Capitulo IV

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El día les paso tan rápido a los Potter que para cuando quisieron darse cuenta había llegado la hora de irse hacia la madriguera, aunque Harry no sabía realmente a dónde iban a ir después de eso

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El día les paso tan rápido a los Potter que para cuando quisieron darse cuenta había llegado la hora de irse hacia la madriguera, aunque Harry no sabía realmente a dónde iban a ir después de eso. A las cuatro de la tarde Lucy y Harry fueron caminando hacía el Caldero Chorreante. 

— ¿Nos vamos a quedar en el Caldero Chorreante? –pregunto Harry. 

— Algo así –contesto rápidamente Lucy. 

Al entrar, el dueño del bar Tom les saludo amablemente, siempre que venían los Potter hacía lo mismo pues parecía sentir una gran admiración por ellos. Le dio un tarro a Lucy, lleno de polvos flu, que sería lo que utilizarían para ir a la casa de los Weasley. 

— Gracias Tom –dijo la pelirroja en cuanto tuvo el tarro en sus manos. Harry la miraba expectante por saber que iban a hacer. Lucy miró hacia él–. ¿Has viajado ya alguna vez en Polvos Flu?

— Una vez con los Weasley

— Entonces ya sabes como funciona ¿no? –Harry asintió mientras que Lucy abrió el tarro para que Harry pudiese coger polvos–. Nos vamos a La Madriguera, así que adelante. 

Harry cogió en sus manos un puñado de polvo para luego lanzarlo en el fuego de la chimenea gritando el nombre de la Madriguera, Lucy imitó a Harry bastante rápido. Cogió un puñado de polvo después de haber dejado el tarro en una mesa y bastante nerviosa dijo el nombre. 

Cerró los ojos, ya que no le gustaba viajar por Polvos Flu y sí mantenía los ojos abiertos se marearía. Pronto sintió como la marcha aminoraba, así que abrió los ojos para no caer al suelo de la casa de los Weasley. 

Harry estaba saludando a sus amigos, mientras que Lucy solo se pudo fijar en Bill, que estaba sentado al lado de Charlie que se había dirigido hacía  Harry para saludarlo. 

—¿Qué tal te va, Harry? –preguntó Charlie dirigiéndole una amplia sonrisa y tendiéndole la mano para estrecharla. En estos años Charlie había cambiado bastante, cicatrices y quemaduras llenaban su cara y sus brazos–. Lucy –exclamo el pelirrojo al verla. 

Charlie abrazó a Lucy después de tanto tiempo sin verla, se separaron sonriendo mutuamente, había una buena amistad entre ellos. Bill se fue hacia Harry para estrecharle la mano también. Había cambiado estos años, estaba bastante más apuesto, su tez era algo más morena quizá por el sol que hacía en Egipto, su pelo seguía largo pero algo más y se había hecho un pendiente en la oreja izquierda de la que colgaba un colmillo. 

— Lu –sonrió Bill al verla, Lucy se puso algo nerviosa por no saber como saludarlo, pero luego lo abrazo sintiéndose un poco incómoda–. Te ves muy bien. 

— Igual que tú, Egipto te ha sentado bien Bill. 

— En cuanto a eso...

— Lucille, has llegado –la señora Weasley entro en el salón cortando al mayor de sus hijos salvando a la pelirroja de un apuro pero Lucy sabía que no se iba a librar de hablar con Bill. Molly abrazo dulcemente como una madre a Lucy, quien sonrió al verla, aunque a ella hacía menos tiempo que la había visto, menos que a Bill, pero prefería estar junto a ella–. Felicidades por tu compromiso, querida, Harry le mandó una carta a Ron y Ron nos lo contó, nos alegramos todos por ti y estamos deseando conocer a Noah. 

La pelirroja miro a los Weasley allí presentes, que eran todos a excepción de Percy y Arthur, habían asentido a lo que la matriarca de la familia había dicho. Aunque se fijo específicamente en Bill que había asentido con una triste sonrisa. 

— Hey Lucy –dijeron los gemelos a la vez sonriendo mientras le ofrecían un paquete. 

— ¿Me van a gastar una broma? –les pregunto con una sonrisa la pelirroja, George y Fred le recordaban a su hermano y Sirius cuando se pasaban por la casa preparando bromas. 

— Puede que al abrirlo te pique la nariz –dijo primero Fred. 

— Pero lo mantendrás bajo control – continuo George guiñandole el ojo. 

Lucy sonrío al oírles pensando en James y Sirius, rememorando nostalgicamente todas las bromas que los dos adolescentes habían hecho y las bromas que le habían enseñando. 

— Querida, no te importa dormir en la habitación con Ginny y Hermione –hablo Molly, le hizo una seña a su única hija quien se acerco con una sonrisa a darle un abrazo a Lucy–. Ginny, haz el favor y acompañala a la habitación para que deje las cosas. 

Ginny asintió a lo que dijo su madre. 

— Es por aquí Lucy. 

Ambas pelirrojas comenzaron a subir las escaleras de la casa de los Weasley, Lucy sabía donde estaba la habitación de la pequeña de los hermanos, pues había pasado demasiado tiempo en aquella casa, algunos veranos que era invitada por Bill y tras acabar Hogwarts la pareja iban a cenar los sábados y se quedaban a dormir para comer con ellos los domingos. Aunque ya hacía tiempo que no venía seguía recordando la pequeña habitación de Ginny, en el primer piso. 

Ginny abrió la puerta tras llegar al rellano del primer piso, Lucy pudo ver la habitación tal como la recordaba aunque tenía dos camas para que Hermione y ella pudieran dormir durante los mundiales. 

— Puedes dejar las cosas en la cama de la derecha –dijo Ginny–. Voy a estar abajo, por si necesitas algo más.

Lucy le sonrio mientras que la pequeña pelirroja se iba, se sento en la cama en la que iba a dormir y se quedo pensativa, dejo su maleta en la cama. Sintió que no debería haber venido, la mirada de Bill, lo que le iba a decir antes que su madre le cortara, penso en Noah, en la película que podrían haber visto aquella noche si se hubiera quedado, en el viaje que habrían hecho si le hubieran dado vacaciones. 

Estaba muy nerviosa, no quería bajar y volver a ver a Bill, no estaba preparada para enfrentarse a la conversación que le había quedado pendiente con el pelirrojo. 

Espero que os guste este capítulo, estoy en bus de camino a mis vacaciones y no puedo dormir por lo que quizá me ponga a escribir y tengan algún capítulo más.

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