Todos los personajes pertenecen a la obra de Sailor Moon e Naoko Takeuchi.
Esta historia la escribí hace años, todo lo escrito es producto de mi imaginación.
Contiene lemon fuerte.
<<¿ Dónde habré puesto el azúcar, hoy? >>, pregunte a mi misma. No podía recordar donde lo puse. Suena mi teléfono y pongo el manos libre al ver que era Rei.
- Hola. ¿Qué sucedió Rei?.
- Lamento molestar, pero se cancelo la fiesta por culpa de la bruja.
- ¡ Qué !- Grite decepcionada.
- Si la Bruja se lo contó a papá y canceló la fiesta.
Suspiro.
- Bueno, al menos no fue tu culpa. Seguro que que tu primo la tiene en abstinencia sexual.
- Ni que lo digas. Bueno me acompañas a la casa de repostería.
- Vamos- contesta alegre Serena.- Serena podes dejar de perseguir a esa chimpancé de chocolate.
- Pero me hizo un gesto obsceno. Ese cosa peluda. Ay.
Me quejo de dolor por la piedra que me tiro el chimpancé en el tobillo.
- Deja lo en paz,- entre risas- a esa bola de pelos de chocolate amargo. Ay.- a Rei le brilla los ojos de furia, por lo que el chimpancés le tiro una piedra que le golpeo en el brazo.- sabes eres un chimpancé que se convertirá en Chocolatín.
Le grito furiosa, sale detrás del chimpancé por el camino de adobe de caramelo. Trato de intentar llegar a ella, pero la pierdo de vista. Decido por agarrar el camino de las gomitas de colores con corazones, en vez de los osezno de confites.
Al llegar cerca del río de miel, veo a lo lejos una estatua del zángano humano macho. Era alto de color dorado todo el cuerpo, excepto las musculosas piernas que eran amarillo canario y rayas negras.
Su figura era imponente. En sus anchos hombros tenia BUKILO de oro.
Me giro para el otro camino cuando siento que me estoy hundiendo. Trato de agarrar la liana del sauce de merengue, aferrada a ella siento que envuelve mis manos fuertemente levo por los aires.
La estatua me eleva varios metros por el piso de merengues de colores. Caigo suavemente sobre una roca de algodón de azúcar. Tira un lado su capa de terciopelo morada cerca de mi. Observó volar al zángano, haciendo varias veces la figura del ocho acostado cayendo un brillante polvo. El viento lo trae hacia en donde estoy, era un aroma dulce, como la vainilla. Unas mariposas sobre volaron en la boca de mi estómago.
El zángano cayó sobre mi, con sus rodillas aprisionaron mis piernas. Entierra una mano en mis cabellos, con su lengua bordea mi labios. Con la otra mano acaricia un pezón que se endurece. Un gemido de placer que sale de mi. Pasa su lengua por mis clavícula hasta mi cuello llenando todo el camino de un hilo dulce. Trago saliva. Al soltar otro gemido, este detuvo unos segundos o quizás más.
Al llegar entre mis rizos dorado le acarició la perla haciendo círculos con su lengua, me llego una eléctrica corriente por todo el cuerpo. Este de repente abriéndole las piernas con las manos para deslizar un dedo dentro de su sexo húmedo. Me arquee para sentir mejor este placer. Gran equivocación, me ensartó de un golpe su miembro duro hasta el fondo, su violenta embestida le hizo saltar lágrimas de mis ojos azules celeste.
- Ay... - chilló Serena.
Tras lo cual moviendo sus caderas, inicio un galope desenfrenado.
- Ay... ah...- Serena se queja de de dolor y placer.
El único sonido en aquel lugar eran sus gritos y los gemidos del zángano con cada incursión machacando su sexo con su falo. Durante largos minutos, su cuerpo fue presa de su lujuria hasta que contra toda lógica, conseguí relajar, abrace con mis piernas y comenzar a disfrutar del momento.
Los ojos azules del Zangano tenía un brillo de lujurioso, con un gruñido pasa a adueñarse de mis pezones con sus blanquecinos dientes y totalmente fuera de si, le clavo mis uñas en su espalda.
El brutal ritmo que adopto hizo que me martillara sin piedad hasta que rugió anunciando su explosión.
Serena noto el calor en su interior, aquel Zángano había vaciado sus testículos en lo mas profundo de su ser, se desploma sobre ella.
-No puede ser, me destrozaste- chilló dominada por las intensas sensaciones que recorrían su cuerpo, con lágrimas recorriendo sus mejillas, antes de quedarse tranquila.
- No, lo haré ahora.- respondió como una promesa.
El Zángano se puso de nuevo entre mis piernas. Entonces me las agarró y me las dobló hacia arriba, tanto que sentí que las rodillas me llegaban a la orejas. Una vez así doblada su falo se fue abriendo camino en mi vagina poco a poco, podía sentir como lo metía más, que me deformaba por dentro, hasta que me llegó al fondo, como ningún otro lo hizo. Y su pelvis chocó contra la mía.
-Ah... - gemí contra la boca de este, que mientras tanto además de besarme me acariciaba las tetas.
Y entonces empezó a moverse desenfrenado. Su cadera subía y bajaba sacándome el falo para volver a meterlo inmediatamente.
- Ah... si... - gritaba con todas mis fuerzas mientas el orgasmo me hacía ponerme rígida y después temblar con espasmos en las piernas.
Entonces explotó El Zangano, llenándome de su semilla. Lo abracé y crucé mis piernas por su cadera, mientras su falo se clava reitera veces dentro de mi derramando su semilla en el fondo de mi cuerpo.
Apenas terminó, se levantó y se apartó de mi.
Me dejo tirada, a dolorida y llena, es la primera vez que me perforan tan hondo que creí morir. Menos mal que esto es un sueño.
Mientras observa como se va el Zangano, le hacia recordar a alguien, pero no sé.
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El Matasfan
FanfictionSerena Tsukino una simple empleada, por las noches tiene pesadillas con el Matasfan, y encima el amor de su vida se casa con otra.