Capítulo 7

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Miro a todos y camino hacia la ventana más cercana mientras les apunto también con la pistola.

Venga, sé que estabas esperando que te explicara esto. Si, tengo una hija. Pero en realidad no es ningún bebe, es un animal.
Tengo una tarántula.
Me la encontré cuando estaba sola en la calle y fue la única que me hizo una real compañía.
¿Por que estaba en la calle? Eso lo explicaré más adelante.
¿Qué esperabas? ¿Que tuviera a una mocosa?. No soporto a los niños, y espero que esto no te sorprenda. Ya debes conocerme aunque sea un poquito. Y ahora que ya estás más relajada/o después de leer que no hay ningún niño, vamos a continuar. Que me has puesto a explicarte esto en medio de algo serio. Que hay siete pistolas apuntándome, un poquito de seriedad.

-¡No te muevas!-. Grita otro de los hombres, ni siquiera le miro la cara.

Miro al que estaba más cerca. No sabía como salir de aquí.
Corro lo más rápido que puedo dentro del pasillo, escucho disparos y corro aún más rápido.

-¡Quieta!-. Gritan y disparan. El sonido de las balas chocando con las paredes o a lo que sea que le dieran me hacía tener la piel de gallina. .

Entro de nuevo al servicio de los hombres. Miro al cadaver que estaba tirado cerca de la puerta y luego, al mirar para dentro al otro en el baño. 

Yo no suelo enfrentarme a este tipo de situaciones. No estoy asustada, porque me considero valiente en este aspecto, pero no estoy acostumbrada a tener que huir de siete personas que quieren acabar con mi vida. *Supongo que tú tampoco.

-Joder, joder-. Me quejo mientras cierro la puerta y pongo un mueble que había con macetas y toallas. Pesaba bastante, aún así, con la adrenalina del momento, consigo moverlo y ponerlo atorando la puerta.

Quizás a mi sea a la única que le pase esto, pero quisiera saber si a ti también. En momentos límites; ¿ Eres de actuar rápido?.
Yo depende de la ocasión, pero normalmente actúo muy rápido. Mi cabeza procesa todo con rapidez y me muevo por impulsos. A veces no es bueno, es mejor pensar un poco más las cosas, pero yo no puedo evitarlo.*

Me meto en otro de los baños y cierro la puerta. Me asomo por arriba y escucho como tocan con mucho ímpetu la puerta, también disparan. Busco alguna salida. La ventana.

Demasiado pequeña, no me entra el culo.

Bufo.

-Ven con nosotros,niñata-. Ríe uno de ellos. -No vas a salir viva de aquí-.

Cojo fuerzas y subiendo de nuevo a un retrete consigo alcanzar la ventana. Voy a romperla cuando me doy cuanta de que la puedo abrir.

Aquí está mi sentido común.

Una vez la abro, me subo donde está el botón de la cadena y dando un pequeño salto me meto en la ventana, una vez tengo los brazos fuera, solo tenia que impúlsame.

-¿Dónde está?-. Escucho a mis espaldas.

Estaban dentro. Y yo tenía sólo medio cuerpo fuera.

Veo como pasa un muchacho y me mira.

-¡No te quedes ahí!, ayúdeme-. Le grito. -Vamosss-. Insisto al ver que aún no reaccionaba.

El muchacho se pone de puntillas puesto que la ventanita del baño estaba bastante alta y tira de mis brazos. Caigo de boca, aunque él intenta sujetarme.

-¿Estas bien?-. Pregunta preocupado. Mira hacia la ventana.
-Corre, estúpido-. Le agarro del brazo y tiro de él.

Lo guió hasta el hotel, por suerte estaba cerca. Entramos a recepción. Miro la hora en mi móvil.

                                       01:17

-¿Pero qué haces niña?-. Se queja con la respiración un tanto agitada de correr, pero no tiene tono de enfadado, tiene un toque de gracia en su voz.
-De nada por salvarte la vida-. Le miro a los ojos.

Era un chico de piel morena. Bastante morena, ya me entendéis. Tenía aproximadamente 23-24 años, no más por su forma de vestir.
Su cara está cubierta por una barbita, para mi eso es más pelusilla. Unos grandes labios carnosos hacen juego con su ancha nariz, donde tiene un piercing.  Tiene cara de cansado y un acento raro. Las cejas muy depiladas, incluso mejores que las mías, todo hay que admitirlo. Su pelo me encantaba, es muy muy rizado, le favorecía. Ojos marrones, muy común. En su oreja izquierda lleva un pendiente y un piercing arriba.

-¿Por qué estabas saliendo de una ventana?-. Pregunta curioso. Su acento me pone nerviosa. No sabría decir exactamente de dónde era.
-Haces demasiadas preguntas. En dos minutos podrás salir y esto no ha pasado-. Voy a meterme las manos en los bolsillos cuando caigo en la cuenta de que me he dejado mi chaquetón allí.
Pero no tenia nada.
-Al menos déjame saber como se llama la chica que me ha salvado la vida-. ríe.

Quizás más adelante tenga el valor para desvelaros mi verdadero nombre. Por ahora seguiré llamándome Zero.

-Zero-. Le respondo seria.
-¿Zero?-. Suelta una risa. -Si; y yo Ocho.

Sin nada más que añadir a esta estúpida conversación, camino y me subo en el ascensor. Mientras se va cerrando la puerta miro al chico y él también a mi. Le saco el dedo corazón y termina de cerrarse.

Bueno, estoy viva. Eso es lo importante aquí.

Termino de subir y veo la puerta de mi habitación abierta. Me acerco y entro poco a poco.....

A PRUEBA DE MI Donde viven las historias. Descúbrelo ahora