Capitulo 32

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Guillerml estaba a sólo un par de semanas de dar a luz, Samuel y él esperaban ansiosos la legada de la bebé, habían decorado el cuarto perfectamente, paredes de un tono lavanda, la cuna y los muebles eran de color blanco, habían comprado mucha, tal vez demasiada ropa para Laura al igual que varios juguetes, tenían todo lo necesario, pañales, biberones, ropa, cobijas, todo lo necesario para un recién nacido.

Guillermo bajo medio dormido a las 12:35 de la tarde de ese día y se encontró con tazón de sopa esperando por el, lo calentó y comió en la cocina escuchando de lejos la televisión de la sala, donde Samuel miraba un partido, comió con calma y cuando término se dirigió a la sala donde se encontró a Samuel acostado en el sillón sólo con un pantalón deportivo. El pelinegro se acostó juntó al alfa y se dedicó a ver el partido en silencio, aunque en realidad no entendía nada de lo que estaba viendo, enterró su rostro en el cuello de Samuel y comenzó a dar suaves besos sobre la piel. Samuel acariciaba el cabello de Guillermo pensando que pronto se dormiría pues llevaba días sintiéndose un poco cansado, pero el pelinegro no se durmió sí no que continuo dejando besos y pequeñas mordidas en todo el cuello, noto que Samuel no respondía sus caricias a sí este pegó a un más a su cuerpo.

El alfa no veía nada raro en el comportamiento del pelinegro, llevaba días así de empalagoso y cariñoso con el, no se quejaba, pero lo malo de todo eso es que nunca podían hacer algo más que simples caricias por el estado de Guillermo. El pelinegro continuo con los besos y comenzó a acariciar los abdominales de Samuel y restregar su erección contra la pierna del Castaño.

—Guille no podemos—le recordó al sentir su erección contra su pierna.

—Claro que podemos—respondió de inmediato, subió sus labios hasta su boca y comenzó un beso desesperado, rápidamente coló su lengua en la boca del Castaño y comenzó una guerra con su lengua, Samuel se dejaba hacer pero sí las cosas iban más halla tendría que detenerlo.

Samuel se sentó sobre el sillón con Guillermo en su regazo, en esta nueva posición el pelinegro comenzó a mover sus caderas para crear fricción entre su trasero, que ya comenzaba a gotear lubricante y la erección de Samuel, el Castaño lo tomo de las caderas para tratar de detenerlo, pero no podía negar que eso sentía muy bien después de meses sin hacer nada.

—Debes parar, no podemos—dijo sin convicción.

—Sólo así—jadeo Guillermo—sólo haremos esto, lo prometo—miro al alfa directo a los ojos, pupilas dilatas y mejillas sonrojadas, Samuel  no pudo negarse y asintió para después besar sus labios nuevamente.

Samuel ayudo a que moviera sus caderas, con cuidado sin movimientos demasiado bruscos para no dañar al bebé, continuaron así por varios minutos, hasta que el lubricante de Guillermo atravesó su pantalón de pijama y mojo el pantalón de Samuel, al sentir la humedad en su pantalón y el olor tan dulce del lubricante Samuel comenzó a mover sus propias caderas provocando gemidos en ambos, hasta que un par de minutos después estiles se corrió y el lo acompaño a los pocos segundos.

El pelinegro cayo agitado sobre el pecho del alfa y casi de inmediato quedo dormido, Samuel lo tomo en brazos y subió a su habitación, cambió su pijama y lo metió a la cama para que descansara.

•••••

Solo dos semanas después  llego el momento que habían esperado, Guillermo había entrado en labor así que ambos se dirigieron de forma rápida al hospital donde atendieron al pelinegro.

Samuel se encontraba en la sala de espera juntó a Frank y el padre de Guillermo, no lo habían dejado entrar a la sala de partos por que ya había pasado que algunos Alfas atacaban al personal médico por tocar a sus omegas, así que por seguridad tuvo que quedarse fuera, claro que el no estaba de acuerdo con esa decisión pero no podía hacer nada, sólo esperar a que alguien le diera noticias de Guillermo y de su hija.

