y Deidara compro tantas para que ella no se sienta sola.

Porque con todas sus mascotas, no, familia aquí, ella no se sentía para nada sola. Pero aún así, le faltaba algo.

Y por eso, ella lloró más.

Se recostó y luego de un tiempo se durmió así como estaba, con lágrimas secas en su cara, Daiki en su regazo, Kufa por sus hombros y el resto de su familia cerca, al lado de ella.

Sé más detallista | NarutoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora