Epílogo

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Todos los personajes pertenece a la obra de Sailor Moon y Naoko Takeuchi.

Contiene lemon.

- Viste lo guapo que es Helios De Erusion - dijo susurrando Renie al oído a su amiga.
- Sí, pero yo prefiero al otro - con su mirada posa en el de a lado.
Justo en ese momento los observados, las miran saludandolas con una sonrisa y las manos en el aire.
Poniéndose coloradas ambas, hasta que ven que Helios era besado por Karmesite Y Peruru por Berterite.
Estas se alejaron de ahí echando humo por las orejas.
Unos minutos después.
- Te Juro Hotaru hoy Helios será mío.
- De enserio, y ¿cómo lo harás?.
- Eso es un secreto, - puso su dedo índice paralelo sobre sus labios -, pero será mio, no de esa zorra de Karmesite la más diva.
Suelta una risa macabra ante lo que pensaba hacer esa noche.

- Bueno mamá, me voy a lo de Hotaru. Nos vemos el Sábado.
- Nos vemos cariño. Aunque tengo un presentimiento de que vas hacer una locura.
- Mamá - poniendose colorada, la beso en la mejilla.
- Adiós cariño - la abraza fuerte.
Salgo de la casa rápido, antes de que me estropee mi plan y me arrepienta, porque las madres siempre son tan intuitivas a la hora de nuestras pechorias y maldades. Rio para adentro. Lo único que voy hacer es lo mismo que hizo papá con ella, esta bien que mamá lo castigo con un año sin sexo, pero papá la acusó de que lo violó borracho, por ende lo sentenció a ocho meses sin relaciones sexuales, dice la tía Rei que papá se enloqueció, que parecía un zombie caminando y rogando que la dejará comer. Pero en mi, va terminar bien, luego de un tiempo el se enamora de mi y seremos pareja Helios y yo.
Estoy tan enamorada de él, desde el primer año de la secundaria. Estaba parado en una pared charlando con Peruru, Pouplin y él.
Estaba tan guapo con su playera del grupo Toxic y un Jean negro con agujeros. Sus ondulados cabellos eran brillante como un diamante. Y su sonrisa eclipsa hasta el sol.

- Sí, cariño, nos vemos el sábado por la noche. No pienso faltar a tu fiesta. Te quiero Karmesite.
Corto la llamada, caí rendido en la cama, no daba más. " Hoy se pasó el entrenador de basquet de la universidad".
De repente me empiezo sentir pesadez en mis ojos hasta llegar la oscuridad.

A mis oídos llegaba unas voces tanto masculina y femenina con alguna que otra risa, que continua a la vez que alguien abría la puerta de la blanca habitación, mi espalda se tensó apoyada sobre el cabezal de una cama donde estaba tumbado desnudo. Trato de salir pero no puedo estoy como con una parálisis, mi cuerpo no responde a mi. Observó la puerta que no terminaba de abrirse por completo.
- Es hora de ser feliz - dijo alguien entre risas.
- Con las ganas que le tienes lo va a dejar seco en cuestión de minutos.
Una carcajadas sonoras y macabra resuena en la habitación.
Se abrió la puerta.
Era una mujer de mediana altura, con dos coletas rosas igual que sus ojos. Estaba vestida con vestido de marinera rosa y blanco, con botas de tacón aguja rosa. Su cuerpo era con mucho busto, cintura avispa y tenia cola, era lo opuesto de lo que me gusta a mi, las prefiero flacas tirando a modelo. Tenia pintado los labios de rojo carmesí y sus ojos con antifaz rosa bebé.
Se quedó parada bajo el dintel, Tenia en mirada un brillo especial, paso a una sospechosa sonrisa que adornaba su rostro malévolo, mientras estiraba una de las comisuras de los labios. Me sentí como un conejo a la que miraba una fiera leona antes de devorarla.
- Hola Helios. Hace una noche muy bonita - dijo ella con voz dulce, de algún lugar me sonaba, se que conozco esa voz.
Temblando ante su presencia que se acerca hacia mi.
- Tú eres linda.
Sonríe, en eso se desnuda como su madre lo trajo al mundo.
Sin perder un solo minuto se montó sobre mí, estiró su cuerpo juntando nuestros labios y me estampó un beso ansioso, caliente, húmedo, mientras su lengua buscaba la mía que la encontró de inmediato. Nos devorábamos los dos, el conejo y la leona. Algo hizo que rodee su cuello con mis brazos y jadeando me perdí entre sus besos, sus caricias por mi cuerpo. Ella deslizaba sus labios sobre mis pechos mordisqueando mis tetillas. Sus labios y su lengua continuaron bajando por mi vientre. Cuando su lengua alcanzó su miembro erecto y se lo introdujo en su boca, arrancando mis gemidos y suspiros de mi garganta un alarido. Luego esta se de tiene para colocar su entrepierna en mi cabeza. Cada vez que estrujaba mi cabeza contra su húmeda vagina por la que fluían ríos de sus intimos jugos. Apretaba con sus muslos mi cabeza y sus caderas empujaban sus abiertos pliegues hacia mi boca; siento la necesidad de alcanzar con la punta de la lengua las paredes vaginales y unas mariposas revolotearon en mi vientre y cuando llegó a su botón, el clítoris y juego, lo muerdo, esta suelta unos gemidos.
- ¿ Cómo estás, cariño ?.- preguntó con sus labios en mi oreja.
- En la glo... ria. - respondí aún jadeando.
Acaricia su duro pene con sus suaves manos.
No sé cómo pero termine arrodillado entre sus muslos, abrió sus pliegues con los dedos de una mano.
Deslice mi miembro en la entrada de su vagina, mientras se hacía paso más y más. Sólo entraba la cabeza, estaba muy cerrado. así que desistí de seguir metiendo. Harto de la resistencia empujé con todas mis fuerzas.
- ay...
Me quedé allí dentro un par de segundos más. Para salir.
- Lo siento.
- Entra de nuevo- me ordeno.
Me deslizó con mi miembro entre sus húmedos labios vaginales entrando y saliendo pausadamente para no volver a dañar.
Sus manos agarraron mi cintura clavando los dedos en mi piel.
- Helios, por favor, métela toda, hazme daño. ¡ Destrózame ! - musito en su oído agarrada a su cuello.
De un violento empellón meto mi tronco hasta lo más profundo. Sus alaridos resonaban entre las paredes de la habitación. Me sentía llena de carne dura que mis paredes vaginales intentaban ablandar, hacerla más jugosa mezclándola con mis jugos y las caricias de mi húmeda cueva. Nuestros cuerpos se retorcían abrazados y una inmensa ola de calor. De repente ella comenzo a morder mi cuello y los hombros.
Provocando que la penetrará con más violencia, con un mete saca sin piedad, mis orgasmos se sucedían uno tras otro y le derramó tres o cuatro veces su cremoso semen en la profundidad de su útero.
Tras casi varios horas de pelea entre sus muslos, yacimos sobre las sábanas maltrechos y satisfechos. Al rato dice una frase que se me graba en mi memoria.
- Eres mío Helios De Erusion.

Gracias por leer y llegar hasta acá.
Espero que les halla gustado la historia.
Besos y saludos para :
MarianaRamirezParede, ángelescolmenarenares_20, mili010469, LauraMiranda664, CarinaDeAbreg, amy382, mjpmmjpm09, AleliVargas01, Alessmy, yulies28, 3mmac4ro1n4, Lauramiranda2006, Almaestopier y Heidy1997.

Beatriz Balbina De La Iglesia.

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