Casi cinco horas después, cuando ya estaba apunto de arrancarse el cabello un doctor se acerco al lugar donde el se encontraba, se levantó de forma rápida al igual que Arturo y Frank y caminaron hasta quedar frente al doctor.

—Felicidades señor De Luque, su hija y su omega están en perfectas condiciones—anuncio sonriente—en estos momentos la bebé está siendo limpiada y cambiada, puede pasar a ver a su pareja y en unos minutos les llevarán al bebé, habitación 315—y salió de ahí después de darle la mano a Samuel.

El hospital sólo le permitiría entrar a el  a ver a Guillermo por lo que Frank y Arturo esperarían afuera para poder ver a la bebé en los cuneros, camino rápido hasta la habitación, y entro. Fue recibido por el dulce aroma de Guillermo, miro hacia la camilla y ahí estaba Guillermo, lucía cansado pero en cuanto lo vio le mostró una enorme sonrisa, le sonrió de vuelta mientras caminaba hacia el pelinegro y cuando estuvo frente a el beso de forma suave sus labios.

—¿Como estas?—pregunto en voz baja.

—Cansado, muy cansado, pero extremadamente feliz—dijo con un sonrisa.

Samuel beso su frente y tomo una de su manos para apretarla entre las suyas.

—Eres increíble—dijo sonriendo—gracias por este regalo—Guillermo sonrió y lo tomo del cuello para atraerlo a un beso.

Al separarse del beso una enfermera entro por la puerta con un cunero donde venía su bebé envuelta en una manta blanca, la enfermera tomo al bebé y después se lo paso a Guillermo, salió sin decir nada.

Guillermo veía a la bebé asombrado, no podía creer que ese ser tan hermoso y perfecto había salido de él, que ella era suya, suya y de Samuel. Tomo mejor a la bebe y destapo un poco más su rostro para mostrárselo a Samuel.

Apenas la vio el Castaño tuvo que contener el aliento, era el bebé más hermoso que había visto, y lo mejor era que ese era su bebé, suyo y de Guillermo

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Apenas la vio el Castaño tuvo que contener el aliento, era el bebé más hermoso que había visto, y lo mejor era que ese era su bebé, suyo y de Guillermo.

—Hola Laura—dijo el pelinegro tomado una de sus pequeñas manos para besarla—esperamos mucho para poder verte—la bebé hizo un pequeño puchero y Guillermo soltó una pequeña risa.

—Eres la bebe más perfecta del mundo—dijo Samuel y dejo un suave beso en la frente de la niña—creo que en eso se parecen tu padre y tu—dijo sonriendo a Guillermo quién se sonrojó.

—Cárgala—dijo Guillermo tendiéndole a la bebé, un poco nervioso tomo a la niña en sus brazos que se removió un poco para después volver a quedarse quieta, Guillermo sonrió al ver al Castaño con el pequeño bebé en los brazos, era un poco gracioso ver a Samuel tan grande y fuerte cargar a un bebé tan pequeño que le cabía en un sólo brazo.

Al sostener a su hija Samuel pudo apreciar su aroma, era suave y dulce, no tanto para ser el de un omega, pero era un olor muy puro y sutil, aún no sabrían sí sería un alfa, beta u omega, hasta que llegar su primer celo, pero eso no importaba por que el ya la amaba así, nada más importaba, sólo Guillermo y su hija, eso era lo único que importaba ahora.

—Gracias—miro a Guillermo y después beso sus labios.

—A ti, por darme una nueva familia—Samuel sonrió sintiendo los ojos llenarse de lágrimas así que sólo se inclinó y beso nuevamente al castaño y después beso de nuevo la frente de su hija.

Buscando el Amor(Omegaverse)(Wigetta)[Adaptación][Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora