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CAPÍTULO 13: "La gota que colmó mi vaso"

Por lo visto mi madre había sufrido un episodio muy parecido al mío esa mañana cuando se encontraba en la panadería del pueblo, las chismosas de las vecinas estaban hablado de mi supuesta doble vida, ellas no la vieron entrar y como a mí me pasó en el baño, mi madre se tuvo que tragar todo lo que quisieron decir sobre nosotros.

Para colmo mi padre vino contando que en el bar donde almorzaba todos los días hoy se había presentado Víctor con su padre a almorzar. Habían estado hablando con mi padre sobre lo que nos había pasado y Víctor le había dicho que todavía estaba enamorado de mí, que sabía que no se había portado bien conmigo mientras estábamos casados, que había descuidado mucho nuestra relación y estaba muy arrepentido. Que si yo quería él estaba dispuesto a volverlo a intentar, porque me quería y no le importaba lo que hubiera pasado, solo quería estar conmigo otra vez.

Mi padre vino a casa muy afligido, por lo que me dijo no supo que decirle a Víctor, sólo le prometió que hablaría conmigo, según me dijo, advirtiéndole de que esa decisión la tenía que tomar yo.

Por lo visto se habían puesto todos de acuerdo para acabar conmigo

No tuve el valor para decirles a mis padres lo que sentía por Pablo, en cambio opté por callarme y seguir ocultando mi relación con él.

Eso no hizo muy feliz a Pablo y por supuesto como yo me temía, el no poder estar con él asolas empezó a hacer mella en mi estado de salud mental. La ansiedad volvía a hacer acto de presencia en mi vida, aunque en realidad nunca se había ido del todo, pero mientras me recargaba de energía durante nuestros encuentros la podía controlar. Ahora solo nos quedaban las miradas en la oficina y las llamadas por teléfono. No era suficiente para mantenerme cuerda. Las crisis de ansiedad cada vez eran más recurrentes y más fuertes.

Los siguientes días fueron a peor, lejos de olvidarse de nosotros, la gente cada vez hablaba más, por lo visto según decían me habían visto por todos sitios con Pablo y Víctor había estado tolerando mis cuernos porque estaba loco de amor por mí, según decía la gente, que por supuesto sabían más que yo misma, había tenido un aborto provocado porque me había quedado embarazada de mi jefe y este no quería tener hijos conmigo, ¡mi vida era un circo!

Una noche al llegar a casa de mis padres después de trabajar, mi madre me vino con el último chisme que se hablaba sobre mi vida, era según las vecinas, que Pablo me engañaba con otra mujer , al parecer estaban completamente seguras de ello, pues lo habían visto besándose apasionadamente con ella en la puerta de su casa, al igual que dijeron mis compañeras en el baño pensaban de Pablo que era un mujeriego y que me había arruinando la vida para nada, solo estaba conmigo por diversión, según decían. Ya no pude soportarlo más y estallé, mi mente se colapso al momento, me dio una crisis de ansiedad que hizo que acabara ingresada en un centro de salud mental durante un largo tiempo. Perdí el rumbo de mi vida, me perdí a mi misma...

No era capaz de mantenerme despierta más de unas horas al día, me pasaba los días en la cama de mi habitación en la clínica. No recuerdo mucho de esos días, por lo que me cuentan me tenían dopada durante todo el día, pues cuando intentaban rebajarme la medicación me volvían los ataques de ansiedad y al parecer cada vez eran más fuertes. Los médicos habían empezado a temer que mi situación me llevara a un estado crónico, pues no mostraba interés por nada.

Sinceramente, no me acuerdo de casi nada, mi familia se mantuvo a mi lado durante todo el tratamiento, me contaron que Víctor vino varias veces a verme pero que los médicos habían aconsejado que no sería conveniente para mí verlo, pues él era parte de la causa de mí estado. Virginia venía casi todos los días a verme, se pasaba un par de horas conmigo, según me contaron sin dejar de hablar, contándome todo lo que se le pasaba por la cabeza. Los médicos no sabían cómo hacerme volver a la realidad.