Draco se despertó como siempre lo hacía. Envuelto en las sabanas que desde hace diecinueve años su madre le compraba. Y que por supuesto lo iban a acompañar el resto de su vida. La suavidad y calidad del tejido egipcio de esas mantas, no era comparable con nada en el mercado. Pero en ese momento el joven Malfoy sabía que algo había faltado todos aquellos años. Un agregado que sabía que no iba a poder conseguir en ninguna parte. El olor de Harry James Potter. Tomó la almohada de su pareja donde sabía que se concentraba la mayor cantidad de su perfume de su piel, y hundió la nariz en la misma. "¡Que delicia!" pensó sonriendo mientras dejaba de lado la almohada y se levantaba para dirigirse al baño. Aún era tempano y era raro que Harry no estuviera todo destapado y durmiendo con la boca abierta. La puerta que daba a la habitación de Teddy estaba abierta. Y espió a través del resquicio. Los primeros rayos de sol atravesaban la ventana y daba de lleno en las figuras. Harry dormía con el niño en brazos. A Draco le hubiera gustado inmortalizar esa imagen con una fotografía. Pero se conformó con guardarla en su memoria. Le dio un beso en la frente a modo de buenos días, acaricio su mejilla, y su novio despertó.
- Hola. – dijo sonriendo en voz baja. - Lo escuche llorar. - Se levantó de la silla mecedora, y colocó a Ted nuevamente en la cuna, que se acomodó de lado chupándose el dedo pulgar.
Mientras pudieran, Harry y Draco deberían aprovechar esos momentos de intimidad. Sabían que de ahora en más, ellos eran los responsables de esa criatura. Y tendrían que llevarlo a donde sea. Es por eso que se metieron al baño, y se ducharon juntos mientras el niño durmiera.
La pareja bajó a la cocina llevando una de las orejas extensibles de Weasleys' Wizard Wheezes. Mientras se cambiaban, Harry tuvo la idea de utilizarlas para escuchar si Teddy se volvía despertar. Entonces Draco cortó la unión, realizó un simple hechizo de vinculación, y las orejas quedaron conectadas.
En la cocina se encontraron con Sasha. Que había preparado un desayuno abundante. Draco estaba famélico y en cuanto fue a tomar uno de los sándwiches, Harry se lo arrebató sin dejar de mirar a Sasha con el ceño fruncido. A lo que éste respondió suspirando y poniendo sus ojos en blanco. Entonces tomó otro sándwich, y se lo comió.
- ¿Más tranquilo? – dijo el joven de cabello largo con la boca llena. – No envenene la comida. Puedes desayunar en paz. – Harry no dijo nada. Le tendió un plato con otro sándwich a Draco y él se comió el que le había sacado de las manos.
- Gracias. –
- De nada. ¿Quieres café? – Draco asintió y fue a por la leche. A medida que pasaban los minutos, sus otros invitados fueron arribando a la cocina. El murmullo de las diferentes conversaciones, risas, y tintineos de las tazas, hicieron feliz a Harry. Jamás pensó tener tanta alegría a su alrededor.
- ¡Buenos días! – dijo Ron. Aún tenía los ojos hinchados de tanto dormir. – Espero que no se hayan comido todo. –
- No Rony. Ese es tu trabajo. – dijo Draco y sonrió malévolamente.
- Grrrr... me agarras débil Malfoy. Espera que ingiera alimento y veras. – y se sentó a su lado para codearlo de vez en cuando. A lo que Draco le respondía con una ligera patada.
- ¿Y Hermione? – pregunto Luna.
- Se la pasó toda la noche armando un mapa. Y teorizando, y no sé qué más. –
- Por merlín. No más mapas. – susurró Hannah. Pero Sasha estaba pendiente de Harry. Y le dijo al oído.
- ¿No defenderás a tu novio? –
- No comprendo tu pregunta. -
- Ron se la pasa discutiendo con él. Y cada cosa que yo hago me desapruebas. –
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Contigo, SIEMPRE! [Drarry] Segunda Parte
FanfictionLuego del final de la segunda guerra de Hogwarts, todo cambió. Y ya no hay marcha atrás. Con un simple arrepentimiento, el epilogo que todos conocemos, nunca sucederá. ¿Pero por qué? Simplemente porque cuando llega el verdadero amor todo cambia. L...