||Segunda Parte||

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Lucí.
Estábamos llegando a casa, Makoova estaba realmente feliz, al igual que todos. La cena era en 4 horas, así que nos metimos a bañar. Al salir me empecé a secar el pelo, Zhenya entró y me hizo tres trenzas en la parte superior de mi cabeza, lo demás lo recogió en una coleta haciendo unos bucles naturales en las puntas. Ella salió para terminar de arreglarse, me pinte haciendo algo natural en los ojos, para después pintarme la boca en rojo y ponerme unas pestañas algo llamativas.
Me levante de la silla donde estaba sentada, camine hasta ver mi vestido, me puse dos fundas, en una metí mi cuchillo y en la otra mi arma cargada. Con cuidado me metí en mi vestido azul cielo, estaba por subir la cremallera cuando siento unas manos frías recorriendo mi espalda.

X: Que hermosa estas cariño...- dijo con su voz ronca, que tanto me gusta.
Yo: gracias amor...
Deiman: ¿tú ayudo?
Yo: Por favor...

Subió la cremallera para después darme un beso en el hombro, me voltee y lo mire en un traje parecido al que llevo en mi graduación, esta vez sí traía corbata. Le acomode la corbata y le di un beso en la mejilla, le agarre de la mano para ponerme los tacones, el me sostuvo con una sonrisa. Me puse unos pendientes y acomode mis anillos de compromiso y matrimonio.

Yo: ¿Armas?
Deiman: Claro...

Extendió el saco mostrando un sobresaltado debajo de su camisa, yo subí el vestido hasta dejar ver mis armas, el solo negó riendo, me pasó mi celular y bajamos a la sala, todos estaban listos, incluso Makoova en un hermoso vestido corto rosa bebe, traía unos zapatos plateados con poco tacón, su pelo en bucles suelto.
Una vez que llegamos al restaurante, nos condujeron al lugar privado. Cuando llegamos ahí nos pusimos a hablar con Makoova, a ella le encantaba recibir la atención y a nosotros nos encantaba dársela.
Recibimos la comida mientras hablábamos de cómo era su vida en Rusia, Deiman y ella nos contaba cómo había sido su vida en ese lugar.
Ella se notaba extraña, como más cansada, se le notaba pálida, estaba muy delgada.
Ya estábamos en el postre y la noche iba de maravilla, todos estábamos riendo por un chiste de Jared y Daniel. La noche se termino y con esa fantástica noche, Makoova ya estaba cansada, así que junto a Yadenis, Zhenya y Jared nos fuimos a la casa. Makoova iba dormida en las piernas de todas, su cabeza la tenía en mis piernas, parecía un ángel durmiendo, nunca sentí la necesidad de cuidar de una hermanita, pero ahora que está Makoova no sé qué haría sin ella.

Deiman: Makoo, ¿qué quieres hacer mañana?
Makoova: No lo sé, creo que quedarnos en casa sería un gran plan.

Se le notaba cansada en cada palabra que pronunciaba, en cada movimiento que hacía, se acomodó y antes de dormirse murmuró algo lo suficientemente alto para que escuchamos todos.

Makoova: Voy a dormir, no me despierten. Los quiero mucho gracias por esta noche y los últimos días.
Yo: Descansa princesa, gracias a ti por estos días, todos los necesitábamos.
Deiman: Nosotros también te queremos, princesa.
Todos: Te queremos Makoova.

Y con eso la pequeña niña en mis piernas se durmió agarrada de mi mano. Estuvimos hablando en voz baja porque le queríamos dar un regalo, ella había querido mucho hacerse unas perforaciones y comprarse unos nuevos aretes que le gustaban mucho. Mañana la llevaríamos al centro comercial.
Al llegar a casa, las chicas se bajaron, me quite los tacones para poder bajar con cuidado a Makoova, estaba fría, ya que en realidad hacía frío. Deiman la cargo y la subió a su cuarto.

Deiman: Lucí, ¿la puedes cambiar?
Yo: Si, déjala en la cama, ya subo.

Me serví un poco de agua, para después subir a su cuarto junto a Stella quien dormía con ella. Entramos y busque su pijama en el cajón. Cuando fui a su cama, me acerqué a ella, quiete mechones de su cara para verla con sangre saliendo de su nariz.

Yo: Stella, puedes traer un poco de papel del baño, le está sangrando la nariz a Makoova.
Stella: Esta bien, despiértala.

La moví un poco mientras le hablaba, pero no despertaba.

Yo: Makoova, despierta, te sangra la nariz... Vamos arriba, vamos a lavarte la cara... Makoova enserio vamos, es solo un momento.

La movía un poco más brusco, pero nada. Estaba realmente pálida, le quite el suétercitó que traía para darme cuenta de los hematomas en su piel, sentí como lagrimas al ver que ella no respondía.

Yo: Stella.... Sheila! Sheila!
Sheila: Si patrona?
Yo: Prepara el carro que dejamos afuera, rápido!
Sheila: Si...

Ella salió corriendo, cargue a Makoova, salí del cuarto y baje las escaleras llorando y pensando lo peor. Me encontré con todos abajo, no la podía, me sentía débil, me escucharon cuando baje las escaleras, todos me voltearon a ver.

Yo: Deiman, es Makoova! Ayúdame.

El se quedo helado. Todos nos volteaban a ver, Daniel y Jared se me acercaron, el primero cargo a Makoova y él segundo me ayudó a mi.

Yo: Zhenya trae unos zapatos para mí, nos vemos en el hospital central.

Jared me ayudó a salir y mientras jalaba a Deiman que estaba en shock. Jared me ayudó a subir y corrió a dar la vuelta, Daniel estaba atrás conmigo, Deiman iba enfrente. Rápido nos fuimos al hospital.

Yo: Vamos pequeña, despierta, quédate aquí. No te vayas.... Makoova por favor, no nos dejes.
Daniel: Ella estará bien, si? Lucí, estará bien.
Jared: Vamos Deiman, amigo.... Ella estará bien, tienes que ponerte bien, para estar con ella.

Cuando llegamos al hospital ya había llamado Daniel así que tenían una camilla lista, se bajó Daniel y la bajó a ella después, Deiman no reaccionaba, me baje yo junto a Daniel, seguí la camilla mientras la revisaban. Me detuvieron al ellos pasar por unas puertas.

Yo: no, déjenme pasar, tengo que estar con ella!- dije llorando
X: no puede pasar señorita.
Daniel: Vamos... Lucí, ven.

Me agarro de la cintura y me llevó a la sala de espera, me sentó en una silla. Lloraba como nunca antes.

Daniel: Vamos, ella estará bien. No llores díabla.
Yo: Daniel, ella es la que nos alegra... ¿Y si estos días que pasamos... Fueron su despedida?
Daniel: Si eso es lo que ella pretendía, entonces... Ella quería que la recordáramos como en sus últimos momentos. Feliz, alegre... Siempre con una sonrisa.

No podía dejar de llorar, Deiman y Jared llegaron, yo solo miraba la sangre en el vestido, sangre de Makoova. No dejaba de sangrar en el carro, le salía y salía sangre de la nariz. No podía mirar a otro lugar, las manos me temblaban al ver un poco de sangre de ella. Sentí como un peso cayó enseguida de mi, pasó su brazo por mis hombros y me hizo recargar en el, Deiman estaba sollozando en silencio.

Los Demonios.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora