13. Dimito

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Después de haber dado rienda suelta a la pasión, Patrick y Mónica salieron de la sala de música. Y, al cerrar la puerta, ambos pensaron que siempre la recordarían a partir de ese día.

Justo nada más salir, apareció Toby con una gran sonrisa. Mónica recordó que esa tarde tendría clase con él. Ya casi lo había olvidado.

Sin embargo, al verle ahí en frente de ellos, sintió como si acabara de hacer algo prohibido. No sabía por qué ese chico le imponía tanto respeto. Tal vez fuera porque era el hijo del director.

-Hola, Mónica. Al parecer, te has tomado al pie de la letra lo que te dije sobre que la sala de música era tuya...

Justo entonces, dirigió una mirada muy seria a Patrick. ¿Le molestaría que hubiese llevado a Patrick? ¿Pensaría que no había estado precisamente ensayando?

-Mi nombre es Patrick, soy su... novio- le dijo dándole la mano, intentando suavizar la situación.

-Encantado- le contestó Toby respondiendo a su saludo.

Mónica vio que los ojos de su profesor de piano irradiaban ira al mirar a Patrick. ¿Pero por qué? ¿Acaso eran enemigos o algo parecido? Que ella supiera Patrick no conocía de nada a Toby. Si no ya lo sabría.

Entonces supuso, que aunque Toby no lo conociera de antes, no le había caído del todo bien...

-Mónica y yo tenemos clase ahora.

Mónica miró su reloj. Tenía razón. Eran las siete y media. El tiempo se les había pasado volando mientras estaban dentro. Y, ahora tenía que despedirse de Patrick, para volver a entrar con Toby.

-Hasta luego- le dijo en un susurro la chica.

Pero no se despidieron con un beso por temor a lo que pudiera pensar Toby, que seguía observándolos delante de ellos.

Mónica entró en la sala de música junto a Toby.

- Pensé que una chica como tú no iba a caer en las redes de gente tan idiota- le dijo riéndose.

A Mónica le sentó fatal su comentario.

-Patrick no es un idiota- le contestó enfadada.

-Tranqui, vamos, era broma...

A Mónica no le ayudó mucho su nuevo comentario y siguió mirándolo con una expresión muy seria.

- Bueno, ¡comencemos la clase!

Éste se dirigió a la estantería donde tenía guardadas todas las partituras, y, sacó una Sonatina de Mozart.

-Bien, esta será la primera obra que estudiarás. He intentado coger una de tu nivel, para que avances.

¿Avanzar? Ella no necesitaba que un niñato como él le dijera lo que tenía que hacer para avanzar...

- Lo siento. No quiero.

-¿Qué? ¿Cómo que no?

Toby la miraba atónito. ¿Tanto le había molestado su comentario anterior como para que se mostrara así de terca con él?

-NO. Yo creo que no necesito que me tengas que decir lo que debo hacer en cada momento. ¿Sabes? Llevo tocando el piano toda mi vida, y jamás he necesitado ayuda. Así que, me da igual lo que digan mis padres y me da igual que ni siquiera me hayas empezado a dar clases. Dimito.

-¿Cómo? ¡Serás gilipollas! ¿Cómo que dimites? Aquí harás lo que diga yo, no lo que te diga ese hijo de puta de tu novio...

Y, no le dejó terminar la frase, porque Mónica le dio un fuerte bofetón en la cara, que hizo que Toby se cayera encima del teclado del piano, haciendo sonar unas notas malsonantes.

En ese instante, Mónica abrió la puerta de la clase y salió corriendo. Corrió como no había corrido nunca. Solo pensaba en acudir enseguida al encuentro de Patrick.

Mientras se deslizaba apresuradamente por las escaleras, vio detrás suyo, cómo el director la perseguía al lado de su hijo. ¡Madre mía! ¡La estaban persiguiendo! Y, siguió corriendo. Y notó cómo las pulsaciones de su corazón eran cada vez más abundantes. Hasta que, ya no pudo más y se derrumbó sobre el suelo del primer piso.

© Siempre recordaré tu estrellaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora