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ASTRID.

Llevábamos aproximadamente dos semanas navegando después de dejar la Isla de Coriakin. Una noche una tormenta terrible se desató. La estábamos pasando muy mal en el barco. El barco se agitaba de un lado a otro debido al alboroto que provocaban las olas.

Había demasiada agua en cubierta como para caminar tranquilamente por esta. Todos, sin excepción, estábamos empapados.

Desde que le di la noticia a Edmund se la pasaba muy al pendiente de mi, pero procurando ser muy discreto para que Caspian no lo notara. En cuanto a Caspian, cada vez lo notaba más celoso de Edmund y tenía miedo de que esto causara un problema entre ellos.

Estábamos Edmund, Lucy, Drinian, Caspian y yo en la sala del capitán. Caspian y yo estábamos sentados en unos pequeños sofás en un extremo de la sala.

Drinian: Estamos varados aquí -dijo colocando una brújula en un punto del mapa- A media ración. La comida y el agua durarán dos semanas máximo. Hay que regresar antes de que sea muy tarde Majestades -nos miró a Caspian y a mi- No hay garantía de que hallemos pronto a la estrella azul. No en esta tormenta. Tratar de encontrar la Isla de Ramantus es imposible. Caeremos por el borde de la Tierra antes que hallarla.

Edmund: O si no nos devorará una serpiente -dijo intentando relajar el ambiente.

Drinian: Los hombres se están poniendo nerviosos. Estas aguas son desconocidas, nunca recorrí mares como estos.

Caspian: Y supongo, capitán -dijo levantándose de donde estaba- que usted quiere ofrecerse a explicarle al señor Rhince que no buscaremos más a su familia.

Astrid: Lo que la tripulación necesita es que los animemos, que les mantengamos la esperanza arriba. Puedo hablar con la tripulación si lo deseas -le dije a Caspian.

Drinian: Seguiremos adelante -dijo resignado- Solo una advertencia, el océano a veces juega trucos con las mentes. Peligrosos -y salió de la sala.


NARRADOR.

Gael dormía plácidamente y Lucy no lograba conciliar el sueño. Sacó con cuidado la hoja que había arrancado del libro de hechizos y la desdoblo. Leyó el hechizo pero nada pasó.

De repente, la tormenta dejó de escucharse y el barco se calmó. Lucy se levantó de la cama y se dirigió al espejo. Cuando estuvo frente a este, su camisón cambió por un hermoso vestido azul y su rostro se volvió el rostro de Astrid.

Empujó el espejo y este se abrió como si de una puerta se tratase. El espejo la llevó al jardín de alguna casa en América. Al parecer había un fiesta, la música se escuchaba por todos lados y había muchísima gente.

**: Damas y caballeros, Astrid Edevane.

Todos los que estaban ahí le aplaudieron. Edmund, Susan y Peter se acercaron a ella.

Edmund: Te ves muy bella Astrid.

Peter: Como siempre.

Susan: La más hermosa.

**1: Disculpen jóvenes, ¿una fotografía? -dijo poniendo su cámara frente a ellos.

Peter: Mamá va a estar feliz. Todos sus hijos y su nuera en una foto.

Lucy, en el cuerpo de Astrid, los miró confusa.

Astrid (Lucy): Oigan no estamos todos, y te recuerdo que Astrid está con Caspian. ¿Dónde está Lucy?

Edmund: ¿Lucy? ¿Quién es Lucy?

Peter: ¿Y quién es Caspian?

Susan: No digas tonterías Astrid.

Tomaron la foto pero esta no salió perfecta.

**1: Una más.

Pero Lucy, en el cuerpo de Astrid, se soltó del agarre de Peter y Edmund.

Peter: Astrid, cariño, ¿qué te pasa?

Astrid (Lucy): Edmund no me siento cómoda, quiero que regresemos.

Edmund: ¿Regresemos a dónde?

Astrid (Lucy): A Narnia.

Susan: ¿Qué es eso de Narnia?

Lucy, en el cuerpo de Astrid, comenzó a gritar hasta que despertó de ese horrible sueño.

Cuando volvió a la realidad, se encontraba en el mismo lugar antes de comenzar a soñar, frente al espejo. Junto a ella apareció la imagen de Aslan, aunque él no estaba ahí presente.

Lucy: ¿Aslan?

Aslan: Pequeña, ¿que haz hecho?

Lucy: No lo sé, eso fue horrible.

Aslan: Pero tú lo elegiste Lucy.

Lucy: Nunca imaginé que todo eso pasaría. Solo quería ser hermosa como Astrid.

Aslan: Deseaste dejar de existir y causaste mucho más. Tus hermanos, hermana y Astrid no habrían conocido Narnia sin ti. Tú llegaste primero.

Lucy: De verdad lo siento.

Aslan: Dudas de tu valor, no huyas más de quien eres.

Y dicho esto se fue y Lucy despertó realmente de su sueño. Arrugó la hoja del hechizo y la lanzó al fuego.

Por otra parte, Caspian y Astrid habían decidido dejarle su camarote a Eustace durante la tormenta. Ambos dormían en hamacas al lado de Edmund. Los tres estaban teniendo pesadillas.

Astrid soñaba con sus padres, pero no era un lindo sueño. Estos estaban decepcionados y enfadados con ella por haber dejado todo en Inglaterra para quedarse al lado de Caspian.

Caspian soñaba con su padre, quien no estaba orgulloso del Rey en el que Caspian se había convertido.

Y por último, Edmund soñaba con Jadis, la Bruja Blanca, quien insistía en recordarle que merecía morir por haber traicionado a sus hermanos y a Aslan.

Los tres se movían desesperados en sus hamacas hasta que Edmund sacó su espada de debajo de las mantas y apuntó a ningún lugar en específico. Se encontró con Lucy de pie junto a su hamaca, después Astrid y Caspian se despertaron.

L y A: No logro dormir -dijeron ambas.

Edmund: ¿Pesadillas verdad?

Caspian: Estamos perdiendo la cabeza o algo esta afectando nuestras mentes.

Astrid: Si esto continúa me volveré loca.

Lucy volvió a su camarote. Edmund cerró los ojos intentando dormir.

Caspian y Astrid lograron acostarse en la misma hamaca y Caspian la abrazó.

Astrid: ¿Qué fue lo que soñaste?

Caspian: Soñé con mi padre. Estaba decepcionado por la forma en que reino en su lugar. Me decía que nunca sería tan buen Rey como él.

Astrid: No conocí a tu padre, pero estoy segura de que está muy orgulloso de ti.

Caspian: ¿Qué soñaste tú?

Astrid: Con mis padres -al recordar su sueño comenzó a llorar- Me gritaban cosas horribles, estaban tan decepcionados por haber decidido quedarme contigo, estaban molestos por nuestro matrimonio. Me dijeron que si nunca hubiera dejado a Peter ahora estaría viviendo en América con él en una increíble mansión y no estaría en un barco en medio de la nada.

Caspian la abrazó consolándola.

Caspian: Solo fue un terrible sueño -besó su cabeza- Tú, no te arrepientes de no haber vuelto a tu mundo, ¿verdad?

Astrid: Claro que no. No me arrepiento de nada desde que te conocí.

Ambos sonrieron y se fundieron en un beso. Después durmieron abrazados.

Amor Narniano (Caspian & Astrid) Temporada IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora