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Miércoles por la mañana Williams recibió la tarjeta de invitación para uno de los tantos bailes de caridad que organizaba su madre todos los años, con el fin de recaudar fondos para su fundación Regala un Dulce, todo eso lo hacía recordar porque la fundación de su madre llevaba ese nombre y eso lo invadía de tristeza, era recordar como su hermanita menor murió a causa de una Leucemia en etapa terminar cuando apenas tenía siete años y en uno de esos días tristes y lúgubres de su enfermedad le dijo a su madre que le regalara un dulce a todos los niños que sufrían como ella. Su hermanita tendría ahora 20 años pero ya no estaba.

Él estaba en su oficina revisando algunos documentos, son tantos los negocios que tiene a su cargo que no le daban tiempo para compartir con su familia, por eso trataba de asistir siempre a los eventos sociales que organiza su madre y de esa forma poder compartir con ellos.

Williams es el mayor de cuatro hijos, tiene tres hermanos menores Brando, Alissa y Robert. También tenía a Nicolle pero ella ya no está, se fue hace 13 años a causa del cáncer.

Williams no dejaba de pensar en el evento, el baile sería en dos días, tenía buenas expectativas porque su hermana Alissa siempre organizaba una subasta con las chicas más bellas de la fiesta para que fueran la pareja de baile toda la noche del mejor postor, la única condición ser soltero, casi siempre trataba de participar porque le gusta bailar, aunque en los dos últimos dos bailes no había participado en la subasta pues ninguna joven había llamado su atención, aunque estaba consiente que de vez en cuando se conseguía buen sexo con alguna hijita de papá y mamá que participan en esa subasta. Siempre iba sólo a esos bailes de caridad, no le gustaba estar atado a nadie y está vez no sería la excepción.

Ese mismo día los Rossi, Federico y Amelya, recibieron la tarjeta de invitación para el baile benéfico que darían los Lattorcad para su fundación y claro que irían acompañados de sus hijos, Alfredo, Samantha y Melyanna aunque estaban conscientes de que sería toda una odisea lograr que la última aceptara ir.

Estas dos familias eran muy allegadas porque las matriarcas Amanda Lattorcad y Amelya Rossi eran amigas desde pequeñas, aunque estuvieron separadas por un tiempo cuando les tocó ir a la Universidad. Ese día en el desayuno los Rossi anunciaron que el viernes todos irían al baile, sin esperar mucho tiempo Melyanna refuto la decisión que ya sus padres habían tomado pero estos no se lo permitieron, ella con cierta vehemencia explicaba que no le gustaban esos eventos y que no tenía nada adecuado que ponerse, claro esto último no tenía cabida para ellos pues les sobraba el dinero para solventarlo.

— Mamá no quiero ir a ese baile— suplicaba Melyanna con su dulce voz pero esta vez su madre no cedería.

— Escúchame Mel, ya ha pasado mucho tiempo que no nos acompañas a estos eventos, necesitas socializar, conocer gente nueva, todos siempre pregunta por mi hija menor y siempre tengo que dar escusas— los demás miraban la escena atentos reconociendo que de alguna manera ellos tenían algo de culpa en el comportamiento de Mel ya que siempre la han sobreprotegido demasiado por ser la pequeña de la familia.

Acabada la discusión Amelya le indicó a Samantha que llevara a Mel a escoger un lindo vestido, zapatos acordes y accesorios, esta aceptó encantada de ir con su hermana, en cuanto al resto se encargaría un estilita que ella contrataría para que fuera hasta la casa para arreglarlas a todas.

Mel tuvo que aceptar casi que obligada pues no tuvo otra opción. Al día siguiente después de la universidad se fue con su hermana a uno de los centros comerciales más lujoso de la ciudad para comprar el famoso vestido. Pasaron horas hasta que por fin consiguieron el indicado Samantha estaba muy emocionada pues lograr que Mel se arreglará y aceptará ir al baile era algo realmente alucinante.

Mely, Siempre Te Amaré (COMPLETA y EDITANDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora