Después de la lucha para quitar a Miraz del poder y devolver el reino a los narnianos. Después de que Caspian fuera coronado Rey de Narnia. Después de que Astrid decidiera quedarse con el amor de su vida. Después de todo eso una nueva aventura tocó...
Llevábamos dos semanas navegando por el mar. No había podido llevar mucha ropa por lo que me había decidido por un conjunto bastante cómodo para las aventuras que viviríamos.
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Estaba en mi camarote leyendo un libro que había encontrado por ahí cuando Caspian entró.
Caspian: Buenos días amor.
Dejé el libro en la cama y me levanté. Él se acercó a mi y con sus manos rodeó mi cintura.
Astrid: Buen día.
Deposité un corto beso en sus labios.
Caspian: Aún falta un poco para llegar a la primera isla.
Escuchamos mucho alboroto en la cubierta y salimos a investigar que estaba pasando.
Astrid: ¿Que ocurre Drinian?
Drinian: Majestad, hay tres personas en el agua, no sabemos de donde salieron.
Caspian: Hay que subirlas a bordo. Drinian, escoge a dos marinos para que bajen conmigo.
Drinian asintió y se retiró.
Astrid: Ten mucho cuidado -le dije cuando estaba a punto de lanzarse al mar.
Me acerqué a una de las orillas para observar lo que ocurría. Desde donde estaba pude oír una voz que reconocí de inmediato.
Lucy: ¿Caspian? ¡Edmund, es Caspian!
Lucy, Edmund. Habían vuelto.
Rápidamente fui a buscar un par de toallas y se las entregué a uno de los marinos.
Los subieron y el marino le entregó una toalla a Lucy y otra a Edmund. Yo tenía una en las manos que le entregué a Caspian.
Astrid: No puedo creerlo -dije abrazándolos.
Edmund: Pequeña tonta, te extrañé tanto.
Lucy: No puedo creer que volvimos.
Caspian: Y, ¿que los trajo hasta aquí?
Lucy: No tengo idea.
Edmund y Caspian se abrazaron.
Edmund: Me alegra verte.
Caspian: Lo mismo digo.
Lucy: ¿Ahora no nos llamaste? -le dijo a Caspian.
Caspian: No, esta vez no -me miró.
Astrid: No me mires así, yo tampoco los llamé.
Edmund: Pues, no importa la razón, estoy feliz de venir -me miró y volvió a abrazarme.
