27 de Febrero:
- ¡No puedes dejar de estudiar!
- Lo siento...
- Pero, ¿qué ganas con fugarte?
- ¿Qué gano quedándome? A este paso, terminare como mi madre, colgado de un árbol.
- No digas esas cosas tan horribles.
Alondra no estaba de acuerdo con que me fugara. Pero yo ya había tomado la decisión.
- No puedes ser egoísta, Alondra, necesito recapacitarme, cicatrizar esas viejas heridas, y siento que si me quedo acá, nunca lo haré, no sanaré.
- No estoy siendo egoísta, solo me preocupo por ti.
- Ven conmigo, yo cuidare de ti. – Fue lo mismo que me dijo Camila aquella vez. Pero ahora, no la quería perder, no la dejare, la necesito conmigo. Tal vez ahora sea yo el egoísta, pero no me importa, seré egoísta, malcriado, y muchas cosas más, pero ella es inigualable, es alguien especial, importante para mí, mi soporte moral. Sin ella, ya estuviese demente en la calle desde hace tiempo, o incluso hubiese terminado como mi madre.
Después de quedarse un rato pensando, mirando al cielo, al infinito cielo, despejado, de color celeste, un color de esperanza, color de, ella dijo:
- Está bien, saldremos de esta, juntos.
28 de Febrero: la despedida con mi padre no fue una despedida, amistosa, ni mucho menos.
- Me voy.
- Vete, no te necesito.
- Está bien.
- Me dejaras solo, igual que lo hizo tu mama. Eres débil, igual que ella.
Voltee a verlo, ese comentario me sacó de quicio.
- No espero la hora que te mueras. Espero nunca verte más. Nunca ver ese rostro, ese maldito rostro.
- Lo mismo digo.
Deje el morral y me le abalance, le tire un puñetazo, no lo esquivo, ni lo bloqueo. Todo se quedó en silencio tras el sonido seco del golpe a su cara y su caída al suelo. Agarre mi morral y salí por la puerta principal, salí de esa casa infernal, de esa casa de sufrimiento y terror, de mis problemas.
El horizonte que vi a lo lejos, desde esa puerta, era diferente a los demás que había visto. Este tiene una esencia, de esperanza, de liberación, me sentí como si dejara una carga pesada tras mí, una carga que me acompañaba desde que tengo memoria, una carga que me lastimaba y me dañaba, lenta y continuamente.
1 de Marzo: estaba en la casa de Alondra, ella vive sola, la noche anterior el pase en su casa, dormido en el sofá de la sala. Ella vive sola, así que no tiene nadie a quien dejar, nada que perder. Iríamos a la ciudad vecina, donde hay más probabilidades de conseguir trabajo, y la educación es mejor, Alondra quiere estudiar Contabilidad y Finanzas, mientras que yo no me preocupaba por eso, me preocupaba más el tener un trabajo, para pagar el alquiler y poder administrar nuestras necesidades. Ya después, si me da tiempo, quisiera aprender a tocar violín. La música clásica, el jazz y ese tipo de música aun me enamoran, es como un viaje al tiempo, los tiempos de cuando la caballerosidad aún existía.
Estaba ayudando a Alondra a ver que se llevaba, por primeras instancias, lo demás lo llevaríamos por camiones de mudanza, pero, ahorita, no contábamos con el dinero suficiente, solo teníamos dinero para unos meses de alquiler, mientras consiga trabajo.
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El Diario de un Asesino
FantasyEste relato corto habla sobre la historia de Alan Santos, un muchacho que perdio el rumbo de su vida convirtiendose en el "salvador" de la humanidad. Relato corto que consta de 13 capitulos cortos, cada uno hablando sobre los duros y crueles suceso...