Capítulo 34

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3 semanas después

Sara seguía inmóvil encima de su cama mientras escuchaba a todo volumen su grupo español favorito. Resoplé por cuarta vez y me dirigí a quitar la música, el cojín azulado dio en el blanco provocando que casi perdiera el equilibrio.

—No me estás ayudando —su voz sonó molesta.

—Lo que vas a conseguir es que nos llamen la atención por sobrepasar los decibelios permitidos en una casa.

—Por mi como si me detienen—blasfemó.

—Es una pelea como otra cualquiera que hayáis tenido —dije—seguro que Cristian está igual que tu.

—Se lo merece

—Yo sigo diciendo que en dos horas estáis bien de nuevo.

—Yo paso devolver a arrastrarme, si quiere arreglar las cosas tendrá que ser porque de su brazo a torcer.

Me senté al lado suya derrotada porque no la haría cambiar de parecer, su cara seguía inspeccionando mi reacción detenidamente para después volver a tumbarse.

—Vi a Dani ayer—soltó.

—¿Y me lo dices ahora?—grité.

No supe nada de él desde aquel día, es más, ni contestaba las llamadas así que supuse que necesitaba espacio.

—La verdad es que lo volví a ver igual que siempre, no me preguntó por ti,ni te nombro si es lo que me ibas a preguntar.

—Supongo que es normal ¿no?—busqué su mirada.

—Creo que si—respondió—¿Cómo le va a tu querido novio en el nuevo trabajo?—preguntó.

—Por lo que me ha contado mejor de lo que esperaba.

—¿No tienes curiosidad de ver su ambiente de trabajo?.

—Pues no me lo había planteado así que supongo que no, mi curiosidad se basa ahora en conseguir un trabajo para mi—respondí.

El móvil de Sara empezó a sonar por toda la habitación, mi sonrisa de satisfacción al ver el nombre de Cristian fue evidente pero no me resultó sorprendente ver que ella ni lo cogió. Me miró sonriente y feliz por ver que había dado el paso.

—Por tenerlo unas horas más sufriendo no va a pasar nada—dijo.

—Muchas veces pienso en lo malvada que eres—dije sonriendole.

—No es para tanto—me sonrió—tu me ves peor de lo que soy

—Voy a entregar este puñado de curriculums en las empresas que te dije—me levanté de la cama buscando la puerta—cualquier cosa me llamas.

—Tu igual—respondió— ¡Suerte!—gritó mientras iba por las escaleras.

Me pase toda la tarde de empresa en empresa dejando mi curriculum esperando,que por cualquier cosa del destino, se fijaran en mi. Terminé más tarde de lo creía así que me dirigí a esperar al chico de ojos verdes salir de su turno de trabajo.

Cogí de nuevo mi coche extrañando que fuera Alejandro el que estuviera sentando donde yo me encontraba pero con esa sensación arranqué aventurandome a quince minutos de viaje.

Estacioné en la acera de en frente y lo único que podía hacer era esperar. Cogí el móvil y marqué a Dani aunque supiera que pasaría de mi una vez más. Al tercer pitido vino mi más grata sorpresa.

—Hola Leire—su voz sonó más feliz de lo que me esperaba.

—Te mentiría si te dijera que no me sorprende que me lo cojas—respondí

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