Capítulo 27

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Sarah

Aún siento vergüenza cuando pienso en el beso en el estacionamiento, mi cuerpo se calienta y comienzo a tener imágenes no aptas para niños en mi cabeza.

Me dejo caer en mi cama aún creo que todo esto es irreal y parte de un sueño. Desde que encontré a Neo pelando patatas en mi mesa, luego compartimos un almuerzo lleno de bromas y risas, hasta ahora que se ha marchado es como si el mundo se pusiera en blanco y negro desde que salió por la puerta. Tengo un vacío implantado en el pecho que me recuerda que no está y me aterra pensar en lo que esto significa.

Quiero saber de él, más de él. De cómo es, como piensa, las cosas que le inspiran y también las que le molestan. Lo quería todo y ese nivel de posesión me hacia sentir incómoda. Porque no todo era color de rosa. No podía simplemente profundizar lo que sea que pasara entre los dos. Odio la idea de tener a la prensa rosa encima de mí e intentando averiguar hasta el último detalle de mi vida. Mi privacidad es algo que no estaba en negociación.

Me había esforzado mucho todos estos años para mantener una conducta intachable para que no se vieran tentados a buscar más sobre mí. Sabía que mucha de mi información se encontraba protegida y sería difícil de encontrar, pero también sabía muy bien que, si la prensa se interesaba en mí, no existía ninguna garantía de que eso se mantendría en las sombras.

Simplemente no podía, había detalles en mi vida que no estaba dispuesta a compartir con nadie.


***


Papá me mira de reojo e intuyo que quiere decirme algo, pero no se anima.

Vamos en el auto hacia el médico, primero tengo un chequeo preoperatorio y luego de eso tengo una entrevista en un medio deportivo para anunciar mi retiro temporal del patinaje artístico. Papá había intentado por todos los medios posibles evitar una entrevista. Ya me había escapado de una antes de la competencia, ahora con la pierna lastimada no creo que sería la mejor idea.

Tecleo un mensaje rápido a Neo. No hemos podido vernos en la última semana, pero de alguna forma aquello que se formó entre nosotros antes no ha dejado de crecer. Hablamos a diario, por mensajes cuando está en alguna grabación o agenda y por video llamada por las noches mientras hace sus trabajos para la universidad. Debo admitir que verlo así me llena de orgullo. Trata de mantenerme con el ánimo alto cuando los nervios por la operación me traicionan, no sé cómo es que lo sabe, pero es increíblemente dulce en esos momentos.

Su respuesta no tarda en llegar, llenándome de alegría.

Neo:

Verás como todo va de maravilla. También tenemos entrevista en TVN, avísame a qué hora estarás ahí y le pediré a Marco que me acompañe a verte un momento al menos.

Sonrío contenta con la posibilidad de verlo.

—Ese de ahí es Neo ¿no es así?

Levanto mi vista a mi padre que sigue viendo hacia la calle.

—¿Por qué?

Él ríe y llegamos a un semáforo en rojo que le permite volver a verme por un momento.

—Si te vieras la cara que pones cada que es él, no me lo preguntarías. Aunque lo intentaras no podrías disimularlo.

Bajo el espejo del para sol del auto y si tengo una estúpida sonrisa en el rostro y los ojos brillosos.

—Supongo que es inevitable.




SAGA LUX II | El amor de NeoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora