Epílogo.

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Unos meses después...

ASTRID.

En tres semanas más se cumplirían los nueve meses de mi embarazo. Cada día me sentía peor y con menos ganas de hacer cualquier cosa.

Caspian se la pasaba cuidándome. Cuidaba mucho mi alimentación, no me dejaba hacer casi nada y a veces no me dejaba levantarme de la cama.

Últimamente me la pasaba quejándome. Este pequeño o pequeña me estaba complicando mucho la existencia y mi vientre estaba a nada de explotar.

Había dejado de usar los ajustados vestidos y los zapatos altos y empezado a usar vestidos más holgados y me la pasaba gran parte del tiempo descalza.

Justo ahora estaba dando un lento paseo por el jardín cuando me tope con Caspian.

Caspian: ¿Qué haces aquí afuera? -dijo preocupado.

Astrid: Ya me aburrí de estar adentro.

Caspian: No deberías estar aquí, te puede pasar algo.

Astrid: Tranquilízate, no me pasará nada.

Caspian: Por mi tranquilidad te ruego que volvamos dentro.

Astrid: Bien, vamos.

Comenzamos a caminar hacía el interior del castillo cuando nos cruzamos con Diana.

Diana: ¿Qué demonios haces aquí afuera Astrid? Puede pasarte algo.

Caspian: ¿Ves? -me dijo rodando los ojos.

Astrid: Son unos exagerados los dos.

Diana: Vamos a que te recuestes.

Cuando estábamos subiendo las escaleras para entrar al castillo un fuerte dolor en el vientre me impidió seguir.

Caspian: Amor, ¿qué pasa?

Astrid: Me duele mucho -dije tomando mi vientre entre mis manos.

Diana: Camina lento y no pienses en el dolor.

Cuando subimos por completo las escaleras sentí un líquido correr por mis piernas. La fuente se había roto.

Astrid: Caspian, el bebé ya viene.

Caspian: ¿Qué? Aún faltan tres semanas.

Astrid: ¡El bebé ya viene!

Rápidamente, pero con cuidado, Caspian y Diana me llevaron a mi habitación. Caspian salió a buscar a las parteras que llegaron rápidamente pero no permitieron que Caspian entrará a la habitación. Diana estaba a mi lado sosteniendo mi mano

El parto fue doloroso, en poco tiempo estaba bañada en sudor por el esfuerzo que tenía que hacer, dolía demasiado. Pero todo eso se esfumó en cuanto escuché el llanto de mi pequeño. Al parecer Caspian también lo escuchó pues entró de inmediato a la habitación y se colocó a mi lado.

**: Felicidades Majestades, es un hermoso varón.

Me dio a mi bebé y lo tomé en brazos. Había dejado de llorar y estaba tallando sus ojos con sus pequeñas manitas.

Astrid: Es hermoso -dije a nada de llorar.

Caspian: Igual que su madre.

Diana: ¿Cómo se llamará?

Astrid: Rilian, como mi padre -miré a Caspian y asintió sonriente para tomar al bebé en brazos.

Caspian: Bienvenido, mi pequeño Rilian.

Amor Narniano (Caspian & Astrid) Temporada IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora