El gran día

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Llegó el día de la gran boda, y todos los Memianos estaban deseando asistir y celebrar la unión real. La boda significaría una nueva etapa y oportunidades para Nueva Mema, y por supuesto, aún más para Hipo y Astrid.

Hipo se despertó con los primeros rayos del sol. Al incorporarse de la cama no pudo evitar pensar en que había llegado el día y a sentirse nervioso, tanto que le empezó a doler un poco el estómago.

Salió de la cama y fue directo al cubo con agua que había a un lado de la habitación. Ya se había dado un baño por la noche, pero ahora tenía que lavarse la cara para estar más fresco, pues su cara le decía que no había pegado ojo.

No pudo evitar pensar en todo lo que cambiaría ese día con unas simples palabras. Era algo surrealista.

Terminó de lavarse y fue a coger su ropa matrimonial. Se la puso sin prisas, y luego cogió la capa de piel y miró los broches. No eran los que quería llevar ese día. Cogió una bolsa de debajo de la cama y sacó dos broches dorados forjados con la cara de Desdentao. Él se merecía también estar en la boda, aunque no fuera como tal, pero por lo menos una esencia de él. Desdentao era parte de él y siempre lo sería, pues su amor por él y los dragones nunca moriría.

Le puso los nuevos broches a la capa uniéndolas con una cadena también dorada, y se la puso dejándola caer sobre su espalda. Se sentía raro llevando esa capa, pues él pensaba que solo era digna de su padre.

Unos golpes en la puerta de su habitación le sacaron de sus pensamientos.

—Puedes pasar.

Valka, la madre de Hipo se asomó y cuando se fijó en él, se le llenaron los ojos de lágrimas. Entró en la habitación, y no pudo evitar ir directa a abrazar a su hijo.

—Oh, hijo. Creí que nunca te vería así. Apunto de casarse. —le dio un fuerte apretón y se separó de él—. Estás guapísimo.

Hipo se sintió algo incómodo con la reacción de su madre, pero sobretodo con el cumplido que le hizo.

—Yo tampoco lo creía la verdad.

Ella lo miró confusa.

—¿Por qué dices eso?

—Bueno pues porque al principio era un incordio para los vikingos, y tampoco tenía cualidades para ser uno de ellos. Y después cuando me hice amigo de Desdentao, pensaba que pasaría toda mi vida a su lado y el de los dragones, pues eran los que mejores me entendían. Pero ya todo eso no importa...

Hipo intentó contener sus lágrimas al recordar esos tiempos en los que estaba Desdentao. Valka comprendió como se sentía su hijo. Se acercó a él y le dio un apretón en el hombro.

—Hijo, los dragones y Desdentao siempre serán parte de ti, no lo olvides. Que ya no estén no significa que no puedas quererlos.

Esas palabras le recordaron también a su padre. Él también esperaba este día, incluso algo más que él mismo.

—Lo sé mamá...

Ella le dedicó una sonrisa.

—Bien, ahora tienes que casarte con la única persona que te hace ser tú y te quiere tal y cómo eres. ¿O acaso no quieres casarte con Astrid?

Hipo puso una expresión alarmante.

—¡Por el amor de Thor!¡Claro que sí! Ella es esencial en mi vida.

Valka soltó una risilla.

—Se ve a leguas que la quieres muchísimo.

Hipo sonrió de lado, sonrojándose un poco.

Juntos hasta el Valhalla (Hiccstrid)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora