Faltaban dos semanas para el cumpleaños de Melyanna, y su madre hacia los preparativos para su fiesta.
— Mamá no quiero fiesta, prefiero una cena tranquila con ustedes, con Will y su familia—
Una fiesta no era precisamente lo que ella quería, estaba algo molesta por todo el alboroto de su supuesta fiesta.
Recibió una llamada, era Will, él estaba de viaje desde hacía dos semanas pero la llamaba mínimo dos veces al día.
—Hola hermosa como estás —
— Hola mi señor— dijo en tono algo cortante.
— ¡Hey! Mely por qué tan molesta— ella le contó a groso modo su incomodidad por la fiesta.
— Hermosa paso por ti en veinte minutos me acabo de bajar del avión y muero por verte.
— Ok Will, te espero—
Su dulce ángel ya no era nada cohibida con él, hablaba de cualquier cosa, le contaba todo lo que le molestaba y hasta se atrevía a insinuarle cosas con mucha picardía y eso lo llenada de placer, le encantaba que fuese así con él. Salió de sus pensamientos cuando se dio cuenta de la tranca en el tráfico, llamo a uno de sus guardaespaldas y lo envió a buscar a Mely. La llamó para explicarle todo y que la esperaría en su apartamento.
Él estaba ansioso por verla, por besarla, por hacerle el amor, por dormir con ella entre sus brazos, la había extrañado tanto que dolía. Estaba sin camisa, con un jean y descalzo, le gustaba esperarla así, sabía que a ella eso le gustaba, ya se lo había dicho en algunas ocasiones y ésta no sería la excepción. Quince minutos después la puerta del ascensor privado se abrió y ahí estaba ella con un hermoso vestido azul marino de algodón que le llegaba hasta la mitad de sus muslos, su cabello suelto, sus pechos resaltaban aunque no tenía escote, se veía tan perfecta. Ella corrió hasta él enganchando sus piernas a su cintura, eso ya se le había hecho costumbre, él puso sus manos en su trasero para asegurarse de no dejarla caer, la besó con urgencia, con necesidad como si le faltara ella para seguir viviendo, la deseaba tanto que se fue con ella acuestas rumbo a su habitación.
Cuando entraron la puso sobre su cama, la despojo de su ropa, nunca se cansaría de contemplar ese hermoso cuerpo desnudo sin pensarlo más la hizo suya. Los dos cansados, desnudos, abrazados y acariciándose mutuamente, hicieron comentarios sobre la fiesta de cumpleaños de Mely.
— Amor sólo faltan dos semana para tu cumpleaños, y todavía no sé qué regalarte— Ella le regaló una de esas sonrisas tierna que lo derretía como hielo en el desierto.
— Mi señor me basta con que me regales tu amor todos los días y también todos los besos que me puedas dar— la besó con ganas y la hizo suya nuevamente la había extrañado tanto que no quería soltarla, pero las ganas de comer les hizo un llamado de atención.
Williams envió a su chofer a comprar algo para cenar, comieron tranquilos, tomaron vino. Después de un rato fueron hasta la habitación para acurrucarse y mirar una película. Él disfrutaba al máximo esos momentos que pasaba con Mely, ella comenzó hacer comentarios acerca de la famosa fiesta de cumpleaños.
— ¡Mi señor! Mi madre quiere una fiesta en grande pero yo quisiera algo más íntimo— Él la miro beso su frente.
— Hermosa debes entenderla y tratar de complacerla, ella quiere hacer algo bien para ti— ella suspiro
— Está bien, la dejaré tranquila entonces y aprovecharé esa noche para presumir de mi novio— el soltó una carcajada.
— Te corrijo presumirás de tú hombre, es decir, de tú dueño muñequita— ella se levando sentándose a horcajadas encima de él y lo beso.
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Mely, Siempre Te Amaré (COMPLETA y EDITANDO)
RomanceElla una tímida estudiante de literatura, ama leer, adora escribir, odia los eventos sociales, tiene 20 años. Él un hombre de negocios, mujeriego por elección, ama los enentos sociales, dueño de un gran complejo hotelero, tiene 31 años Dos personas...