Una meta

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  El cosmos del guerrero de Aries se estaba debilitando, algunos cosmos malignos habían logrado entrar a la residencia del caballero, en conclusión, ellos habían ganado. Tu rostro estaba confundido, debido a que aquellos cosmos los reconocías a la perfección, ellos eran antiguos caballeros de Athena pero, existía uno en el cual no lograbas comprender de quien se trataba, o al menos tú.

— Viejo maestro. — el ex caballero Dohko ya no se encontraba junto a tí. — ¿donde está?. — examinaste cada parte del lugar, pero no había rastro de este.

  Tomaste de manera fuerte aquella armadura de águila. La situación se estaba volviendo prácticamente intensa, no sabias que podrían llegar a hacerle al caballero de oro, es más, te encontrabas demasiado nerviosa que no te habías percatado de que tu cosmos comenzaba a sobresalir en el área.

  Se trataban de uno de los más grandes caballerosas poderosos, los de armadura de  oro, alguien con un poder descomunal, y al parecer había recibido gran daño

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—  La situación se esta volviendo cada vez más peligrosa. — admitió una chica de largos mechones color rublos.

— Estas en lo cierto, hermana. — una voz cálida se había escuchado en el lugar.

  La de cabellos rubios, poseía un hermoso vestido en color blanco, al igual que su acompañante, Athena. Ante los ojos de todo el Olimpo Athena era una de las medias hermanas de Artemisa, aunque no fueron progenitadas por la misma madre, lo fueron por el mismo padre, Zeus.

  Ante aquello Athena se dedicó a llamarle a su acompañante, "hermana". Sin duda, la chica denominada Kira Mizuno, le preocupaba hasta donde podría terminar su cosmo, estaba cansada, pero ante los ojos de Athena frente a ella no podría hacer nada al respecto, ya que uno de los ex caballeros dorados se había tomado la molestia para encontrar la y, para que ella logrará encajar en el papel de diosa.

  Ella tenía la suerte de que su rostro recomno era reconocido para ninguno de los caballeros dorados, tanta era la suerte que decidieron confiar más en su cosmos, que en lo que una diosa verdaderamente podría hacer.

  A la siguiente en tomar el cargo de amazona, le preocupaba que solo existían, ahora, unos cuantos caballeros para proteger a la diosa Athena, sabía que hacías a su seudónimo de "Artemisa" Ella debía de  ser la primera en atacar, a cualquier costo.

  Aunque aveces se preguntaba porque había aceptado la misión.

— Diosa Athena, Diosa Artemisa. — el ex maestro de Águila había entrado a aquel lugar espacioso, tomando la atención de los presentes.

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  Cuando estabas apuntó de dirigirte hacia la entrada de la casa de Libra, algo había llamado tu atención.

  El cosmos del caballero de Tauro había desaparecido de forma repentina, cosa que provocó que te alterarás aún más, el caballero con que anteriormente habías luchado ya no se encontraba presente, es decir, su cosmo ya no era capaz de percibirse. No sabias que hacer, te encontrabas sola en la casa de Libra, ya que Dohko te dejó en aquel lugar sin decir absolutamente nada al respecto.

  El menciono que debías de estar en aquella casa, pase lo que pase pero, en esos momentos no sabias con exactitud que pensar.

  Tal vez si te querías salir de la casa de Libra tendrías dos opciones, encontrarte con tu legítimo maestro ó encontrarte con el hombre más cercano a los dioses, alias Shaka de Virgo. El encontrarte con este último sería todo un completo caos, ya que el es uno de los más poco poderosos caballeros, no tendrías ninguna oportunidad contra él.

  Pero, por el otro lado se encontraba Milo de Escorpión, persona que te vio crecer además de tus hermanos, este era poderoso pero sabias que tácticas utilizaría, un punto a tu favor.

  Estando ya en el completo caos del santuario, decidiste que lo mejor para ti, y para el pasar desapercibida en ese lugar, sería visitar a tu antiguo maestro, Milo. El te ayudaría pero, lo demás ya dependería de ti misma.

  Cuando estabas aportación cruzar la salida de la casa de Libra, nuevamente algo que lo había impedido, un cosmos que nunca en tu vida habías reconocido se encontraba en la casa de Géminis, cosa que a tu parecer te sorprendió.

— Debe de ser alguien de ayuda. — murmuraste para después alejarte cada vez más al hogar de Libra.

  Necesitabas estar alado de tu maestro, necesitabas sus consejos de antes, de la forma en la que hacia pensar más determinada, el podría ayudarte con algunos movimientos, para que cuando los tipos con cosmos malignos estuvieran frente a ti, buscando una batalla.

  Debías de pensar en completa claridad, no querías que más caballerosas resultaran al igual que Mū, o incluso hasta llegar al estado en el que se encuentra el mismo Aldebarán, cosas que aún desconocias.

  Tu meta en el Santuario, como hace algunos meses atrás, sería la protección de la diosa, al igual que de tus compañeros. No querías que nada les sucediera, aunque ahora no podrías hacer nada con respecto a Seiya, quien se encontraban en la primera cada del zodíaco.

GUERRERA ━━ los caballeros del zodíacoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora