Capitulo 14

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Todos los personajes pertenecen a la obra de Sailor Moon e Naoko Takeuchi..

Esta historia la escribí hace años, todo lo escrito es producto de mi imaginación.

Contiene lemon fuerte.

Ella abre los ojos como platos, ante lo dicho del pelinegro, sin saber de lo que él le estaba reprochando, sale a buscarlo para exigir una explicación.
- Darien, ¿se puede saber de qué me estás hablando?, - dijo con hilo de voz una vez recuperada - ¿ qué tiene que ver con que yo estoy embarazada ?, ¿de ti? - dijo con estupor -, y no sabia que tu pudieras ser el padre.
- Sí, soy el padre. Y ahora mismo nos vamos a casar.
- ¿ Nosotros casarnos ?, ¿ estás loco?. No somos compatibles ni ahí.
- Si lo somos - se acerca a ella y con su dedo índice levanta su mentón para besarle. Primero suave, para luego aumentar la intensidad del beso.
Rodea mi cintura con un brazo, sintiendo en mi estomago algo duro. Serena no lo podría creer lo que estaba ocurriendo en ese momento, una mano de él, se la puso en unas de sus tetas apretándola. Yo trate quitarme lo de encima, pero lo único que logre fue unirse más él.
- Serena deja te llevar.
- No - decía entre sollozos y lágrimas.
- Serena, comprende, te quiero. Y vas a ser mía, porque el destino ya nos unió.
Seguía manoseado las tetas, entonces me abrió la bata y me quito el sujetador muy violentamente.
- Serena, eres hermosa - dijo al verla, las agarro de nuevo y se centro en mis pezones que ya estaban bastante duro.
Serena seguía sin poder creer lo que sucede, su cuerpo no le responde, solo podía disfrutar del momento que estaba con él. Darien entonces bajo la cabeza y me empezó a chupar una de las tetas mientras acaricia la otra, de vez en cuando le daba un pequeño mordisco a mi pezón o pellizcaba el otro en esos momentos yo no podía evitar soltar algún gemido. A pesar de la situación no podía evitar calentarme poco a poco, me gustaba lo que Darien hacia con conmigo, hasta creo que él lo noto porque de repente paro se incorporo y puso una de sus manos en mi coño por encima de mi tanga blanca, mirándome a los ojos me dijo.
- Lo sientes, Serena. ¿ Estás húmeda por mi?.
Entonces me saco la bata dejándome solo con el tanga y volvió a poner la mano en mi coño por encima del tanga notando por completo lo mojada que estaba por lo que sonrió. Me manoseo él bastante, mientras con la otra mano manosea las tetas. Estaba excitada en ese punto y no podía evitar gemir cosa que hacía que Darien disfrutara más. Entonces metió la mano dentro de mi tanga masturbando directamente el coño, me pellizcaba la vulva asiendo que un gran gemido saliera de mi boca.
- Serena. ¿ Te gusta ?.
- Mmm...
Me pellizcó bien fuerte tanto mi vulva como uno de mis pezones haciendo que diera un gran grito.
- Ah..., si...
- Prepara te...
Darien entonces me metió 2 dedos que debido a la humedad entraron con facilidad y me empezó a masturbarme rápido y fuerte haciendo que tras varios segundos no pudiera evitar tener un gran orgasmo que hizo que soltara un gran cantidad de fluidos. En eso me alza en sus brazos, y me lleva de nuevo a la Suite, depositando suavemente en la cama.
- Ahora, serás mía de nuevo.-Dijo con una gran sonrisa.
Mientras se desnudaba frente mío. Pude volver a ver su monstruoso miembro, un escalofrío recorrió por mi cuerpo.
Me quito el tanga de un tirón. Darien se acomodó me abrió las piernas puso su monstruo en mi interior.
Me empezó a penetrar con un ritmo algo lento que me hacía disfrutar no podía evitar gemir. Poco a poco fue acelerando el ritmo haciéndome disfrutar más con cada embestida. Tras un rato me llego un gran orgasmo superior al anterior y a cualquiera que halla tenido antes.
- Eres mía. - me susurro al oído.
 Mientras me seguía penetrando.  Disfrutaba lo que Darien me  estaba dando tanto placer, tras un rato dentro llenando mi interior de su caliente y espeso semen parecía que no paraba de salir, los dos gritamos al unísono al acabar, luego me besa en la boca fuertemente, para luego suavizar. Sale dentro mío, para acostarse a lado de mi.
Me doy cuenta del error que cometí, me trato de parar, pero mis piernas son de gelatina y no me responden.
- ¿ Donde crees que vas?- agarrando de mi brazo.
- Lejos de ti. No quiero volver a verte.
- No -  le dijo con ira.
- Sí, me voy -  con lágrimas en los ojos, con dolor en el pecho, de tener que separarse del amor de su vida.
- No, tu vida esta a mi lado.
De repente lo tenia adelante mío.
- Lo siento, pero no - sacudió su cabeza, negando -, tu ya tienes a alguien. Y no soy yo.
- Si, crees que te voy a dejar a ir estás muy equivocada. Eres mía y de nadie más.
- No lo soy. Sabes, yo ahora soy libre - limpiando se las lágrimas con el dorso de su mano.
- ¿ Y ?, ¿ eso no me impide que nos casamos - con voz ronca.
- No, -  y le dio la razón. - tu ya estás comprometido con Beryl.
- Eso tiene solución - le contesto sonriente.
- Puede ser - se encogió de hombros -, pero, yo no seré su discordia entre ustedes dos. Me voy.
Serena tenia la mano en la manija de la puerta. Cuando Darien la acorrala entre la puerta y sus brazos. Acerca sus labios cerca de sus labios, llegando a sus fosas nasales el olor a menta de su aliento.
- Sí, lo admito. Te amo.
Serena abre los ojos como platos, ante lo dicho del pelinegro.
- No- negó con la cabeza.
- Te amo.
La besa en sus labios con pasión, a pesar de negativa. Pero ella era débil, se dejo ganar.
Cuando se queda sin aliento los dos.
Este se arrodilla frente a ella.
- Serena Tsukino. ¿ Aceptas ser mi esposa.
Le ofrece relicario, ante una pétrea y pálida Serena.
- Sí, acepto.
- Te ofrezco esto, mi amor. Luego comprare una alianzas. Pero por favor mientras lo tengas cuida lo como si de tu vida se tratara esto es mi más preciado tesoro.
Al día siguiente se casaron, con su vestido de novia. Sus testigo por supuesto que su mejor amiga Rei y Malachite el amigo de Darien. Y por supuesto que en las Vegas. Y la luna de miel fue ahí.
Una noche mientras Darien dormía, Ella se aventuro, y trató de abrir el relicario. Y lo logró. Se sorprendió al ver lo que había adentro. Una foto de ella cuando tenía quince años y un viejo envoltorio de caramelos.

- Gracias - le sonríe, luego de limpiarse las lágrimas con el torso de su mano. Le da un beso en la mejilla.
- De nada - le contesta un sonrojado pelinegro.
- Toma - le ofrece un caramelo sonriendo. Él lo agarra. La blonda niña de dos colitas sale corriendo feliz con sus caramelos a jugar de nuevo con sus amigas. Ante la mirada del niño.

Gracias por leer y llegar hasta acá. Espero que les halla gustado la historia. Saludos y besos.

Beatriz Balbina De La Iglesia.

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