A PRUEBA DE MI

Capítulo 12

Le miro. Me retiro.

-No quiero recompensa-. Miro de nuevo el paisaje. -No la necesito-.
-Yo decía de invitarte a comer en la isla-. Ríe.
-Que pesado con comer-. Le miro.
-Es fundamental para estar bien físicamente-. Me mira también. -Necesitas energía para lo que vayas hacer-.

No entiendo muy bien a qué viene esto. Pero bueno, me lo había pasado bien al entrar aquí y en el camino.
También me había parecido curiosa la manera de quedar conmigo. Una carta anónima.
Yo pensando que eran de los tíos de ayer ,que me habían encontrado y resulta que era el payaso que me sacó de la ventana. No me lo esperaba sinceramente.

-Bueno, cuando terminemos lo que quiero hacer, me invitas-. Miro la hora

15:38

No sabía cuánto tardaríamos en bajar, pero ya estaba impaciente. A las 16:00 tenía que estar a bajo de la estatua para escuchar a la tios esos.

-¿Por qué no me cuentas lo que vas hacer?-. Se apoya en un brazo, sobre la barandilla y gira su cuerpo hacia mi.
-Por que no es asunto tuyo.-. Me encojo de hombros.
-Pero podría ayudarte-. Insiste.
-No necesito ayuda-. Le aclaro.
-Sinceramente me aburro en Nueva York-. Confiesa.
-¿Cómo te vas a aburrir aquí? Hay mil cosas que hacer-. Consigue que suelte una risa.
-Pues yo me aburro. Lo más interesante que me ha pasado en meses aquí, fue sacarte de esa ventana y que me arrastraras al hotel-. Ahora él mira el paisaje.

Su tono al hablar era sincero. Lo decía de verdad.

-Apareciste en el momento apropiado-. Contesto.
-Por eso quería tener más contacto contigo. No quiero que pienses que soy ningún psicópata ni nada por el estilo-. Me mira de nuevo. -Simplemente busco a una amiga, alguien con quién no me aburra aquí-.

¿Amiga yo?. Yo no tengo amigos, ni tengo intención. No sirvo para estar en relación con las personas. Siempre terminaban haciéndome daño, o en otro caso, yo a ellos.

-No creo que sea buena idea-. Suspiro. - Si pasas tiempo conmigo y me conoces, la psicópata seré yo.-.
-En realidad. No tengo muy claro el significado de eso-. Ríe.

Pues en realidad yo si. Creo que la única distracción que he tenido desde pequeña, ha sido leer, y por lo tanto informarme de muchos temas y por otro lado, robar. Por eso soy muy buena en las dos cosas. Con eso me refiero a que tengo muchos conocimientos psicológicos, y puedo responderte preguntas difíciles y también puedo jugar con tu mente para robarte.

-La psicopatía es un trastorno de personalidad antisocial-. Le miro a los ojos. -Las personas que lo padecen no pueden adaptarse a las normas sociales, como son las leyes y los derechos individuales-. Le respondo.

Veo como me mira extrañado.

-Vaya, no esperaba que lo supieras-. Me sonríe.
-Yo no me adapto a las leyes, ni a las derechos individuales, pero no me considero una psicópata. Puedo ser extraña, aunque simplemente actúo en mi defensa-.
-¿Qué quieres decir con eso?-. Frunce el ceño.
-¿Qué incumplimiento de ley es uno de los más penados aquí?-. Le observo.
-Asesinar a una persona-. Asegura rápido. -Quitarle la vida-.

Asiento.

-Entonces yo debería estar penada-.
-¿Has matado a personas?-. Aunque pregunta con un tono de miedo, no cambia su cara de felicidad.
-Me he defendido.-. Dejo de apoyarme en la barandilla. -Si estuvieras enfrente de un hombre que te apunta con un arma, y tú tuvieras una. ¿Dispararías o dejarías que él lo hiciera?-. Espero su respuesta.

¿Tú que harías?. Poneros en mi situación en el baño del club. ¿Dejarías que te mataran, o por lo contrario; mataríais?. Ya visteis mi respuesta. Y me lo pensé poco.
Quizás no tenemos derecho a quitarle la vida a nadie, pero ante la defensa de uno mismo, no podemos hacer mucho.
O vivir o morir.
Y yo prefiero la primera opción.

-Dispararía-. Contesta.

Asiento. Entonces incumplimos una ley, por salvar nuestro cuerpo.

-Creo que todo el mundo haría eso-. Le doy mi opinión.

Opinión: idea o concepto que una persona tiene en su individualidad acerca de alguien o algo.
Lo aclaro porque hay personas que no entienden lo que es dar una opinión.
Yo no pido que hagas lo que yo opine, ni siquiera que te lo plantees, pero si que lo respetes y escuches, para luego tú, sacar tus conclusiones.

-Confía en mi zero. No llevo a cualquiera a toda velocidad hasta el puerto ,para luego colarnos en un Ferry haciendo el teatro para que no nos pillen-. Sus ojos me trasmiten seguridad.
-Yo no confío en nadie. Ni en mi misma-. Le confieso.
-Déjame demostraste que puedo ayudarte-. Básicamente suplica.
-Yo no...-. Comienzo.
-Tú no necesitas ayuda, losé losé. Pero déjame intentarlo-. Me mira haciendo pucheros.
-No hay nada que intentar-. Niego.
-No perdemos nada. Yo me entretengo y tú consigues apoyo, puedo ayudarte en muchos aspectos-.

Y eso era verdad, controlando Ocho idiomas, podría timar a mucha más gente.

-No creo que el aburrimiento sea la mejor excusa para unirte a mi-. Le aclaro.
-Pero quizás si sea la mejor casualidad, para luego hacer cosas grandes juntos-.

El sabía a lo que yo me dedicaba.
Estaba segura de que no estuvo por casualidad en esa ventana y no tenía claro el motivo de querer ayudarme. Pero era una buena oferta.
Muy buena.