Un dulce beso. ( A parte)

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Makoto tachibana era un chico amable, apuesto, de buen carácter y querido por todos. Incluso mantenía un buen promedio escolar, además de ser el príncipe azul de muchas chicas en la preparatoria donde estudiaba. Su problema era la mala suerte en el amor.

Él no era correspondido.

Makoto estaba enamorado de su mejor amigo Haruka Nanase, el chico tenia el cabello negro, unos ojos azules y también tenía buen físico. Su carácter era otra cosa. No hablaba mucho, era serio y rara vez dejaba mostrar lo que sentía.

Para Makoto esto no era un obstáculo, él podía identificar como se sentía Haru con mirarlo a los ojos gracias a los años de amistad que tenían ambos.

Entonces, ¿Cuál era el problema? Ah sí, la mirada de Nanase era para alguien más.

A Makoto le dolía eso, tantos años de amistad, de apoyo, de cariño para que al final sólo lo viera como un hermano.

Porque, ¿Qué tenía el otro que él no? Cierto, el corazón Haru.

Todas las mañanas Makoto pasaba por el pelinegro para ir a la escuela. Su casa estaba cerca por lo tanto se iban juntos de ida y regreso. Usualmente él era el único que platicaba. Haru respondía ocasionalmente o a veces sólo movía la cabeza para asentir o negar.

En las clases Makoto miraba a Haru, este solo volteaba a la ventana observando cualquier cosa. Para Tachibana eso era tierno.

Al finalizar las clases iban al club de natación junto con Rei y Nagisa amigos suyos y actual pareja juntos. Siendo sincero, les tenía envidia. Ellos se amaban, eran felices.

Makoto no lo era. Lo peor era que uno de ellos estaba enterado de sus sentimientos por Haru.

Ese era Nagisa. Cuando fueron las regionales otra vez, él decidió competir contra Haru en una carrera aunque claro, perdió. Cuando a Haru le tocaba volver a competir Nagisa le preguntó por qué lo había hecho. Sólo respondió.

-No lo sé, tal vez... estaba celoso de Rin.

Efectivamente, estaba celoso de Rin. A partir de ahí, el rubio se dio cuenta de su sentir y comenzaba a apoyarlo. Pero cada día sus esperanzas eran menos y su dolor era más.

A diferencia de Haru, Makoto era fácil de leer. Como un libro abierto, todo mundo le preguntaba qué tenía y él practicando su mejor sonrisa falsa les decía que todo marchaba bien.

Vaya patética excusa usaba.

Después del club, regresaban a sus casas y a veces el ojiazul iba a la casa del más alto a jugar videojuegos o hacer tareas juntos. Como los mejores amigos que eran y nada más.

Sólo eso.

Al terminar, Haru se quedaba a cenar y luego se marchaba a su casa. Makoto odiaba verlo irse pero ¿Qué podía hacer? ¿Ir a buscarlo corriendo a su casa para besarlo y gritarle "Te Amo"? ¡Por favor! era la vida real, no una tonta telenovela o película llena de clichés. Eso jamás iba pasar por el simple hecho de que era un gran cobarde.

En la noche mientras dormía soñaba que el pelinegro le decía que le gustaba, que lo quería, que lo amaba. Al final de cada sueño terminaban haciendo el amor. Lo que más odiaba de esto era despertar y darse cuenta que Nanase no estaba a su lado.

Lloraba internamente cada mañana.

Y entonces, repetía la misma rutina de todos los días, como siempre.

Pero esta tarde fue diferente, era viernes y se quedaría a dormir en casa de Haru. Se desvelaron hasta tarde platicando, viendo películas, comiendo caballa. Lo normal. Durmieron juntos como cuando eran niños. En l madrugada Makoto se despertó y fue al baño.

Cuando regresó Haru estaba dormido abrazando una almohada. Tan tierno. Se recostó y se puso a su lado. Tenía los labios entre abiertos y no pudo evitar la tentación.

Lo besó.

Fue rápido, sólo un pequeño toque para alivianar su corazón herido. Para sentir más cerca al pelinegro. Porque lo amaba y lo único que deseaba era un dulce beso.

FIN

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Romeo x CinderellaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora