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ASTRID.

Navegamos por dos días más antes de encontrarnos con aquella Isla que sería nuestra salvación.

Edmund, Lucy, Caspian, Eustace, Reepicheep, Rhince, Drinian, Tavros, Gael, algunos marineros más y yo, subimos a un par de botes para llegar a la Isla.

Reepicheep: Dudo que hallemos algo aquí, mi señor -le dijo a Caspian- En la Isla no hay señal de vida.

Caspian: Claro, una vez en Tierra tú y tus hombres busquen comida y agua. Nosotros cuatro buscaremos pistas.

Eustace: Te refieres a los cinco, ¿no? -Edmund y Caspian lo miraron- No me vayan a enviar otra vez con la rata.

Reepicheep: Te escuché niño.

Los marineros y nosotros reímos por el comentario de ambos.

Eustace: Orejotas -susurró.

Reepicheep: También escuché eso.

Llegamos a Tierra y anclamos los botes en la arena. Reepicheep y sus hombres se dirigieron a buscar provisiones. Edmund, Eustace, Lucy, Caspian y yo fuimos a explorar un poco.

Astrid: Miren -dije señalando un agujero en la Tierra del cual colgaba una cuerda- No somos los primeros en esta Isla.

Edmund: ¿Los nobles?

Caspian: Tal vez.

Caspian tomó una piedra y la lanzó para comprobar que tan profundo era el agujero.

Lucy: ¿Qué puede haber allá abajo?

Edmund: Hay que averiguarlo.

Antes de que comenzáramos a bajar miré a Eustace.

Astrid: Eustace, bajar allí puede ser peligroso, no sabemos que habrá allá abajo. No quiero que nada te pase -dije sonando muy dulce- ¿Podrías, por favor, volver a la orilla con los demás?

Eustace: De acuerdo. Solo porque tú lo pides.

Lo miré sonriente y le alboroté su cabellos antes de que se fuera.

Caspian me estaba mirando con una sonrisa en el rostro.

Caspian: Sabes, serás una madre grandiosa.

Dicho esto se dirigió a la cuerda y bajó por esta. Después de él bajó Lucy, luego yo y al final Ed.

Era una cueva bastante grande con un pequeño manantial en el centro. En el fondo del manantial estaba lo que parecía una estatua de oro con la forma de un hombre.

Caspian: ¿Qué es eso? -dijo mirando la estatua.

Edmund: No lo sé, pero desde aquí parece una estatua.

Ed arrancó una raíz y sumergió uno de los extremos en el manantial. Este de inmediato se convirtió en oro y siguió así hasta que toda la raíz se volvió oro. Ed la lanzó lejos antes de que llegará a su mano. En ese momento comprendimos que no era una estatua.

Caspian: Debió caer al agua.

Astrid: Pobre hombre.

Caspian: Más bien pobre Lord -dijo mirando un escudo que igualmente estaba en el manantial- El escudo de Lord Restimar.

Edmund: Y su espada -dijo señalándola. Esta también estaba en el manantial pero por alguna razón no se había vuelto de oro.

Caspian: La necesitamos.

Amor Narniano (Caspian & Astrid) Temporada IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora