Capítulo 11

322 30 2
                                    

Sena Kobayakawa POV'S.
No sé cómo sentirme con respecto a Sara.
La quiero demasiado pero todavía no comprendo porque me mandó lejos. ¿Acaso no me quería en su vida?.
Sé que deben estar pensando, "tú eres el hermano mayor, te tuviste que hacer cargo de ella", pero en ese momento yo estaba pasando por una fase de mi vida que me marco para siempre. Ser el chico de los recados. Siempre bajaba la mirada ante cualquier sujeto esperando que me peguen o me mandarán a comprar algo. Nuestra situación en casa era difícil, lo sé. Papá con su problema de alcoholismo, sin darnos de comer por lo que salía Sara a buscar comida o dinero. Cuando yo no estaba no creo que padre le haya echo algo a Sarita.
Él nos pegaba en muy pocas situaciones. Supongo que sus vidas mejoraron ya que no tenían una boca más para alimentar.
Ella no debió vivir ningún suceso traumático o que le marcó la vida. Pero yo sí.

Monte Fuji, 9:30 de la noche
Paro de correr y apoyo uno de mis brazos en un árbol, descansando.
Observo mi reloj de mano. Llevo 3 horas corriendo desde que me dejaron.
Ahora que lo pienso recuerdo que Maya digo que el tiempo estimado era de 4 días.

¿ME QUEDARÉ CUATRO MALDITOS DÍAS?. Por lo menos me hubieran avisado para comunicarle a Sena que estaré ausente por 4 días.
Analizo mi alrededor , solo hay naturaleza, ni una alma o casa por aquí cerca.
Sigo avanzando y con una navaja, que encontré en la mochila por cierto, voy dejando una marca en forma de S en los árboles para después poder volver por dónde vine, sin perderme.
Me río mentalmente, esto me hace acordar a "El Zorro", una serie que veía cuando todavía vivía con Sena en Argentina. Se transmitía en blanco y negro, su marca siempre era la Z, eso significaba que el justiciero había pasado por ahí.
Recuerdo como Sena decía que él era El Zorro, corriendo por toda la casa simulando tener una espada de verdad y haciendo la Z en todas partes, hasta que papá lo calla.
Aprieto mis puños fuertemente, pensar en ese desgraciado que se volvió una pesadilla para mí.
-En su corcel cuando sale la luna
aparece el bravo Zorro.- Canto despacito para despejar esos pensamientos.-
Al hombre del mal él sabrá castigar
marcando la zeta del Zorro.
Zorro, Zorro,
su espada no fallará.
Zorro, Zorro,
la zeta les marcará.
Zorro, Zorro,
Zorro, Zorro.- Termino haciendo una ridícula pose levantando mi navaja. Río a carcajadas, soy tan estúpida.
De pronto mis risas se van apagando cuando escucho un ruido raro detrás de unos arbustos.
Estoy alerta a lo que va a salir de ese montón de hojas, me olvide completamente de que acá habitan animales. Dios, Maya en que estabas pensando.
Sale un inofensivo conejito. Me relajo al instante. Uff eso estuvo cerca.
Pero de repente el conejito es comido por un enorme jabalí horrible.
Grito por la sorpresa haciendo que este me mire y comience a caminar en mi dirección. Paso saliva antes de dar la vuelta rápidamente y salir disparada hacia adelante. Volteo y puedo ver al jabalí siguiéndome. Sin dudas, tengo fuerza, levanto 40 kilos sin problemas, ya que el Hockey sobre césped requiere de esta misma para manipular el palo y que este golpee la bocha, pero no tengo demasiada como para tirar un Jabalí enorme.
Aumento la velocidad haciendo que todo se vuelva lento y borroso. Vamos Sara tú puedes, sólo imagina que esos árboles son jugadoras. Aprieto los labios esquivando con facilidad a los árboles, vuelvo a voltear y no logro divisar al Jabalí. Sonrío y me vuelvo a dar la vuelta para seguir con mi ruta, festejando dentro mío, pero me choco con algo o más bien ¿Alguien?.

Caigo arriba de la persona, amortiguando esta mi caída. Siento unos abdominales perfectos debajo de mí. Subo mi mirada conectado inmediatamente con unos hermosísimos ojos morados. Abro los ojos como platos al ver al mismo tipo del partido.

En un rápido movimiento me levanto de encima de su cuerpo, aunque preferiría estar más tiempo allí.
Él hace lo mismo se coloca al frente mío. Me muerdo el labio disimuladamente. Lleva una campera azul con unos pantalones cómodos para hacer ejercicio. Por el sudor que corre en su frente deduzco que estaba corriendo.

Iba a pedirle perdón cuando el inoportuno Jabalí aparece, lanzándose hacia a mí. Levanto mis brazos a la altura de mi cara en forma de cruz, en un vano intento de protección. Cierro los ojos esperando el maldito impacto pero este nunca llegó. Se escucha un fuerte estruendo. Abro los ojos despacio al mismo tiempo que baja los brazos y analizaba el panorama.

El Jabalí que me estaba intentando atacar recientemente, está tirado, por lo visto muerto, al lado de un árbol el cuál tenía una abolladura. Mi mirada se dirige hacia el hombre que tiene el brazo estirado, ¿Tiró el Jabalí por los aires? Sí que tiene fuerza.
Cambia su posición y me ve directamente a los ojos.
Trago grueso, este hombre me pone más nerviosa que el maldito animal.

Eyeshield 21Donde viven las historias. Descúbrelo ahora