SAGA LUX II | El amor de Neo

Capítulo 11

Neo

Alejandra mira sin disimulo a Maya mientras salgo del salón. Enarca las cejas mientras me da una sonrisa sugerente.

—Veo que no pierden el tiempo por aquí —dice en cuanto llego a su lado.

Niego con la cabeza y me mira con intriga.

—No es eso, parece que es una conocida de Timaeus.

Frunce el ceño y se detiene en medio del pasillo.

—¿De verdad?

—No lo sé, no creo que mienta porque, bueno, no tiene sentido es de mi hermano de quien hablamos, pero tampoco le veo la relación. Dijo que se conocieron hace unos meses.

Ella lleva la mano a su barbilla y se queda pensativa. La gente a nuestro alrededor comienza a lanzarnos miradas. En este momento recuerdo que no saqué mi gorra ni los lentes de la mochila, pero desisto de hacerlo.

—Recuerdas que hace unos meses me contaste que Timaeus estaba comportándose extraño. ¿Crees que tenga algo que ver?

Ahora que Alejandra lo menciona es verdad. Hace unos meses atrás Timaeus comenzó a salir solo y aceptar trabajos sin Thanos. Asiento.

»Es posible que sea alguien que conoció durante ese tiempo.

Fue un mes apenas, lo recuerdo claramente porque Thanos estuvo insoportable ese tiempo, pero quedó de lado cuando Four Points llegó y luego hubo el atentado en el hospital donde trabajaba Phoebe.

—Si supongo que es posible. Además, parece que estudiaba en la misma escuela de música de donde nos graduamos, es posible que sea alguna conocida de uno de los amigos de los gemelos.

Alejandra asiente pensativa, al final se encoje de hombros y comienza a caminar hacia la salida.

—No puedo creer que te tocó a Davis en tu primer día.

Ruedo los ojos al recordarlo. Tenía una actitud de mierda, pero debía admitir que era muy buen profesor. Solo necesité de una de sus clases para poder darme cuenta de eso, su forma de explicar y plantear las situaciones era de lejos, de las mejores clases que he tomado.

—Si, bueno, tendría que conocerlo tarde o temprano.

—Si. —Asiente tomando un pedazo de pizza—. Davis es muy conocido en la universidad, es gracias a él que la escuela de música se hizo tan famosa y tan elitista. Pero odia a los famosos.

—Si, lo pude notar, pero entré por mis propios méritos a la carrera así que no puede decir que entré por ser famoso.

—Si, aunque no creo que te vaya a dejar fácil.

Me encojo de hombros porque no puedo hacer nada al respecto. Paseo la mirada por el lugar, Alejandra tenía razón el lugar es muy tranquilo, hay algunos estudiantes de la universidad, pero todos están concentrados en sus cosas.

Es un restaurante bastante grande donde sirven comida muy variada, por suerte, aunque la pizza esta de muerte. Tiene una decoración rústica y hay música instrumental de fondo.

—Este lugar es fantástico.

Alejandra ríe con suavidad y asiente.

—Si, es algo así como un santuario para los nerds, el dueño Fred nos deja estudiar aquí, la música siempre es relajante y nunca está abarrotado de estudiantes. La mayoría prefiere los lugares más de moda.

Asiento tomando un pedazo de pizza.