Descubriendo facetas

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(N/A: A partir de aquí los capítulos comienzan a ser más largo -en realidad son el largo de dos capítulos juntos- Aunque eso es igual a: Tardar un poco más en publicar. Enjoy!)

Poco a poco el mexicano guitarrista estaba aceptando sus sentimientos que tenía por el menor de los Hamada; aquello significa estar sudando por las manos y hacer sus piernas temblar. Aun así intentaba ser dulce con él a pequeños pasos, haciendo que se interesara por él.

El moreno se obligaba a salir de su zona de confort, no sabía cuánto tiempo le quedaba en San Fransokyo y pensaba que debía de perder el tiempo en un amor que posiblemente no dure y sea imposible, pero eso no lo detuvo e invitó al nipón a dar una vuelta al muelle, con la excusa de que podrían encontrar alguna pista para el caso.

También había notado algo dentro de sí además de volverse un poco más arriesgado, el cambio de personalidad: desde que llegó a la ciudad, antes era una persona siempre a la defensiva y sin confiar en los demás hasta llegar a la presente luna –porque es de noche en el muelle- donde es una persona de alma feliz y colaboradora a más no poder.

¿Quién diría que un cambio de ambiente sentaría tan bien?

¿Y si vamos por allá? —señala Hiro con su cabeza, ya que tenía las manos en los bolsillos de su chaqueta. Esa noche era bastante fría a comparación con las anteriores

Sí, ¿por qué no? —dice sarcástico — Entremos a la casa más horrenda y de aspecto tenebroso para buscar pistas.

Esa es la actitud —anima el nipón sin haber entendido el sarcasmo de su compañero.

Caminando Miguel detrás de Hiro, se persignaba y le rezaba en español a la Virgen de Guadalupe para que no sucediera nada malo. Ambos chicos entraron a la oscura casa, donde el nipón sacó del bolsillo de su pantalón una pequeña linterna y la encendió.

Es para emergencias —dice el mayor al moreno al verlo tan preparado para estos casos.

La casa abandonada era de un piso y medio para arriba, ya que la planta superior estaba a medio construir o destruir, desde el punto de vista que lo veas. Su material de construcción era de madera, la cual estaba llena de moho y lentamente esta se descomponía.

¿Crees que consigamos algo? —pregunta Miguel tomando los hombros del chico por detrás, usándolo como escudo humano en caso de emergencias.

No lo sé, tal vez si —se oyó un ruido extraño dentro del lugar y ambos voltearon a esa dirección despavoridos— Tal vez no —Hiro mira al moreno con gracia— ¿Por qué? ¿Estas asustado?

¿Qué? ¿Yo? —pregunta separándose de él con una cara seria— Para nada, soy más alto y fuerte que tu —se pone derecho y lo mira con una superioridad inexistencia.

Sí, pero soy mayor que tú y tengo más conocimientos de los que crees —lo reta con la mirada, haciéndolo intimidar.

Y antes de que aquella pelea falsa se convirtiera en una real, otro ruido extraño se hizo presente, esta vez en el piso de arriba, haciendo eco por toda la casa desértica. Rápidamente los chicos caminaron hacia el piso superior, alumbrados por la linterna del mayor.

No hay nada —dice Miguel al llegar y ver un enorme hueco donde debería de haber media pared y medio techo en el segundo piso exactamente.

Que inusual —señala unos periódicos viejos en las paredes con su linterna— Vaya, estos son periódicos de hace... ¿2031? ¿Qué clase de fecha es esta? —se acerca a esa pared con cuidado— Hey, espera ¿Esos somos nosotros? —se acerca mucho más rápido a la pared— Miguel, somos nosotros pero versión adul...-

Al final del muelle -Higuel-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora