21. Lo que pasó...

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De nuevo se oyeron las sirenas de las ambulancias. De nuevo los médicos y el hospital. Todo se repitió una vez más.

Patrick esta vez acompañó a Mónica en la ambulancia. Quería sentir cada paso de ese sufrimiento. Estaba dispuesto a sufrir igual que ella.

Cuando llegaron al hospital, de nuevo a la sala de la U.C.I., Patrick pensó en cómo había sido la vez anterior. Mónica había sufrido un coma de 24 horas. ¿Cuánto duraría éste? Le daba igual. En ese momento lo único que le importaba era que despertara. Le era indiferente que fuera un día, una semana o incluso un mes. Él la esperaría.

Una enfermera salió de la sala donde Mónica seguía inconsciente y Patrick corrió hacia ella.

-¿Cómo está?

-Prácticamente no respira.

Esa frase fue para Patrick como un cuchillo apuñalando su corazón y notó que se le hacía un nudo en la garganta. Quería llorar. Por primera vez en su vida quería llorar por alguien.

-Está en coma.

Las primeras lágrimas de Patrick comenzaron a caer de sus ojos.

-Déjeme entrar.

-Lo siento, muchacho pero no puede entrar en las salas de la U.C.I.

-¡Déjeme entrar! ¡Joder! ¡¿Es que no ve que tal vez no la vuelva a ver jamás?!- le gritó a la enfermera rompiendo a llorar.

En ese instante, Patrick sintió como un miedo aterrador le recorría el cuerpo. ¿Y si era cierto? ¿Y si esta vez Mónica no despertase?

La enfermera sintió lo mal que lo debía estar pasando el chico, y, le abrió la puerta ofreciéndole el paso al interior de la habitación.

Al entrar allí dentro la imagen le resultó horrible, pero también tierna. Mónica seguía dormida solo que esta vez con un montón de tubos a su alrededor. El que se encontraba en su boca, le impresionó el que más. Ese tubo era lo único que proporcionaba directamente oxigeno al organismo de la chica. Y, de repente la vio como si fuera un pececillo fuera del agua. Como si por el simple hecho de dejarla fuera del agua, se hubiera quedado sin aire.

Se acercó a ella y le acarició el pelo. Lo tenía muy suave. Por un momento, le recordó a la Bella Durmiente. Tan bella y tan inmóvil. Y pensó en besarla para ver si realmente los besos de amor verdadero servían para algo. Porque si algo tenía asegurado, era que esos besos que se daban los días pasados, eran de amor verdadero.

***

Durmió con ella. A su lado. Con la esperanza de que volviera a la vida real. Pero al despertarse, vio que todo seguía igual. Al día siguiente, se volvió a quedar a dormir a su lado, en el hospital. Pero tampoco despertó. Estaba viviendo una pesadilla. Una pesadilla de la que no despertaba. Al tercer día, las enfermeras se reunieron en un corro para hablar sobre lo que iban a hacer con Mónica.

Cuando tomaron su decisión, se acercaron a Patrick.

-Hemos pensado que lo más lógico será desconectar las máquinas.

-¡NO! ¡ESO JAMÁS!

El chico estaba totalmente enfurecido. ¿Cómo iban a dejar que Mónica dejara de vivir así sin más? Ella no se habría rendido, y él tampoco lo haría.

- Los comas de anemia suelen ser de corto plazo. Como máximo suelen durar dos días. Esperaremos a que amanezca. Le daremos otra oportunidad. Pero, sentimos decirte... que vayas despidiéndote de ella.

Aquella noche, Patrick no pudo dormir. Pensó que no volvería a ver los ojos verdes de Mónica nunca más. La intentó despertar de mil maneras. Pero nada funcionó. Se echó sobre ella, llorando a mares, y, notó como sus lágrimas caían por los brazos de Mónica hasta sus manos. Y, ahí en sus manos, algo le llamó la atención. Abrió la mano de la chica y allí encontró dos cosas. La primera era su colgante. ¡No lo había soltado en todo el tiempo que había estado en el hospital. La segunda, era un pequeño papel enrollado que contenía un mensaje para él.

"Siempre te esperaré en el cielo"

Y, de esa forma, Patrick sintió de nuevo alegría y creyó que aunque no se hubieran podido despedir físicamente, ya lo habían hecho.

© Siempre recordaré tu estrellaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora