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CAPÍTULO 19: "Volvernos a encontrar"

Había estado los últimos días pasándome a hablar con Jofiel todas las mañanas, éste me había hecho comprender muchas cosas de mi vida anterior y lo que era mejor, había conseguido soltar gran parte de la culpa y el dolor que arrastraba todavía. Lo que no había conseguido de momento era dejar atrás por completo el miedo, como me había explicado Jofiel, cada cosa llegaría en su momento.

Gracias a él empezaba a ver un poco más de luz en mi vida, volvía a permitirme a mí misma tener sentimientos que hacía mucho no sentía. Y lo mejor era que empezaba a dejar de culparme por todo lo que pasó.

Esa mañana Jofiel me había vuelto a recordar que no nos quedaba mucho tiempo para vernos, sus palabras hacían aflorar en mi un sentimiento de tristeza y ansiedad a partes iguales, según me había explicado su marcha significaría que había llegado el momento de retomar mi camino, o por lo menos de intentarlo, pues seguía insistiendo en mi derecho a equivocarme en mi vida, según él de eso se trataba nuestra aventura en este mundo

Al llegar a mi oficina encontré una nota en mi mesa donde mi jefe me decía que me encontrara con él en la sala de reuniones. Era la primera vez que solicitaba mi presencia en una reunión, pues en mis funciones no entraba el trato directo con los clientes, por ese motivo me resultó tan extraña la situación. Mi estómago me mostró su inquietud con un hormigueo inquietante, el corazón me empezó a latir un poco más acelerado y supe que algo iba a cambiar en mi vida esa mañana

Cogí mi portátil y me dirigí a la sala de reuniones, la puerta ya estaba cerrada y como no quería interrumpir nada le pregunté a Jessica, la recepcionista de esa planta si ya habían empezado la reunión:

-¡Buenos días Srta. María!—me saludó Jessica.—Sí, han empezado más temprano, pero el jefe me ha dicho que te dijera que entraras nada más llegaras.

-¿Tienes idea de que trata la reunión?—le pregunté—

-No lo sé seguro, sospecho que es una firma de un contrato con un proveedor muy importante, parece ser que fue una decisión de última hora y al jefe no le ha dado tiempo de prepararlo todo por lo que veo. Yo creo que por eso necesita de tu presencia, para que redactes el contrato al momento.

-Muchas gracias Jessica. —Tenía sentido lo que me decía, pues recuerdo que el día anterior mi jefe tuvo una reunión a última hora de la tarde.

Más tranquila aunque con un extraño hormigueo en la boca de mi estómago, me dispuse a llamar a la puerta.

-Pase María por favor. —Escuché decir a mi jefe—Les presento a María mi secretaría de dirección y por supuesto mi mano derecha en la empresa.

-¡Buenos días!, disculpen mi interrupción. —Dije tímidamente mientras ocupaba la silla que mi jefe me estaba ofreciendo a su lado, todavía no podía ver la cara del hombre y la mujer que estaban sentados con mi jefe en la mesa, pues estaban sentados de espaldas a la puerta, pero sus siluetas me resultaban familiares...

Al dejar mi ordenador me dispuse a ofrecer mi mano a la pareja para saludar como era debido. Mi corazón empezó a latir fuertemente sin sentido, ¡no podía ser cierto! Delante de mí se encontraba Pablo, era la primera vez que nos veíamos desde hacía más de dos años, desde que salí de su vida para siempre.

Pablo estaba como congelado, no reaccionó tampoco, su expresión era de sorpresa y me pareció reconocer en su mirada una ráfaga de alegría. Al ver que no reaccionábamos la mujer tomó las riendas del momento sacándonos de nuestro estado de shock, al oír su voz mis nervios volvieron a hacer acto de presencia.

-¡Buenos días María!, que sorpresa verte aquí. —Dijo Sofía con tono de ironía—No sabíamos nada de ti desde hacía mucho tiempo.

Como podía el universo portarse así conmigo, entendía que tenía alguna lección pendiente de mi pasado, pero esto era demasiado.