「Espejos」
El pequeño Bon recordaba que cuando a penas había cumplidos los ocho años, aún le daba miedo su reflejo, le atemorizaba de una forma bastante desconocida, porque no sabía que él podía llegar a verse así, que podía ser alguien distinto de un segundo a otro sin motivo o razón aparente. Cualquier superficie pulida que tuviera la función de reflejar su imagen le aterraba, porque desde que era un bebé había visto a un niño que no era el de hoy en día.
Un niño de piel morenita y ojitos verdes, sin cortar, de que su cabello era corto y de un color celeste turquesa. Ya no era como ahora, que se consideraba a si mismo es ser más lindo que haya visto en su corta vida. Aunque lloraba cuando pequeño por el susto de ese rostro pálido inexpresivo en el espejo, había aprendido a vivir con ello.
Se quería mucho a si mismo, y amaba mirarse inclusive en los charcos de agua en la calle, mientras iba de regreso a su casa con su mamá.
Lo que más le aterraba, ahora era lo que más amaba. Los espejos eran muy extraños y le hacían sentir que tenía un muy alto autoestima a pesar de los inconvenientes y horrores de visión.
Hoy en día era un pequeño animoso y aplicado en sus clases, inteligente aunque solían decir que era raro y retorcido de que se dijese palabras bonitas a si mismo cuando se miraba en el espejo. Pero estaba bien con eso, no le importaba.
Al llegar a su casa dejó sus cosas en donde pertenecían. Su madre le esperaba siempre con el almuerzo en la tarde, y él sonreía al ver a su mami mejor. A penas daban las una de la tarde con cuarenta minutos y él ya estaba mirándose en el espejo a cuerpo completo del baño mientras observaba lo lindo de esa sonrisa en el rostro pálido que le permitía auto-reflejar al espejo. ¿Por qué de pronto se sentía tan atemorizado y extasiado por su propio reflejo?
Cuando sus prendas caían al suelo y sólo se encontraba en calcetines, que eran lo último que se quitaba a veces,su vista no se apartaba de esos hombros pecosos y del lechoso cuello que tenía. Era como verse a "si mismo" reflejado en un ángel. Se acercaba hasta el espejo y se quedaba allí unos pares de segundos, intentando encontrar la similitud de esa figura contra la que sus dedos tocaban en su piel.
— Soy... lindo. —se decía, poniendo sus palmas morenas en el espejo plano, sin mirar ni percatarse del cambio en el tono de piel al tocar el espejo. Su mano morena se reflejaba blanca frente a sus ojos y sus cabellos azulados se reflejaban largos y sedosos en un color violeta. Su pecho subía y bajaba, teniendo en cuenta de que era algo raro quedarse minutos eternos apreciandose a "si mismo" en un espejo. No llegando a mirar más abajo, ni visualizar más allá de la profundidad de esos ojos escarlata tan profundos— Haha soy muy lindo... —sonrió otra vez— si, eres muy lindo... Bon.
Ladeó la cabeza, nombrando a su reflejo con duda. Como si sintiera que su reflejo le escuchaba y él mismo se sonriera entre carcjadas divertidas. Estaba perdiendo el tiempo otra vez y seguro ya su mamá empezaría a llamarle a comer.
Se agachó, para quitarse las calcetas y mirar sus pies... otra vez morenos. Sus cejas expresaban su confusión y las muecas en su rostro extrañeza. Al regresar la vista al espejo sonreía automáticamente, notando su error; su piel era nivea, sus ojos rojos, su cabello largo. Era eso lo que importaba ¿verdad?
Corrió a la tina, prendiendo el agua y metiéndose dentro cuando ya estaba cálida. Extendió ambas manos, era extraño, y aunque no le disgustaba ver su piel morena, creía que sus ojos le engañaban y su mente no hacía nada para luchar contra eso. Tan solo le distraía e imaginaba como sería si su apariencia fuera otra, como la del niño peli-celeste de las fotos junto a su mamá.
Ah era muy confunso, en verdad que si. Se asustaba de creer que algo con él iba mal, pero talvez sólo necesitaba aprender a ceder y disfrutar de las cosas bonitas ajenas a su temor pasado por los espejos.
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=ᴇʟ ᴄʜɪᴄᴏ ᴅᴇʟ ᴇꜱᴘᴇᴊᴏ= [BxB]
Fanfiction•"-Yo... creo que estoy enamorado de mi reflejo ¿eso es malo?-"• |Cada vez que Bon de pequeño se miraba al espejo, su reflejo era el de un tierno y adorable chico pecoso, quien lo acompañó por tantos años, ahora, era a quien necesitaba, aún si no po...