Endemoniada prisión

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¡A que no me alcanzas! —gritó Fred a Wasabi, quitándose su ropa casual a gran velocidad para quedarse en su traje de baño—¡El último en llegar al agua es un huevo podrido! —anunció corriendo al mar.

Wasabi repitió las acciones de Fred en quitarse la ropa, quedando en traje de baño, solo que un poco más calmado. Fred estaba a solo unos escasos centímetros para llegar al helada agua, cuando Wasabi se tiró encima de él y este cayó al suelo del golpe, haciendo reír genio, levantodese rápidamente y llegar al agua.

¡Soy el Rey de la Playa! —gritó el chico de piel oscura al entrar al agua salada y bajar en la jerarquía a Fred, más abajo de lo que ya estaba. Su sonrisa de victoria era impecable.

¡Eso no es justo! —gritó el contrario al levantarse de la blanca arena, para luego agarrar impulso y salir corriendo a tumbar a Wasabi, tratando de ahogarlo de manera juguetona. Teniendo cuidado de no matarlo, pero era imposible ya que el contrario era el doble de fuerte que él.

La noche pasada, en el grupo de WhatsApp, los chicos habían planeado en levantarse medianamente temprano ese día para realizar actividades interactivas y compartir como grupo, lo cual fue un total fracaso ya que la mitad de ellos se quedaron dormidos y otros habían tardado en arreglarse.

Habían alquilado un par de sillas playeras y unos enormes paraguas coloridos contra el sol. Las chicas se sentaron en las sillas plásticas, en cambio Marco, Miguel, Hiro y Tadashi se sentaron directamente en la arena.

Ni Marco, ni Hiro habían hablado respecto al tema de ''Miguel Rivera''  desde anoche, haciendo un pacto donde no discutirían ni una sola palabra hasta que el moreno les dijera algo relacionado. Creyeron que era la mejor manera de llevarse bien, pero eso no les quitaba la preocupación.

¡Que genial es venir a la playa! —gritó Marco para terminar acostándose en la blanca y caliente arena, sintiéndose a gusto de estar allí.

¿No se van a bañar? —lloriqueó Hiro viendo como todos se acostaban o solo se quedaban estáticos viendo como se creaban las olas de mar, mientras que él sólo quería salir corriendo y jugar en el agua.

Si quieres ve tu, Hiro —ánima Gogo casi dormida en su silla, escuchando las olas, los pájaros y los niños correr de un lado a otro, sintiéndose en completa calma después de largas jornadas de estudio y trabajo acumuladas. Esto si que era vida.

Pero así es aburrido. Yo sólo no —frunció el ceño y los labios, demostrando su enojo— Vamos, Miguel —animó al ahora menor del grupo, que estaba sentado al otro lado de Tadashi en la arena. Aunque sentía que debía de tratarlo con más respeto a partir de ahora, estaba hablando con una celebridad— ¿Por favor?

Mmm... ¿Ahora? —Miguel se asomó para ver el rostro suplicante del chico, levantando sus lentes de sol y suspirando— Esta bien.

¡YUJU! —se levantó de un salto de su sitio, quitándose la camisa y lanzandola hacia su hermano. Luego de eso recordó estar en la misma playa que Abigail Callaghan, quién leía una revista en ese momento, suspiró al no ser visto por ella.

—Cuidado conmigo —dice Tadashi entre risas, mientras se quitaba la camisa de su hermano menor de su cara para luego doblarla y guardarla en el bolso del chico.

Marco al ver eso colocó los ojos en blanco. Le era tan odioso el hecho de ver a Tadashi ser tan cuidadoso y metódico con las cosas. El mismo Tadashi se dio cuenta de la mirada que le había dado el moreno y se sintió incómodo el hecho de quedarse con él. Sabía que las chicas solo iban a hablar de sus temas de... mujeres.

Al final del muelle -Higuel-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora