Capitulo VII

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15 de Junio:

- ¡MALDITOS, SUELTEN...! – le interrumpí sus maldiciones con un poco de cinta.

- ¿Qué hacemos con ellos, Alan? – me pregunto el soldado mientras observábamos a los cuatro individuos, sentados y amordazados. Dos soldados iraquíes, una señora, la cual le calculaba entre 40 y 50 años, y un niño de no más de 15 años.

- Hay que eliminarlos, no pueden quedar testigos.

- ¿Pero a todos?

- Pueden ser espías o informantes.

- ¿Y el niño también?

- No nos podemos confiar.

- Yo no lo hare.

- No te lo estoy pidiendo que lo hagas. Solo pásame el revólver.

- Yo no puedo ver. Me iré de acá.

- Está bien, solo me tomare unos segundos.

El silencio reino, después de los cuatro sonidos secos, que retumbaron la habitación.

27 de Junio:

- Ya te he pedido el avión para que regreses a tu hogar. No tendrás que quedarte tres meses acá. He tenido algunos problemas legales por traerte por la fuerza, así que me obligan a regresarte a tu casa.

- ... ¿¡Que?!

- Por fin podrás volver a ver a tu esposa, tomar una vida normal, y olvidarte de todo este tema de la guer...

- No quiero volver

- ¿Qué?

- Quiero quedarme acá, no me siento capaz de retomar una vida normal. Siento que pertenezco acá.

- Lo siento Alan, sé que eres un buen soldado, pero también me preocupas. Serás padre, piensa en eso. No deberías perder tu tiempo en asuntos como estos.

- No me importa. Para mí no es tiempo perdido. – respire profundo, antes de decirle lo que quería decir hace mucho. – Me encanta matar, señor, la sangre caliente corriendo por mis brazos, ver un soldado caer después de atinarle un tiro en la cabeza o pasarle un cuchillo por la yugular. ME ENCANTA, SEÑOR.

- El general, con una expresión de preocupación, la convirtió a una de miedo, como si acababa de ver un monstro – Estas fatal, no creo que regresarte a tu casa sea buena idea. Debería llevarte a un psicólogo.

- POR FAVOR SEÑOR DEJE QUEDARME. – suplique, de rodillas, con lágrimas en los ojos.

El Diario de un AsesinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora