Final

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Estaba frente aquel imponente edificio del que mi esposo era dueño. Cuando llegué a la recepción todavía estaba ahí trabajando el Sr. Luis, todo estaba como lo recordaba.

— Buenos días Sra. Melyanna bienvenida.

— Gracias Luis, será que mi esposo está.

— Si está, desde ayer en la tarde no sale.

— Me puedes dar la clave para subir.

— El señor Williams nunca la ha cambiado por si usted decidía regresar en algún momento.

— Gracias Luis, nos vemos—

Subió al ascensor, marcó la clave y comenzó andar hasta el piso treinta y cinco, estaba nerviosa, le sudaban las manos, sentía que el corazón se saldría del pecho, anhelaba besarlo, entregarse a él, sentirlo dentro de ella, tocarlo, mil sensaciones estaba sintiendo en su cuerpo, todo era tan irreal pero ya ella estaba ahí decidida a recuperar el tiempo perdido durante dos años.

Cuando las puertas del ascensor se abrieron, observo todo con cuidado, todo estaba exactamente como lo recordaba, vio las fotos que compartían ubicadas, en su lugar sólo que ahora había unas más donde salía Jhosee, una llamó su atención, era ella amamantando a su bebé recién nacido, eso la llenó de ternura al comprender que él la tomó con su teléfono estando ella desprevenida. Salió de sus pensamientos cuando escucho ruidos de vidrios rotos, fue hasta el despacho de Will ahí estaban Martha y Arturo recogiendo tremendo desastre, no podía creer lo que estaba viendo, qué había pasado ahí se preguntó a sí misma.

— Señora Melyanna— dijo Arturo sorprendido —no siga se puede cortar hay muchos vidrios.

— Señora Mely qué hace aquí— le preguntó Martha preocupada.

Ella los miró — Vine a buscar a mi esposo para decirle que ya recordé todo— dijo con simpleza — pero que pasó aquí, me lo pueden decir— indago sorprendida por el desastre.

Martha la miró con tristeza — el señor anoche bebió mucho, estaba borracho y se volvió como loco rompiendo todo, señalando todo a su alrededor, continuó relatándole lo sucedido — estaba muy mal la llamaba a gritos, gritaba que la amaba, fue todo muy triste, pero ahora que usted regresó estoy segura que le volverán a brillar los ojos al señor.

— Quiero estar a solas con él, por favor— aceptaron tranquilos — después seguirán recogiendo. ¿Dónde está?

— En su habitación, cuando me asomé temprano estaba dormido.

— Voy a verlo— dijo tranquila.

Subió las escaleras, mientras caminaba por el pasillo se quitó las sandalias. Se ubicó frente a la puerta de la habitación que un día compartieron, abrió con delicadeza, al verlo se le partió el corazón, estaba tirado al pie de su cama, sin camisa, descalzo y sólo con un pantalón de mezclilla desgastado, justo como le gustaba a ella que él la esperará, le fascinó verlo así, eso sólo tenía un significado la estaba esperando. Se acercó a él y se sentó a horcajadas sobre su regazo.

Me desperté aturdido, con un horrible dolor de cabeza, la resaca me estaba matando. Hoy cumplíamos Mely y yo cuatro años de casados y pensar que estábamos separados me ponía mal, fui al baño me lave la cara y regrese a mi habitación, me senté al pie de mi cama y recosté mi cabeza del colchón, me sentía derrotado, me dolía el alma, me sentí por primera vez un perdedor, puse uno de mis brazos sobre mis ojos, estoy entre dormido y la resaca, cuando siento que abren la puerta de mi cuarto no hago caso supongo que es Martha para verificar que este bien, siento que cierran la puerta pero de pronto un agradable olor a vainilla llega a mi nariz y mis pulmones lo agradecen, mi mente me está dando una mala jugada, siento a alguien sentarse encima de mí, pero creó que son efectos de mi borrachera de la noche anterior.

Mely, Siempre Te Amaré (COMPLETA y EDITANDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora