Capítulo 36

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Mi pierna derecha se movía arriba y abajo mientras esperaba que la secretaria pronunciara mi nombre torpemente.

Miraba en todas las direcciones intentando encontrar algo con lo que me tranquilizara pero fue en vano, el normal reloj de pared se encontraba en frente de mi, recordándome que de un segundo a otro iba a ser entrevistada.

—Señorita Sorní, puede pasar—La casta voz de aquella señora retumbó en la sala.

Me puse de pie mientras la interrogaba con la mirada señalando la puerta de delante,ésta asintió, por lo que tomé una gran bocanada de aire. Toqué dos veces la puerta

—Adelante—la voz grave me envolvió.

Asomé la mitad de mi cuerpo pero al ver el ridículo de mi comportamiento me puse la máscara de la seguridad; caminé directa hasta acercarme a la gran mesa en la que ese hombre mayor estaba sentado.

—Siéntese por favor—levantó su mirada por encima de las grandes gafas de pasta negra.

—Gracias—articulé

—La verdad es que quedé impresionado con su curriculum—comenzó a hablar.

Esa revelación me resultó rara, no tenia una media que sobresaltara y por un momento pensé que se había equivocado de persona.

—Gracias—volví a decir—aunque tengo una medía normal.

—No se vende usted muy bien —alzó sus cejas.—Lo que me impresionó fue su nota en una asignatura en especial además del curso relacionado con ésta.

—Se refiere al estudio macroeconómico de los grandes mercados—afirmé.

—Exactamente por lo que me atrevo a decirle esta propuesta.—agregó.

Mis nervios aumentaron cuando le escuché decir que iba a decirme la propuesta, le veía bastante interesado en mi, así que me imaginaba que esa proposición iba a resultar muy tentadora.

—Quiero que entre en unas prácticas remuneradas de seis meses en nuestra empresa de Madrid. Se que no tiene experiencia por lo que de ahí esas prácticas remuneradas, además de pagarle la estancia esos seis meses para facilitarle la situación. Cuando acabaran esos seis meses y viendo lo buena que es en esa campo y lo necesaria, sería contratada y pasaría a cobrar esto—me extendió un papel donde aparecía la cantidad.

Mis ojos se abrieron como platos al apreciar que yo en apenas seis meses podría llegar a cobrar cada mes semejante dinero.

—¡Esto es muchísimo!—exclamé— pero tendría que irme a Madrid.

—¿Es un sacrificio para usted?—preguntó—la estancia le resultaría gratis mientras estuviera en prácticas.

—¿Hasta que día tengo para aceptar o rechazar su oferta?.

—Hasta el viernes.

Me daba cuatro días para tomar una decisión que no se puede tomar a la ligera, dejaría demasiadas cosas pero por otro lado debo vivir mi vida alejada de lo que estoy acostumbrada, luchar por mi futuro. 

—Le entrego los papeles correspondientes para que los lea detenidamente—dice alargando su brazo facilitándome el acceso a ellos.

—Muchas gracias, lo pensaré bien—dije mientras me ponía de pie y estreché su mano

—Cualquier duda ya sabe donde estamos—dijo mientras tomaba el pomo de la puerta.

—Gracias—dije sincera.

Salí de la oficina velozmente porque necesitaba aire fresco con urgencia. Alejandro vino a mi mente en cuanto escuche Madrid salir de la boca de ese hombre de gafas gruesas, podría decir que me daba pena dejar a mi familia y no verlos tan a menudo pero mentiría.

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