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Al despertarse Lucy se encontró la otra parte de la cama vacía, Noah debía haber despertado ya. Él tenía que ir a trabajar porque tan sólo Lucy había conseguido este año vacaciones. Con el mundial de Quidditch los aurores tenían mucho trabajo que hacer, por ello Noah no había podido conseguir unos días como Lucy para poder irse con ella y Harry de viaje.
Todos los veranos, desde que había cumplido 17 años se había ido una semana o unos días con Harry de viaje, primeramente a sitios muggles, porque sus tíos maternos le ocultaban la verdad y Lucy no se podía inmiscuir en lo que los tutores de su sobrino hacían. Nunca se perdonaría que Daniel no lo hubiese acogido en su casa y que el pequeño Harry hubiera tenido que vivir con sus tíos muggles, y que siguiera por culpa de no poder refutar la custodia.
Había pasado con Harry todos sus cumpleaños desde el octavo cumpleaños de Harry, a excepción de su undécimo cumpleaños puesto que el jefe de aurores la había obligado a trabajar aquel día, llevándolo a diferentes sitios como regalo de cumpleaños cosa que le encantaba a Harry, le encantaba alejarse de la realidad.
Salió de la habitación para desayunar, tenía que ir a buscar a Harry para sus vacaciones conjuntas, aunque este año iba a ser algo diferentes y un poco extrañas para Lucy. Este año había decidido darle una sorpresa a Harry, le iba a llevar a los mundiales pero le iba a llevar con sus amigos. Ahí las cosas se ponían raras. El mejor amigo de Harry era Ron Weasley, el hermano pequeño de Bill Weasley, quién había sido su mejor amigo, su primer amor y ahora su exnovio.
Hacía cuatro años que no veía a Bill, él la había dejado tras recibir una oferta de trabajo en Egipto, Lucy estaba muy enamorada y le dijo que iría con él, pero Bill se lo impidió. La ruptura fue muy dolorosa para Lucy, pues habían estado juntos desde su cuarto año en Hogwarts, incluso vivían juntos.
Unos meses después conocería a Noah, un mago americano que había venido a trabajar como auror en Reino Unido, con él conectaría al instante y cuatro años después se encontraba viviendo con él y prometida.
— Buenos días, Lu –dijo Noah al verla entrar en la cocina.
— Pensé que ya te habrías ido –dijo ella acercandose a él para abrazarlo.
— No podía irme sin despedirme de ti –la miro enamorado con una sonrisa para luego besarla en los labios–. Dale recuerdos a Harry y pasalo bien.
— ¿De verdad que te parece bien? —le pregunto la pelirroja. Lucy le había estado repitiendole a Noah la misma pregunta durante toda la semana. Quería asegurarse que no le molestará que se fuera a quedar a dormir en la casa de los Weasley.
— ¿Otra vez, Lu? –pregunto mirandola con su típica sonrisa en el rostro. Lucy asintió con la cabeza con los labios apretados–. Mira tu mano –dijo él, haciendo que la pelirroja mirase sus manos en las que destacaban el anillo de compromiso–. Que tengas ese anillo en uno de tus dedos me permite estar seguro de lo que sientes por mí.
Lucy sonrió para luego besarlo en los labios, él separo sus labios pero ambos quedaron con sus frentes unidos.
— Aunque sí que me pone un poco celoso que vayas a dormir a la casa de tu ex, pero confío en ti.
— Si quieres puedo dormir aquí e ir por la mañana allí.
— No, no. No tengo ninguna duda para no confiar en ti. –dijo Noah separandose y dandole un beso en la frente–. Nos vemos pronto, te quiero.
— Yo también te quiero –dijo Lucy sonriendo mientras veía como Noah se despedía moviendo su mano y con su típica sonrisa en el rostro. Le echaría de menos por esta semana.
Lucy se hizo el desayuno, café y unas tostadas, quería darse prisa para ver lo antes posible a Harry. Su maleta llevaba preparada ya unos días, era una mujer muy previsiva y solía hacerlo todo antes. No podía olvidarse de llamar a su hermano antes de marchar, así que mientras las tostadas se estaban haciendo cogió el teléfono para llamarlo.
-— ¿Diga? –la voz de su sobrina Ashley sonó tras los pitidos–. ¿Quien es?
— Hola Ashley, soy Lucy ¿me puedes pasar a tu padre? –pregunto la pelirroja.
— ¡Pápa! –Lucy oyó como la joven gritaba a su padre para que tomara el telefono–. Se pone ahora, tía Lucy.
— ¿Es la tía Lucy? –ahora oía por detrás la voz de la más pequeña de las Potter, Rebecca–. ¡Quiero hablar con tía Lucy, papá!
— Después lo harás Rebecca, espera un poco –Lucy sintió la voz de Daniel más cerca así que supuso que ya habría cogido el teléfono–. Buenos días hermanita, ¿te vas hoy?
— Sí, le mande a Harry una lechuza para recogerlo sobre las 12. Le llevaré a comer por allí y luego nos iremos a la Madriguera –le explicó.– ¿Vosotros cuando venís?
— Volvemos de Mónaco pasado mañana, estaremos en Francia unos días y el 27 iremos para allí, ¿te parece? –le pregunto su hermano.
— Claro que sí, sabes que me encanta teneros aquí. ¿Ya habéis ido a comprar las cosas?
— Aún no, aunque Rebecca se sube por las paredes, esta muy emocionada, quiere hablar contigo.
— Lo he oído antes, una de tus hijas habla demasiado suave. –dijo refiriendose a Ashley–. Pero la otra pega muchas voces.
— Bueno, se va a poner Rebecca.
— Hola tía Lucy –a Lucy no le dio tiempo a reaccionar, para cuando se dio cuenta su sobrina pequeña ya estaba gritando al otro lado del teléfono–. Las lechuzas llegaron bien a Monaco, ya tengo mi carta de Hogwarts, la de Beauxbattons y también de Ilvermorny. –como sus sobrinas vivían en Francia habían recibido la carta de Beauxbattons, pero como Daniel era inglés y Kathleen americana también recibieron las otras dos.
— ¿Ah sí? ¿Y cuál de las dos vas a escoger? –realmente a Lucy no le hacía falta la respuesta pues la sabía muy bien.
— ¡Es obvio que Hogwarts! –gritó la niña emocionada–. Espero quedar como vosotros en Gryffindor, así podré ver todos los días a Harry.
— Se alegrará mucho de tenerte allí. –sonrío al telefonillo, Harry tendría a una de sus primas con él en el próximo curso escolar, ya que Ashley estaba en Beauxbattons–. Nos vemos en unos días ¿no?
— ¡Sí! Por favor tía Lucy, le puedes decir a Harry lo mucho que le queremos y que espero pasar mucho tiempo con él este año.
— Se lo diré.
Después de la conversación con su hermano y sus sobrinas, Lucy decidió que ya era la hora de irse, metió su maleta en el bolso agrandado que tenía y se apareció en el patio interior de los Dursley.
Tenemos por fin el primer capítulo, espero que os guste mucho