Capítulo X

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Cuando Lucy despertó a la mañana siguiente, nunca se había sentido más descansada, no había tenido ninguna pesadilla, a su lado en la cama Noah ya no estaba, él tenía que trabajar este día pero ella tenía el día libre para acompañar a sus sobrinos

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Cuando Lucy despertó a la mañana siguiente, nunca se había sentido más descansada, no había tenido ninguna pesadilla, a su lado en la cama Noah ya no estaba, él tenía que trabajar este día pero ella tenía el día libre para acompañar a sus sobrinos. Kathleen y Daniel se habían ido por la noche para dejar a Ashley en Beauxbattons, mientras que Lucy llevaría a Rebecca y en King Cross se encontrarían con Harry que aún seguía con los Weasley. 

El día era muy lluvioso, Lucy se vistió rápidamente con unos vaqueros y una sudadera para ir a despertar a su sobrina, mientras esta se vestía empezó a preparar el desayuno para ir cuanto antes a la estación, puesto que Rebecca estaba muy nerviosa al ser el primer día de su primer curso de Hogwarts. 

— No estes nerviosa, Rebecca –dijo mientras se sentaban a desayunar–. Vas a aprender muchísimo y estarás con Harry, seguro que te seleccionan para Gryffindor, 

— Tengo muchas ganas, tía Lucy, además con lo del torneo de Tres Magos te voy a ver más y también a Ashley, es el mejor año para empezar en Hogwarts. 

— Sí, pero recuerda lo que te dije sobre el torneo... 

— No decir nada hasta que el profesor Dumbledore lo explique sí –dijo la pequeña riéndose–. No te preocupes tía Lucy, guardaré tu secreto. 

Desayunaron las tostadas, el té y la fruta que había preparado Lucy mientras siguieron hablando de cosas, lo bueno para Rebecca es que tendría a Lucy cada poco por ahí, por el Torneo que iba a suceder en Hogwarts. 

Al acabar el desayuno, cogieron las cosas y bajaron del piso. Lucy vivía en uno de los pisos del Callejón Diagon, le gustaba porque estaba cerca de la magia pero también del mundo muggle, al salir de este por el Caldero Chorreante cogieron un taxi para ir a la estación, Lucy había disminuido el tamaño del baúl de Rebecca y lo llevaba en el bolsillo de su pantalón para poder ir mucho más cómodas. Se mojaron un poco en el camino desde donde las dejo el taxi hasta la estación pero todo iba a bien, cogieron un carrito para cuando estuvisen dentro del andén nueve y tres cuartos colocar el baúl para que lo pudiesen llevar bien. Rebecca cogió el carrito y Lucy se colocó detrás de ella, con un poco de carrerilla, caminar recto a través de la barrera, disimuladamente, hasta atravesarla encontrando el cartel del andén que llevaría a Rebecca a Hogwarts. 

Rebecca gritó emocionada al ver por fin el expreso de Hogwarts, mientras Lucy le llego la nostalgia al ver la misma reluciente máquina de vapor de color escarlata que la había llevado durante siete años a Hogwarts. Pudieron ver pronto a Harry, Ron y Hermione que estaban despidiendose de los Weasley.

— Espero que no te fueses sin despedirte de mí, Harry –dijo Lucy al encontrarlos. 

Harry sonrío nada más ver a su tía, este verano había tenido mal sabor de boca porque no habían podido disfrutarlo como otros años. 

— Nos queda pendiente un verano, Lucy. 

— Tranquilo, quizá nos veamos antes de lo que piensas –le dijo Lucy a Harry dandole un abrazo–. Cuida bien de Rebecca. 

— ¿Como que nos veremos antes de lo pensado? –pregunto Hermione a la pelirroja. 

— Bueno aún no puedo decíroslo, porque es información reservada –le contesto Lucy

— Ya lo veréis —intervino Charlie

— Sí, ya me gustaría volver a Hogwarts este año –dijo Bill con las manos en los bolsillos, mirando a Lucy con nostalgia dedicándole una sonrisa. 

—¿Pero qué pasa? –pregunto George sin saber muy bien lo que pasaba.

En aquel momento, antes de que ninguno de los adultos pudieran contestarles, el silbato sonó indicando que los jóvenes magos tenían que estar en el tren. Lucy abrazó a sus dos sobrinos, prometiéndoles escribirles mucho para que no se sintieran solos. La señora Weasley y Charlie se quedaron despidiéndose de los niños que se asomaron por la ventanilla, pero Lucy se había ido en cuanto subieron a los vagones y Bill detrás de ella para hablar. 

— Lucy, espera, quiero hablar contigo. 

— No tenemos nada de lo que hablar, Bill –dijo la pelirroja girándose hacia su exnovio un poco harta ya del tema–. Ya te lo dije todo, estoy comprometida y me voy a casar con Noah. 

— Puedes intentar mentirme a mí, pero sabes que a tí no puedes mentirte, no es lo que quieres –le contesto Bill alcanzándola y poniendose cara a cara con ella–. Con dieciséis años me dijiste que...

— Bill, lo que te dije hace seis años ya es pasado, tú me abandonaste –le dijo Lucy mientras le daba con su dedo índice en el pecho–. Tú decidiste que tu carrera era más importante que nuestra relación, tú me impediste que me fuese a Egipto contigo, tú decidiste que esto era lo que no querías, lo que siempre quisiste de repente ya no lo querías. 

— No fue exactamente así y lo sabes... 

— Se que lo que te pasa ahora es que desearías ser Noah, desearías haberme pedido matrimonio y que ahora estuviésemos comprometidos, lo que tú desearías y lo que toda tu familia desea también, pero yo quiero que no hurgues de nuevo en la herida –Lucy estaba al borde de las lágrimas pero quería mantener la compostura–. Una herida que Noah me ayudo a cerrar, y por eso te pido que pares de una vez por fin... Porque no podemos estar así ahora que has vuelto a Inglaterra. 

— Lucy, lo siento muchísimo de verdad, todo lo que hice, pero te sigo queriendo y quiero recuperarte –Bill se acercó mucho a Lucy, con la intención de besarla, pero esta le miro a los ojos y dijo:

— No puedes recuperar algo que tú mismo tiraste a la basura, adiós Bill. 

Dicho esto la pelirroja se separó de él, le dio la espalda y se fue, en ese momento las lágrimas empezaron a salir de los ojos de Lucy, pero esta se centro en ir a coger el metro desde la estación de King Cross hasta Leicester Square para volver a su casa a esperar al que iba a ser su futuro marido. 

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He vuelto con capítulo, aún no ha llegado el anterior a 30 votos, pero he decidido subir uno igualmente, así que os dejo con esto por aquí. 

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