Seis meses antes.

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         Hora punta. Sur de Manhattan. 08:00

Camino tranquilamente por el sur de Central Park. La Avenida está repleta, pudiendo percibir, sin necesidad de ni siquiera mover la vista, la cantidad de vida que llena a estas horas las grandes calles de New York.

Observo a cada persona que pasa por mi lado. Sin que ellos se percaten de esto; analizo a todos, uno por uno,sin necesidad de conocerlos, o ni siquiera haberles escuchado pronunciar ninguna palabra.

Me subo hasta arriba mi chaquetón negro, hoy hacía bastante frío, incluso cuando respiraba podía expulsar vaho.

-Buenos dias señorita Zero-. Saluda Thomas. Un anciano que suele pasear a estas horas por el centro. Sin nada más que hacer con su vida, se limita a darle de comer a las ardillas y demás animales del parque.

Le devuelvo el saludo con una leve sonrisa y asintiendo con la cabeza.

¿Zero?
No me digas que no te has parado un segundo a ver si habías leído bien o te has preguntado por la razón de esto. Zero es mi nombre. Al menos el que conoce todo el mundo.

Después de darle esquinazo a Thomas, decido elegir una víctima.

¿Víctima?
Espera impaciente, esto acaba de empezar.

Observo a una señora. No muy mayor, pero tampoco en la flor de la vida. Por su forma de andar y de moverse podría tener hijos. Tiene gafas. Vista cansada. Más de un hijo. Arrugas en la frente, quizás divorciada. Ojos brillosos, cansada. Aún no tiene edad para jubilarse, por lo tanto acaba de dejar a sus crios en el colegio, probablemente el que hay a tres manzanas. Va atenta a su teléfono, por lo que, trabaja en una oficina, también por su ropa puedo deducir eso.

¿Tú eres capaz de fijarte tanto en los demás?, ¿cómo te sentirías si te lo hiciera a ti?

Mi vista, una vez me fijo en su vestimenta, se va a los  brazos y piernas. Muñeca izquierda, reloj de oro rosa. Dieciocho quilates. Suizo. Valorado en unos... 41.700,00€.

Menuda joyita.

Bolso en la mano derecha, pero no un bolso cualquiera. Un Speedy 35, de Louis Vuitton. 1.060,00€.

Casi nada para estos ricos, madre mía.

Mi ojos bajan a sus piernas y terminan en los zapatos. Cómodos. Y modestos. Teniendo en cuanta los precios anteriores, estos sólo costarían unos 590€. Eran de Prada.

¿Y tú cómo sabes todo eso?¿A ti que te importa lo que lleve?.
A esto me decido cariño. Observar para después hacer mi Magia. Y te aseguro que soy la mejor haciéndola.

Me acerco al objetivo. Preparo mi mejor sonrisa y......

A PRUEBA DE MI Donde viven las historias. Descúbrelo ahora