precapítulo

58 4 3
                                    

Portland, Estado de Maine, U.S.A.
26 de abril de 2005.

—¡Niños! En unos minutos la cena estará lista. —Savanah se encargó de decir esto en un volumen alto, con el fin de que sus hijos, quienes estaban en la planta superior de la casa jugando, la oyeran.

—¡Claro mami! —La pequeña Alaska, de seis años, respondió gritando al anuncio de su madre, para luego volver a jugar con los muñecos de animales junto a su hermano.
Parecía muy concentrada ordenando por clasificación a cada uno de sus juguetes.

—Ally, creo que mamá hizo tacos. —Mencionó Luke, mientras aspiraba el aire con mucho placer. Hasta allí arriba llegaba el exquisito aroma.

—Así parece. —Respondió Alaska, inhalando profundamente y sonriendo. Era la comida favorita de ambos niños, y también de sus padres. Su madre, generalmente solía hacerla en ocasiones especiales.

—Hacia mucho tiempo que no comíamos unos. —Dijo Luke sonriente, mientras tomaba una de las vacas para retomar el juego que anteriormente habían iniciado.

—Así es. —Alaska imitó la acción de su hermano, aunque por el contrario, ella decidió tomar a un feroz león y fingir que asustaba mucho a los demás animales, haciendo gestos graciosos y exagerados.

La dulce risa del pequeño Luke se esparció por toda la habitación, debido a las ocurrencias de su hermana mayor.

—Y ahora, Lulu... —Alaska se dirigió a su hermano con el apodo cariñoso que ella misma le había asignado. —El León... ¡Te atacará a ti!

La niña se lanzó sobre su hermano y comenzó a llenarlo de cosquillas por todas partes, mientras rugía animadamente simulando ser un animal salvaje.
Luke ni siquiera podía articular palabra alguna, debido a que las carcajadas agudas que salían de su garganta parecían no tener fin.

—¡Acabaré contigo, pequeño Lulu! —Alaska se unió a las risas junto a su hermano, disfrutando del tiempo de calidad que solían pasar juntos.

Ellos, al contrario de otros hermanos, solían ser muy unidos. Desde que Luke llegó a sus vidas Alaska quedó fascinada con él, ya que según ella al fin tendría un compañero para sus juegos.
También le prometió al menor que siempre estarían juntos, pasara lo que pasara. Y que siempre cuidaría de él.
Cada vez que el niño tenía miedo, solía correr a los brazos de su hermana buscando protección, y ella se sentía de alguna forma u otra muy halagada.

—Lamento interrumpir su juego. —La grave y rasposa voz de su padre provocó que ambos niños pararan de reír para prestarle atención. — Pero la cena ya está lista.

Luke se acercó corriendo apenas Hunter terminó de hablar.

—¡Papi! —Se lanzó sobre él, poniendo sus bracitos alrededor de su cuello y riendo sobre el pecho del hombre. Hunter sonrió, plagado de ternura. —¡Te extrañé!

Alaska también corrió hacia su padre, uniéndose al abrazo familiar.

—Yo también los extrañé mucho, terremotos. —Así les decía su padre de forma cariñosa, enfocándose en la personalidad inquieta de sus hijos. —Vamos con mamá.

Sin perder más tiempo tomó en brazos a ambos niños como pudo, mientras éstos seguían riendo.
Bajó las escaleras junto a ellos para llegar a la mesa, donde su esposa se encontraba acomodando todo para comer.

Los niños corrieron en dirección a su mamá.

—Mis bebés. —Dijo, con su dulzura característica, mientras le depositaba un beso en la cabeza a ambos, con delicadeza. —¿Se divirtieron?

Headshot, HearthshotDonde viven las historias. Descúbrelo ahora