Prólogo

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1 de julio. Aquí es donde empieza mi historia. Me llamo Patrick y tengo 17 años. Estudio en el instituto Jersey School de Chicago.

Nací en un pequeño pueblecito al lado de Texas. Un pueblo caluroso, tanto en invierno como en verano.

Mi aspecto físico es bastante corriente. Lo único fuera de lugar, es mi estatura de 1,90 m que sobrepasa la media de los chicos de mi edad.

Por lo demás, tengo el pelo castaño oscuro, los ojos azules o grises -depende de como se miren- y la nariz de tamaño medio.

Sin embargo, a pesar de ser un chico normal, hubo una chica alucinante que se enamoró perdidamente de mí.

Su nombre: Mónica. De pelo largo castaño claro y ojos verde turquesa que parecían dos piedras preciosas. Su nariz respingona y pequeña adornada por pequeñas pecas le daba un aspecto tierno e infantil. Su cuerpo, perfecto. Con piernas largas y pecho firme.

Pero lo mejor de todo, su sonrisa. Fue lo que me enamoró de ella. Una sonrisa que dejaba entrever una perfecta hilera de dientes blancos y brillantes. Y unos labios siempre pintados de rojo pasión. Unos labios sexys y besables. Me encantaba besarlos todos los días. Cada hora. A cada minuto. Segundo.

Con una chica así, empiezo a plantearme que esta es su historia, no la mía.

Efectivamente, esta es la historia de la chica que me enamoró.

© Siempre recordaré tu estrellaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora