Necros y los gemelos volvieron a entrar a la habitación, se veía nuevamente tétrica, deteriorada y estaba fría, justo como en un principio. La niña estaba sentada en la cama, justo y como él le había dejado, se dejaba ver su aspecto demoniaco, su cara desfigurada y sus ojos rojos. – Ahora si muestras tu verdadero rostro. – Le dijo éste, refiriéndose al demonio. – Así era como quería verte, y como quería ver este lugar. – Decía viendo la habitación, se le podía escuchar emocionado y eso atemorizaba a los gemelos.
El ente sobre la cama volteó su cara hacia aquel hombre, como si su cuello no se encontrase articulado, lo vio fijamente mientras los gemelos lo veían horrorizados detrás de Necros, una especie de vapor emanaba de su cuerpo, resultado del frio que había en la habitación. - Nos volvemos a ver suicida. – Le dijo la niña con su voz tenebrosa.
- Esta niña sigue sin gustarme. – Dijo el niño con voz temblorosa, se podía ver su aliento gélido al hablar, al igual que el de los demás. – ¡Con esa cara jamás conseguirás novio! – Le gritó a la niña escondiéndose tras Necros. – Estás horrible. – Al parecer no entendía a lo que en realidad se enfrentaba.
Rápidamente la niña volteó la vista hacia David, quien estaba parado justo detrás de Necros. - Cállate niño insolente, si no quieres que llame a "mami" desde el infierno. – Le dijo el demonio muy enojado. Los gemelos se sorprendieron al escucharlo, Estela se entristeció. – No es contigo el asunto. – Volvió a ver a Necros. – Es con el... - Volteó la vista hacia Necros. – Exorcista. – Dijo en tono de burla.
- Niños no la escuchen. – Dijo rápidamente Necros. Era la primera vez que un demonio contendía contra Necros, por lo regular, todos temían al tan solo oír su nombre, ningún demonio le había ganado, hasta ese momento, se mantenía invicto. - ¿Qué quieres de mí? – Pregunto Necros sin bajar la vista.
- La pregunta más bien es, ¿Qué necesitas tú de mí? – La niña estaba segura de lo que preguntaba, – Tú quieres respuestas exorcista, y yo puedo dártelas. - tenía una sonrisa malévola en el rostro. Ella conocía la historia de Necros, pero ya que él no recordaba nada, sería muy fácil para el demonio engañarlo para debilitarlo, jugar un poco con sus pensamientos, podía retorcer la realidad y los hechos pasados para su conveniencia.
El exorcista lo pensó por unos segundos, dudó que cualquiera, excepto Mikael, conociera su historia, entonces pensó que podía ser una trampa y pensó en jugar el juego del demonio para ver hasta dónde podía este llegar. - ¿A qué precio? – Preguntó Necros.
El demonio no perdía la ironía en su rostro. - Me ofendes exorcista. – Dijo la niña con su mano en el pecho. – No todo en esta vida es por conveniencia, hay cosas que se hacen por voluntad propia, sin pedir nada a cambio, sin un precio. – Le miraba con una sonrisa macabra, mientras él se movía alrededor de la cama de un lado a otro, tratando de desorientarla. Aunque en realidad el desorientado era él. Estaba cayendo en los juegos macabros de ese demonio.
- Eres un demonio, a mí no me engañas. – Necros seguía moviéndose mientras trataba de sacarle la información a la niña sin quitarle la mirada de encima. – Ustedes no hacen nada por "voluntad" como tú dices. – Se detuvo frente a la cama. – entonces repito, ¿A qué precio? –
El demonio se rio, de una forma tenebrosa, burlándose de Necros. – Me ofendes, insisto. – Dijo El demonio. – Yo no soy un demonio ordinario. – Le dijo. – Creo que ya debiste haberlo notado. – Los ojos de la niña se tornaban rojos y tenían un brillo un poco tenebroso.
David quien escuchaba toda la conversación, no pudo evitar entrometerse, pues estaba en la naturaleza de los gemelos. - Eso ya lo noté. – Repuso el niño desde atrás.
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Las crónicas de Necros
ParanormalEs la historia de un hombre que intenta salvar su alma exorcisando de manera neutral, hasta que se encuentra con una niña que contiene un demonio un tanto peculiar