12. Quiero que me enseñes

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Aquella mañana, Mónica la pasó pensando en qué pieza interpretaría solo para Patrick. Era un momento muy especial para ella, ya que él jamás la había visto tocar antes. ¿Le gustaría?

Estaba segura de que cualquier cosa que hiciera para él, sería de su agrado.

Cuando sonó el timbre que daba por terminadas las clases, una vez más, decidió que había llegado el gran momento de demostrarle a Patrick todo su talento.

-Ven conmigo- le dijo Mónica con voz firme, agarrándole la mano derecha.

-¿A dónde vamos?- le preguntó éste muy intrigado.

-Ya verás.

Y recorrieron juntos agarrados de la mano cada uno de los pasillos que llevaban hasta la sala de música, Patrick guiado por Mónica.

Al llegar, Mónica le pidió que cerrara los ojos, que le iba a dar la sorpresa que antes le había comentado.

Abrió la puerta y volvió a pedir a Patrick que cerrase los ojos.

Cuando los abrió, Patrick se encontró en un universo totalmente diferente y desconocido a lo que había visto antes. Estaba en una sala de música. A su alrededor, había grandes estanterías con partituras y varios atriles aquí y allá. Pero lo que más le impresionó, fue el piano de cola que había a su derecha.

Vio cómo Mónica se dirigió hacia el gran instrumento, y, abriendo la tapa y colocando a la perfección la banqueta, comenzó a tocar.

Patrick se encontró de repente en un sueño. Cada una de las notas que sonaban le parecían estar contándole una historia.

Era una obra maravillosa. Era un nocturno de Chopin, uno de los compositores favoritos de Mónica.

En ese momento, los dos se transportaron a un nuevo mundo, fuera del colegio donde no había gritos ni estrés ni exámenes... Todo era paz y tranquilidad.

Patrick se quedó asombrado al ver como los dedos de Mónica recorrían el piano con tanta precisión como para no cometer ni un solo error. Y llegó a la conclusión de que esa chica era perfecta. A pesar de esa enfermedad que le hacía sufrir cada uno de los días de su vida. Pensó que eso era una minuciosidad para una chica tan fuerte, tan poderosa. Así la veía mientras interpretaba Chopin al piano.

Cuando terminó de tocar, a Patrick le brillaban los ojos de la emoción. En ese momento, vio un rayo de esperanza y pensó que Mónica conseguiría salir del paso de su enfermedad y seguir enfrentándose a la vida como una chica normal.

Lo único que pudo articular fueron cuatro palabras tras haber escuchado el Nocturno.

-Quiero que me enseñes...

Mónica se emocionó al verlo tan emocionado, y, le dejó la banqueta del piano. Éste se sentó y dejó que Mónica colocara sus largos dedos encima de las teclas para formar un acorde de Do.

Al estar en frente del teclado, Patrick pensó en lo difícil que sería conocer cada una de las notas de las teclas.

Tras hacer sonar el acorde. Tras pulsar las teclas con sus propios dedos, se sintió lleno de vida.

Mónica le sonreía a su lado. Y, al verla tan preciosa, no pudo evitar besarla. A este beso le siguieron otros, más apasionados. Luego llegaron las caricias, y los jadeos. Y, por primera vez, Patrick y Mónica hicieron el amor en aquella salita de música, al lado del piano.

© Siempre recordaré tu estrellaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora