GUERRERA ━━ los caballeros del zodíaco

La diosa del pasado

—¿Eres tu?.—cuestionó la diosa Athena algo confusa, al momento de acercarse a la nueva inquilina.

—Así es su alteza, mi nombre es Kira Mizuno.—la antes mencionada sonrió con un toque de sinceridad. —soy la reencarnación de aquella chica que dio la vida al protegerte. —afirmó aun con una bella sonrisa.

  La diosa Athena se encontraba más confundida que nunca, la chica que se piensa frente a ella era una aliada de lo más fuerte, o al menos eso es lo que poco recuerda del pasado. Sabía que era ella debido a que nadie sabe que fue lo que ella había hecho anteriormente, así que el mencionar los actos heroicos del siglo XV dedució al instante que se trataba de ella.

  Era sólo la pequeña impresión que tenía, puesto que ella pensaba que jamás la encontrarían. Había hecho un gran trabajo al cederle la misión a Mū.

—¿Kira?.—replicó la diosa, con cierta sorpresa en su rostro.

—En efecto.—la de cabellos rubios pálidos sonrió nuevamente, para después ejecutar una reverencia.

  Aunque su afición era encontrar a una de sus hermanas, quería asegurarse que fuera ella en realidad, así que la diosa se acercó a la de cabellos rubios de una forma lenta, para después tomar sus manos. Después de aquel contacto físico ella sonrió, el cosmo de la chica era uno familiar, y de hecho uno demasiado grande, digno de poseer de su familia.

—Gracias Mū. —agradeció la diosa protectora, este solo ejerció una reverencia.

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—¿Mū?.—se había escuchado a la perfección la voz de un ex caballero, el viejo maestro de Libra.

—Viejo caballero de Libra, tu secreto nunca será revelado. —el anciano sonrió tras escuchar aquello que Mū habia dicho.

  Así que para que el le dijiera tales palabras, ella ya debería de estar en este lugar o al menos eso dedució el anciano. Como lo había mencionado anteriormente ella tiene que aparecer en el momento indicado, de esa manera no deberían de forzar a que apareciera en un dos por tres.

—Gracias.—el anciano le agradeció con los ojos cerrados, en serió le debía mucho al caballero de Aries.

—Veo que aun la tienes aquí. —añadió el caballero de oro, a lo que el ex caballero asintió.—procura que ella no deje ver su cosmo, ya que fácilmente eso no pasa desapercibido. —aconsejó, aunque este perfectamente sabía que el era un anciano sabio.

—Lo estamos entrenando.—Mū sonrió, tal y como lo pensaba.

—Siempre un paso adelante. Cuidate .—generó después de darse media vuelta y alejarse del lugar.

—Estamos tan cerca de una Guerra Sagrada, y tan lejos de una victoria segura.—agregó para después dirigirse hacía un lugar en específico.

  Dohnko sabía perfectamente los planes de Athena gracias a Mū, así que para no alterar la verdad en el Santuario le había pedido tratar con alguien al que el ya conocía gracias a (T/N). Kira Mizuno, una chica con alto potencial, al igual que altas destrezas. ¿Que plan cumpliría la chica en el Santuario? Fácil, ella sería la joven en la que "reencarno" la muchacha que salvo a Athena. ¿Cómo lo cumpliría? Para cualquiera es totalmente difícil tomar el lugar de dios, ya que lo que hace más visible es el cosmos que posees.

  En una batalla que había tenido contra la caballero de Águila, ella mencionó que Kira tenía el poder de la ilusión, podría copiar el más mínimo cosmo para su beneficio, pero solo era un completa ilusión para engañar a una presa, cuando le pedían que utilizará todo su potencial le sería difícil hacerlo.

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—¿Está completamente seguro de que Kira hará un bien trabajo?. —le cuestionaste al anciano que se encontraba frente a tí.

—Por supuesto, su cosmo paso por inadvertido.—comentó el mayor, cerrando completamente los ojos.

—En eso tiene la razón, el cosmo de Kira parece el de un Dios. Creo que ella no podría con esto, ya que cada vez que utiliza aquella ilusión hasta un porcentaje de lo que verdaderamente es su cosmo.—aseguraste con una mano en tu mentón.

—Después de todo durante su batalla tu sentías el poder de  no derrotados debido a su cosmo, así que ella podrá saber que hacer en esa situación.—asentiste ante aquello, quizás el tenía la razón.

  De un momento a otro habías sentido la presencia de dos cosmos malignos, algo que para tí, te desconcerto aunque no para tanto, sabías que algún día llegarían por Athena, y ese día debías de jurar su completa lealtad.

—Viejo maestro.—comentaste para después observarlo de reojo, a lo que el sólo se quedó analizando tu mirada.

  Era completamente parecida a la de aquella diosa, es completamente imposible que en ella existiera tan sólo una pizca de maldad. Ahora no sólo debía de cuidarse de los caballeros dorados que no pensaría ni un solo minuto en atacarla, sino también de aquellos dos cosmos malignos que se encontraban  aproximándose hacía el Santuario, por un sólo objetivo. La cabeza de Athena.

  De repente un cosmos de lo más familiar había aparecido en el Santuario, lograba reconocerlo de eso no existía ninguna duda, se trataba de el único caballero de Pegaso, Seiya. Aunque al instante de lograr sentir aquella energía, dicho cosmo se había apagado.

—Necesito ir.—pronunciaste al mismo tiempo de tomar tu armadura de bronce, aunque habías sido detenida por la autoridad que cuidaba de ti en estos momentos.

—No, no lo harás. —te llamo el anciano.—los caballeros dorados te verian, y sería tu completo fin. Si quieres ayudar espera a que ellos ingresen a esta casa.—mordiste el interior de tus mejillas, completamente disgustada por aquello.

  Aunque era difícil, Dohnko tenía la razón, después de que "te fueras" del Santuario. Saori había cambiado un poco la regla, siendo ahora que si lograban ver a un caballero de bronce, este jamás saldría con vida. Así que fue en ese momento en donde tu cabeza había dado el click. Si Seiya se encontraba en el Santuario, lo más probable es que el mismo caballero dorado de la primera casa, ya lo haya exterminado.

—Seiya.—murmuraste con una gran preocupación.

—Se lo que piensas, Mū no es tan tonto como para asesinarlo.—aquello te había tranquilizado, sólo un poco.

  Mientras tanto, debías de prepararte para las nuevas batallas que se acercaban. Debías de ser capaz de tan sólo llegar al nivel de un caballero dorado, no por nada habías estaso entrenando después de tu última batalla.