Capítulo 9

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                                     10:00

La inaguantable luz de la ventana y la terraza al fondo de la habitación me despierta.
Escucho a los pájaros cantar cerca de allí y también puedo escuchar a gente hablar, coches pitar, etc. El ruido en pleno centro de Nueva York era muy constante.

Me levanto. Perezosamente.

¿A ti te cuesta levantarte?. Yo creo que a todos un poco, ¿no?. Aunque conozco a personas que no, que les gusta levantarse con las primeras luces de la mañana y disfrutar cada hora, minuto, Segundo del día. Yo no soy de esas personas. Eso estaba clarísimo.

Me meto en el baño y me doy una ducha rápida.
Una vez me visto y me preparo, cojo otro chaquetón y bajo a recepción.

-Buenos días señorita-. Escucho a George hablar antes de que siquiera la puerta del ascensor se hubiera abierto del todo.
-Buenos días-. Respondo y camino hasta la salida.
-Tengo algo para usted-. Sale del mostrador.

Capta mi atención; obviamente.

-¿Para mi?-. Frunzo el ceño y vuelvo sobre mis pasos para quedar frente a él.
-Han dejado una carta-. Me la da. Era un pequeño sobre blanco.
-¿Está seguro de que es para mi?-. No tenía a nadie que me mandara cartas. No tenía a nadie en general.
-Si, es más, me ha pedido expresamente que se la dé a usted-. Me sonríe.

Miro el sobre de mis manos.

¿Una carta?. ¿Enserio?.

-Pues muchas gracias-. Veo como entra a recepción. -¿Quién la ha traído?-.
-Señorita, si no ha dejado nombre fuera de la carta, es por que querrá mantener su anonimato-. Contesta.

Asiento. Y tras eso salgo de allí. Busco un lugar donde sentarme tranquilamente a leerla.
Decido ir a algún parque de Central Park.

Camino observando a la gente, como siempre.

Me siento en un banco y abro la carta:

'A las 13:00 en la fuente de La Paz;
No faltes'.

Miro por si había escrito más por detrás, pero no.

La fuente de La Paz está bastante lejos de donde yo me encuentro, tendría que cruzar todo Central Park.

La fuente se encuentra frente a la catedral de San Juan el Divino.

¿Quién querría verme a las una del medio día en una fuente?.

Empiezo a caminar por allí. Dirección catedral. Todo esto me resultaba muy extraño.

¿Aceptarías esto?. ¿Irías a un lugar donde te han citado, sin saber quién, ni lo que sucederá?. Llámame loca pero a mi la intriga me puede. Aunque sea ir por alrededor a echar un vistazo.

Paseo por allí durante un largo rato. Ya casi iba por la mitad de Central Park.

                                   11:09

Como aún me quedaba tiempo, decido beber en una fuente y sentarme al solecito.
Hoy no hacía tanto frío.
El sol agradaba en la cara y el viento no era continuo.

Hoy tengo que ir a las cuatro a la estatua de la libertad. No me daría tiempo. Tengo que cruzar casi todo New York y pasar a la isla.
Todos sabéis que la estatua está en una isla ¿no?
Está en la isla de la libertad, ¿a que son súper originales poniendo nombres?.
Creo que mucha gente ha oído hablar de esa estatua, pero ni siquiera saben el por qué de ella.
Fue un regalo del gobierno francés en 1886.
Si, como leéis, le regalan una estatua, que gente más rara.
Aunque bueno, el significado es la declaración de independencia de Estados Unidos, de ahí lo de la libertad y todo ese rollazo.
Pero tampoco quiero aburriros, solo culturizaros un poco.
Quizás creas que conozcas algo, hasta el punto de averiguar que en realidad no sabías una mierda.

Veo como un muchacho se sienta a mi lado. Estaba medio llorando.

Por su aspecto y vestimenta no tenia más de 17 años, 18 como mucho.
Llevaba un jersey de color oscuro y un lunar bastante grande le resaltaba de su cuello. La nuez se le marcaba un poco.
Veo como se levanta un poco la gafas para retirarse las lagrimas. Tiene unos ojos negros, pero negros negros, igual que mi pelo. Unos labios finos a juego con su pequeña y griega nariz. También resalta un pequeño Lunar en su mejilla, tenía cara de niño pequeño, de alguien inocente.

-¿Contigo también se mete la gente?-. Me pregunta.
-¿Perdón?-. Me giro un poco en el banco para mirarle. -¿Me hablas a mi?-.

Asiente y se sienta más cerca, yo me alejo.

-Lo siento, no quería molestar-. Me mira secándose las lagrimas otra vez.
-¿Qué te pasa?-. Frunzo el ceño mirándole.
-La gente es muy cruel-. Se coloca bien las gafas.
-Estoy de acuerdo-. Me levanto.
-Me han pegado por mi orientación sexual-. Me enseña el brazo que no veía por estar sentada a su otro lado. Tenía una herida, seguramente de caer al suelo. -No aguanto más-.

Suspiro. No me daba pena, pero tampoco lo iba a dejar ahí solo.

-¿Quieres pasear conmigo?-. Le hago un gesto señalando al parque. -Yo tengo que irme ya, si quieres hablar, tendrá que ser caminado-.
-Si, si, muchas gracias-. Se levanta y se quita de nuevo las lagrimas, me sonríe.
-¿Cómo te llamas?-. Comenzamos a caminar por Central Park...

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