Casa de Alaska. Lafayette, USA. 20 de mayo de 2019.
Alaska despertaba de su reconfortante y breve siesta matutina. No es como si se levantase temprano todos los días, pero hoy y por alguna razón desconocida para la chica, se había desvelado a horas muy tempranas, por lo que al rato el cansancio arribó en su cuerpo y cayó dormida.
Miró el reloj que se encontraba en su mesita de luz, e indicaba en su flúor luz roja que eran las diez de la mañana.
La casa se encontraba en completo silencio y tranquilidad, por lo que rápidamente Alaska supuso que Ben aún dormía. Al igual que ella, era de despertarse más tarde, por lo que había notado.
Lo primero que hizo fue agarrar su celular y ver si tenía mensajes que comunicaran novedades acerca de su padre. Se había vuelto costumbre entre ellos, mandarse mensajes muy seguidos para mantenerse conectados cuando Hunter salía de la ciudad. Hasta a veces, además de asuntos personales, hablaban sobre el cártel y movimientos que debían hacer, entre otros temas relacionados.
Alaska, aunque no lo admitiera, era muy apegada a su padre, y estaba eternamente agradecida de tenerlo con ella.
Luego de chatear unos minutos con él e informarse sobre las nuevas noticias que rondaban en torno a ellos, decidió prepararse para comenzar el día.
Reacomodó y ordenó un poco el caos que era su habitación en ese momento, había una infinidad de cosas dispersas por el sitio.
Una vez finalizada dicha tarea, decidió darse una ducha para terminar de despertarse por completo, y además para relajarse.Sin embargo, decidió que el ambiente estaba muy silencioso, así que no tuvo mejor idea que poner un poco de música para levantar los ánimos. Obviamente, a bajo volumen para evitar que Ben se despertara.
Se dirigió a su notebook a toda velocidad, y buscó entre los archivos su playlist favorito, personalizado con las canciones que más le gustaban.
No dudó ni un solo segundo cuando vió "Nirvana", su banda favorita de todos los tiempos.Sonrió con emoción cuando "The man who sold the world" comenzó a sonar en toda la habitación.
Sin perder más tiempo, decidió tomar todo lo necesario e ir rápido a la ducha.
La canción se escuchaba bastante bien desde el baño, volvió a sonreír.Se demoró bastante bañándose, y una de las razones fue que con las canciones que se ponían ella se distraía y sin darse cuenta, comenzaba a cantarlas y a perderse en sus propios pensamientos, yendo más allá.
Cuando fue consciente de la cantidad de tiempo que había pasado allí dentro, salió con mucha rapidez del baño, dispuesta a ir a su habitación y vestirse. Posterior a eso, tenía pensado almorzar, quizá pedir comida.
Se llevó una inmensa sopresa al notar que, en su habitación, había alguien presente.
—¿Noah? —Mencionó, algo avergonzada por la inesperada visita, y se cubrió lo más que pudo con el toallón.
Ben, obviamente, se llevó un gran susto, por lo que brincó un poco y se volteó. El chico había estado mirando varios pósters que Alaska tenía en su habitación, de distintas bandas musicales y algunas películas muy viejas.
—Lo siento. —Ben se disculpó. También se sentía un poco incómodo, que lo encontraran en esa situación era algo bochornoso.
—No pasa nada, tranquilo. —Habló Alaska, sonriéndole con confianza.
Luego de eso, se produjo un silencio entre ambos, a excepción de la música que seguía sonando tal y como Alaska la había dejado.
Ben no sabía cómo proceder a hablar o que decir, tampoco el explicar por qué estaba allí. De hecho, si lo sabía. Le había llamado la atención la música de Nirvana y simplemente la había seguido.
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Headshot, Hearthshot
Romance❝ El amor puede surgir en los momentos menos esperados.... Y también los menos indicados. Llega sin permiso y sin esperarse, solo para meterse en ti y desviar tus ojos hacia una realidad distinta. Y qué tanto nos influirá. Hasta hacernos sonreir sin...