Capitulo IX

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21 de Julio: los conocidos de Doris resultaron ser unos asesinos, sicarios, mercenarios. Es increíble la demanda de esta gente que existe, buscaban más gente para hacer estas "encomiendas". Esto demuestra lo podrido y malvado que es este mundo. Lamentablemente, decidí aceptar este trabajo.

- ¿El pago?

- Depende del cliente, tu veras si decides aceptar o no. Solo nos tienes que dar una tercera parte de lo que te den. Nosotros te buscamos los clientes, tú eliges a cual trabajar. También puedes quedarte con todas las pertenencias que cargue la víctima.

- Está bien, ¿cuando empiezo?

- Te conseguiremos algo de ropa y un teléfono, cuando estés listo, empiezas.

Decidí, finalmente, ir por este camino, el camino del mal, el de un demonio, para obtener ingresos para subsistir, para mantener a mi futura familia. Ya estoy ansioso.

26 de Julio: mi primer encargo, era matar a un chico, de no más de 19 años, jovencito. Es líder de una pandilla, que droga a muchachas inocentes en discotecas para violarlas. Este encargo fue hecho por una de esas muchachas. Por venganza, por justicia.

28 de Julio: la música retumbaba y las parejas bailaban candentes en la pista. A lo lejos, en una mesa al otro extremo, estaba el chico ese, con lo que parecía ser su próxima presa, una linda rubia, con el pelo que le llegaba hasta la cintura, de cara perfilada y cuerpo esbelto. Hermosa.

"En algún momento, él debe ir al baño, allí lo esperas" fue lo que me dijo la cliente, como consejo. Yo estaba en una esquina oscura, donde tenia que doblarse para ir a los baños, esperando.

La chica volteo, parece ser que alguien la había llamado, en eso el sujeto le coloco una pastilla que se disolvió casi instantáneamente, cuando la muchacha volvió a tener contacto visual con el, la pastilla ya había desaparecido. Eso me alarmo.

El tipo le dijo algo y venia hacia mi posición, me imagino que le dijo que iria al baño pero por lo lejos que estaba no llego a oir. La muchacha ya tenia la copa en la mano, tenia que apurarme.

El tipo paso al lado mio y le pinche el veneno rápidamente, volteo rápidamente por el pinchazo y trato de localizarme, pero me había perdido entre la multitud, entre la muchedumbre que bailaban sin parar en la pista. Cuando vuelvo a ver a la chica, la copa ya estaba vacia.

- ¿Puedo? – le pregunte a la muchacha mientras le señalaba el asiento frente a ella, donde estaba el sujeto antes.

- Estoy esperando alguien... - me dijo, con la mano en la cabeza y una expresión de dolor, debe ser un síntoma de la droga.

- ¿Te sientes bien?

- ... Me duele un poco la cabeza.

- Si quieres te llamo un taxi para que te lleve a casa, o al hospital, en caso de que te sientas muy mal.

- ... Claro...

- Resiste.

La muchacha se levanto a la vez que yo, caminaba apoyada en mi, pareciera que se desplomaría en cualquier momento.

- Llevala a casa, sin desvíos. Ella te dará la dirección.

- Bien

- Oye, cuídate, cuando duermas se te pasara el dolor. – le dije a la chica

- Gracias... - respondio sin cambiar su expresión.

Regrese a la discoteca a beberme unos cuantos tragos y bailar un rato. Cuando fui al baño, estaba el tipo, apoyado en el lavamanos, viendo fijamente su cara en el espejo, palido, con los ojos rojos. El muchacho me vio y cayo, el efecto del veneno ya había surgido. Saque una que otra prenda de oro y plata que llevaba y algunos billetes.

Salí de la discoteca como una nueva persona, alguien mas vivo, un nuevo yo.

El Diario de un AsesinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora