CAPÍTULO 16: "Empezar de nuevo"

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Llegue a mi nuevo destino, a mi nueva vida mejor dicho, me sentía muy mal, no tenía fuerzas para nada pero me había prometido a mí misma que iba a sacarlas de donde fuera para volver a empezar.

Nada más llegar llamé a Virginia y le conté todo lo que había decidido y me disculpé por no haber podido despedirme en persona. Mi amiga se enfadó mucho conmigo, no tanto por no haberme despedido, pues solo estábamos a tres horas en coche de distancia y como ella dijo nos veríamos pues iba a venir a visitarme, se enfadó más por haber tomado mi decisión sin antes haberlo hablado con ella, Virginia pensaba que estaba cometiendo un terrible error, como ella misma me dijo. No creía que la solución a todos mis problemas fuera salir huyendo de todo lo que había representado mi antigua vida, ella decía que no podía dejarlo con Pablo con otra mentira, porque ella sabía mejor que yo misma incluso, que amaba a Pablo más que a mí misma. Pero como ella misma dijo, ante todo era mi amiga y lo único que podía hacer era decirme lo que pensaba y respetar mi decisión pues aunque le dolía en el alma verme cometer tan gran error, era yo la que tenía que seguir con mi vida y aprender la lección. Me prometió después de habérselo rogado mil veces que no le daría ni mi número de teléfono ni mi dirección a Pablo, no quería volver a saber nada más de él, lo amaba y solo si no sabía de su vida creía que podría olvidarlo. ¿De verdad pensaba que iba a ser tan fácil olvidarme de Pablo?

Al principio estuve quedándome en un hotel durante unas semanas, hasta que llegó a mi cuenta todo el dinero de la casa de Víctor y como era bastante decidí mirar un apartamento para comprarlo, pues necesitaba hacer algo con mi dinero y lo mejor sería invertirlo en el que sería mi nuevo hogar.

Los días siguientes a mi huida, porque eso fue lo que había hecho salir huyendo de mi antigua vida, fueron los peores de toda mi vida. Me encontraba totalmente hundida, no veía salida a mi sufrimiento, solo quería estar con Pablo pero eso gracias a mi maravillosa decisión ya no podía hacerlo, no podía quitarme de la cabeza la estúpida idea de que Pablo me había estado mintiendo sobre lo de Alicia. Creía conocerme lo suficiente para saber que después de haber descubierto la mentira no volvería a poder confiar en él, no podría hacer como si nada hubiera cambiado, iba a convertirme en una novia celosa y posesiva, viviría con miedo constante a ser traicionada y eso no funcionaría. No le había dado la oportunidad de defenderse o por lo menos de darme una explicación y eso hacía que empezara a flaquear con mi decisión, pero conseguí convencerme de que había sido lo mejor para todos, para mi familia por supuesto, pues les había evitado el tener que volver a enfrentarse a los chismes de la gente, al darles la razón con respecto a mi relación con Pablo. Para Pablo no sé si era lo mejor, aunque quería pensar que si lo había sido, pues no creo que él ni nadie pudiera aguantar estar con alguien que no confiara en su amor, seria vivir constantemente justificándose por todo y siendo juzgado sin motivos, no sería justo para nadie. Con mi decisión le estaba dando la oportunidad de aprender de sus errores y ser sincero con otra persona con la que quisiera compartir su vida, seguro que no le faltarían candidatas para ello.

Para mí también era lo mejor me convencí de haber hecho lo correcto, pues de esta manera tampoco yo tendría que volver a oír nada sobre mí, porque aunque se hablara no estaba allí para oírlo. Además de esta manera no volvería a sentir miedo a perder a Pablo, miedo a ser traicionada por él, no iba a permitir que nadie más me volviera a romper el corazón, lo había cerrado con llave para siempre y la llave la había echado al fondo del océano. No quería volver a sentir lo que era el amor, no entraba en mis planes ni a corto ni a largo plazo, así sería más fácil seguir viviendo.

Por supuesto Pablo había intentado contactar conmigo pero no lo había conseguido, lo primero que hice nada más llegar a ciudad fue cambiar de número de teléfono, solo conservé los números de mis padres y el de mi amiga Virginia, no necesitaba ninguno más para empezar con mi nueva vida, de esta manera evitaba tener la tentación de llamar a Pablo, si algo seguía teniendo de la antigua María era mi terquedad, eso no había conseguido dejar atrás, era parte inamovible de mi identidad.

Gracias a mi currículum y a la carta de recomendación del Sr. Fernando no me costó mucho encontrar un nuevo empleo. Acabe siendo contratada como secretaria de dirección en una editorial, aunque la empresa solo tenía en común con la anterior el papel que utilizaban para editar los libros, mis funciones en la empresa acabaron siendo las mismas. En cierta manera había sido una mejora, pues me encantaban los libros y ahora ayudaba a crearlos. No tardé en adaptarme, me entregué en cuerpo y alma a mi nuevo empleo, eso hacía más fácil mis días y así evitaba pensar en otra cosa que no fuera mi trabajo.

Virginia me llamaba todos los días para saber cómo me iba, era el único momento del día en que me permitía pensar en algo más que en mi trabajo. Mi amiga evitaba hablarme de Pablo, savia que no quería oír nada de él y ella como me había dicho siempre respetaba mis decisiones y el no saber nada de él había sido una de ellas.

Virginia vino a verme un fin de semana, tenía muchas ganas de verla, pero al mismo tiempo temía que su visita me trajera noticias por las cuales pudiera volver a sentirme como lo hacía la antigua María. No fueron esas noticias las que me trajo mi amiga, estuve a punto de preguntarle por Pablo, pero gracias a dios me contuve. En cambio mi amiga me dijo que en realidad su visita era más una despedida, Marcos y ella llevaban un tiempo viviendo juntos y aunque no querían casarse, si querían formar una familia, a Marcos le habían ofrecido un puesto de directivo en su empresa, por supuesto era un ascenso, la única pega era que el puesto era para la filial que tenían en Londres, el sueldo era muy atractivo y no podía rechazarlo. A Virginia no le hacía mucha gracia tener que dejar su trabajo pero ella amaba a Marcos y no quería tener una relación a distancia, además como ella misma dijo, se le estaba pasando el arroz y quería tener hijos. Con el sueldo que tendría Marcos podrían vivir muy bien sin tener que trabajar ella y así podría criar a sus futuros hijos. Me alegraba mucho por mi amiga, la veía tan feliz con Marcos, por fin tenía alguien bueno de verdad en su vida.

-María cielo, tu podrías estar viviendo lo mismo que yo ahora --dijo Virginia mirándome tristemente—

-¡Virginia, por favor!, no necesito que me des un sermón de cómo podría haber sido mi vida. —Le contesté secamente—

-Lo se cariño, solo es que me da tanta pena ver cómo estas desperdiciando tu vida. Pablo te ama María, no sabes cómo está sufriendo, no queda nada del Pablo que era cuando estaba contigo, se ha vuelto arisco y serio, no tiene alegría, hasta ha perdido su sonrisa. Perdóname pero te lo tenía que decir, porque sé que tú también le amas y te veo ahora y no te reconozco María, siempre has sido muy eficiente en tu trabajo pero hasta el punto de ser solo eso no, debes volver mi niña, nunca te he dicho lo que tenías que hacer en tu vida pero ahora me arrepiento de no haberte insistido en que te quedaras María. Pensé que al final entrarías en razón, pero no, insistes en seguir con tu vida fingida.

-Aprecio mucho lo que intentas Virginia, pero ya sabes que no voy a cambiar de opinión. Solo te pido por favor que no vuelvas a hablarme de Pablo, respeta mi decisión como has hecho hasta el momento. Aunque no lo creas yo estoy aquí mucho mejor. —Le dije a mi amiga todo lo calmadamente que pude, después de sentir mi corazón otra vez latir fuertemente al escuchar el estado en el que se encontraba Pablo.

Lo sentía, de verdad que sentía el dolor que le estaba causando a Pablo, pero en ese momento estaba convencida de que era lo mejor para todos, tarde o temprano el dolor pasaría y me olvidaría, al igual que yo conseguiría olvidarlo algún día o por lo menos eso creía.

Virginia respetó mi petición y no volvió a hablarme de Pablo en los dos días que pasamos jutas. La iba a echar mucho de menos, la quería como a una hermana y ella a mí también lo hacía, me lo demostraba todos los días.

Nos despedimos llorando pues sabíamos que iba a pasar un tiempo bastante largo hasta pudiéramos volver a vernos, se mudaban a Londres la próxima semana y aunque su intención era venir a España al menos una vez cada dos meses, dentro de nosotras sabíamos que eso no sería posible si quería formar una familia. Le prometí que la próxima vez sería yo la que iría a visitarla cuando ya estuviera instalada en Londres, siempre y cuando me lo permitiera mi trabajo, claro.

Cumplí su promesa, aunque un año más tarde, fui a conocer a Lucas, su primer hijo y mi ahijado. Era un niño precioso y muy tranquilo como Marcos, me sentía muy feliz por mi amiga.

Mantuvimos nuestra amistad intacta aunque en la distancia, gracias a las nuevas tecnologías. Hoy en día continuamos hablando todos los martes por videoconferencia, es nuestro momento sagrado como dice Virginia.

El Camino  #PremiosAwards2019#CarrotAwards2019#ButterflyAwards2021#Donde viven las historias. Descúbrelo ahora