Los tres llegaban a una vieja iglesia, desteñida por la lluvia, el tiempo y el sol, la que algún día había sido blanca hueso, ahora era más bien blanco amarillento, producto de la exposición al sol y el desgaste del tiempo. En las esquinas se podían apreciar distintos tonos de verde, que la lluvia había dejado tras formar el moho, producto de la humedad y el agua. Frente a ella un graderío que aparentaba tener cientos de gradas hasta la puerta. La iglesia estaba en una calle muy transitada, alrededor de casas y edificios muy viejos, coloniales, que se había prohibido demoler. - Nunca me han gustado estos lugares. – Dijo David mientras subían las escaleras que daban a la puerta de la iglesia de San Clodoveo. – Son tétricos, deprimentes y además... -
- ¿Te quieres callar de una vez? – Le interrumpió Estela. – Tu siempre con tu negatividad y tus quejidos, nunca estás conforme con nada ni con nadie hermanito, eres demasiado negativo para mi gusto. – Los tres subían las escaleras, David alentaba el paso para no llegar hasta la puerta de la iglesia.
- Está bien, ya no hablaré. – Dijo mientras se incorporaba a su hermana y Necros, quienes se encontraban frente a las puertas de la iglesia, Los gemelos estaban boquiabiertos ante la majestuosidad de aquella puerta. El niño se adelantó a tocar, pero Necros llegó antes que él, sin que el niño pudiera notar sus movimientos.
Los niños lo vieron por un momento, asombrados y sin decir nada, entonces al fin la niña pudo recuperar el aliento. - Eres lento hermanito. – Le dijo Estela riéndose de él. David no pudo evitar iniciar una discusión con su hermana.
- Es que tropecé. – Dijo el niño excusándose, mientras veía a su hermana muy avergonzado por lo que había ocurrido. – Sino habría llegado primero. – Cruzaba sus brazos sobre su pecho.
- Entonces eres lento y torpe. – Estela volvía a reír, David la veía furioso y avergonzado a la vez.
- Tranquilo niño. – Le dijo el exorcista. – Es una de mis cualidades. – Ambos niños lo vieron sin decir nada. Esperaron para ver el siguiente movimiento del exorcista.
- Lento. – Susurró Estela, comenzando nuevamente una discusión con su hermano.
Necros se acercó a la puerta y empuño la mano para tocar. Volteó a ver a los gemelos y les calló con la mirada. Ambos alzaron los hombros haciéndole entender que habían entendido y voltearon a verse el uno al otro. Golpeó la puerta muy fuerte y en seguida un cura, no tan viejo, salió a su encuentro. – Necros, Hijo, ¿a qué has venido? - Pregunto Rubén, era el cura de la iglesia, gordo, chaparro, calvo, a excepción de una corona de cabello que rodeaba de oreja a oreja pasando por detrás de su cabeza, mientras intentaba mirar a los gemelos que se encontraban a tras de él. – y ¿Quiénes son ellos? -
- ¿Está el Padre Santiago? – Pregunto Necros intentando ver hacia el interior de la iglesia moviendo su cabeza para ver detrás el cura, ni siquiera se tomó la molestia de saludad a Rubén.
- Si, está en su aposento. – Repuso el cura. - Pero por favor, entren. ¿Los niños vienen contigo? – Veía de reojo a los niños, a él le gustaban mucho y se sentía emocionado por verlos, aplaudía y frotaba sus manos.
Necros iba a responder pero el niño se adelantó. - Es evidente ¿No? – Pregunto David antes de que Necros pudiera tan siquiera abrir la boca. – ¿No prefieres que te esperemos acá afuera? – Pregunto a Necros contemplando panorámicamente la iglesia con la vista, veía de arriba hacia abajo y de un lado al otro muy nervioso. - Insisto, estos lugares no me agradan, son una madriguera de gente hipócrita y de falsos sentimentalistas. -
Necros vio al niño mientras cruzaba la puerta de la iglesia, entonces los gemelos entendieron su expresión y le siguieron, se quedaron parados con la puerta sus espaldas mientras Rubén la cerraba. - Esperen acá. – Dijo Necros mientras se adelantaba. – El Cura sabrá cuidarles mientras vuelvo. – Los tres veían como la figura del hombre desaparecía por la luz que entraba desde la puerta del jardín.
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Las crónicas de Necros
ParanormalEs la historia de un hombre que intenta salvar su alma exorcisando de manera neutral, hasta que se encuentra con una niña que contiene un demonio un tanto peculiar