Capitulo XI

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04 de Septiembre: décimo séptimo encargo. Este encargo, tal vez es el mas pagado de todos. Asesinar a un empresario, que al parecer es líder ejecutivo de una corporación de software, que tiene planeado lanzar un programa con el fin de robar información e invadir la privacidad de los inocentes clientes. Esta encargo lo hizo la empresa competencia de esta corporación y me ofrecieron una muy grande suma de dinero, en dólares. Lo suficiente para vivir toda mi vida tranquilamente.

Según la fuente, el sujeto nunca sale de su edificio, al parecer vive allí, por lo que tendré que infiltrarme. La seguridad es bastante alta, mucho personal de alta calidad y buena tecnología de vigilancia. Sera un trabajo bastante riesgoso, pero muy beneficioso. Es el todo por el todo.

16 de Septiembre: hoy es el día. Hoy se organiza una gran conferencia para, finalmente, lanzar el programa en dos días. Es ahora o nunca.

El edificio, con una altura que, calculo yo, como veinte pisos, muy protegido por la entrada principal, como me imaginaba. Los vidrios eran reforzados, pero no totalmente blindados, aunque si los rompiera no seria buena idea. La única opción viable es por el estacionamiento. Al parecer, un restaurante administra de refrigerios el edificio y entra por el garaje. Nunca revisan el camión.

Estoy en ese restaurante, en el estacionamiento donde se ubica el camión, solo con el conductor, a dos cuadras del edificio empresarial.

- ¿Qué desea señor?

- Deseo presentar una queja por su comida

- Ese tipo de atención se realiza en... – le clave el puñal, en el esternón, y la tape la boca con mi mano. Escondí el cuerpo del conductor en el mismo camión y me vestí con su uniforme. Nunca había conducido un camión, solo motos y carros automáticos, pero tampoco se me complico mucho.

Finalmente, llegue a la entrada del edificio.

- Vengo con los refrigerios.

- Usted no es el mismo de los refrigerios.

- Soy un nuevo. Solo vine cumpliendo órdenes.

- Está bien.

Genial, pensé. Entre y estacione delante de la puerta de la cocina. Retire una caja de refrigerios y me dirigí a esa puerta.

- Llévale la comida al señor Mik, está esperando en su oficina.

- Voy

Lo difícil era infiltrarme, ya está listo. Solo basta con envenenar su comida. Solo distribuí el polvo en toda la comida.

- Aquí tiene señor Mik – la entrada a la oficina estaba resguardada por un guardia con un gran subfusil

- Muchas gracias. Por favor llévelo a la sala de conferencias y déjelo en la mesa. La reunión empezara pronto.

- Con gusto.

La sala estaba repleta de gente, alrededor de treinta personas logre contar. ¿Todos estos comerán? Entre estas personas había gente de mucha fama, grandes empresarios reconocidos. Solo coloque la caja en la mesa, lo demás se encargarían ellos.

- Ya me retiro señor Mik.

- Claro, nos vemos.

"En el infierno"

El Diario de un AsesinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora