◀️08: P o t e r e c o n v i n z i o n e.

1K 113 64
                                    

「Poder de convicción.」

Con el pasar de los días, los mareos constantes y los ahogos que tenía solían crecer o disminuir, acorde a qué hacía y decidía hacer. Sabía bien que su condición como chico normal se hacía lejana otra vez al ser que otra vez no podía despegarse de aquel reflejo. Aunque quisiera, aunque pudiera, de algún modo había algo que no le dejaba ignorarlo, que lo enlazaba a Bonnie de una forma potente y dolorosa.

— "Bon podría saltarse esta clase. A nadie le importan los binomimos." —hablaba este, una y otra vez, desconcentrando a Bon en cada clase. Era muy estresante y lo sabía.

— Son binomios. Y tengo que hacerlos, por la nota. —murmuró en respuesta, sosteniendo el espejo de mano, ocultándolo con su estuche y los libros sobre la mesa. Y es que ese era el problema, ya no podía, siquiera en clases, tenerlo lejos. Con sólo mirarse en el espejo, verlo a él sonriendo, podía sentir que tenía una dosis por hora de compañía. Lo suficiente para que la respiración no se le corte y la soledad no le sofoque.

— "Pero igual Bon no necesita saber de eso si cuando grande quiere ser doctor, un binomio no ayuda en nada. Bonnie no entiende bien." —Bonnie le hacía gestitos, acercándose hasta lo que el espejo pequeño le permitía— "¿Por qué a Bon le gustaría ser doctor? Al final igual la gente se va a morir. Así que mejor, que Bon aproveche a ir con Bonnie a charlar a otro sitio. ¿Si? Si Bon quiere ayudar gente, que mejor ayude a que Bonnie no esté mal."

— No digas tonterías... déjame copiar al menos lo de la pizarra. Shh, hablamos después ¿vale? Te lo prometo. —murmuró.

— "Pero no es justo. Bon siempre tiene que estar haciendo tareas tontas. A Bonnie no le gusta eso." —le dijo, en forme de berrinche, mientras hacía pucheros—. "Además ¿por qué Bonnie no hace tareas igual que Bon?"

— Ay Bonnie... n-no me preguntes cosas que sabes que no sé.

A Bon solía parecerle extraño que Bonnie a veces pareciera conocer muchas cosas que él no, y otras simplemente parecía un niño pequeño que con suerte aprendía algunas cosas de no ser porque él le platicaba de ello.

Le resultaba una tortura guardar el espejo para clases en las que no tenía por donde esconderlo. Y cuando esta larga hora y media o como mínimo cuarenta y cinco minutos de clase finalizaban por fin, solía oír a Bonnie llorar y llorar, reclamando el que le haya dejado solo. A veces gritaba y tenía que calmarlo con secas y suaves caricias al espejo, acariciaba cerca de donde se reflejaba su mejilla y se quedaba mínimo hasta las cuatro de la mañana intentando hacer relucir esa embriagante sonrisa en los anchos y rosados labios del chico del espejo, que luego le agradecía, se disculpaba y le compensaba cantando canciones en un idiomas que él no entendía bien.

Y eso no era nada. Sabía que estaba mal aceptar que de lo bonito de las cosas estas iban cambiando y transformándose en cosas tenebrosas, cuchillas que se clavaban en su mente, haciéndole creer que era ajeno a si mismo, que todo a su alrededor lo confundía. Era extraño, era tan raro acostumbrarse, hundirse en el mar rojizo de esos ojos carmín, para luego abrir los ojos y notar que había pasado mucho.

No era normal, pero tampoco era ajeno a su mundo real, no le era indiferente a cada persona que veía. Sus pies se clavaban en la tierra haciéndole percibir una realidad compartida natural, pero de un momento a otro la voz de Bonnie era capaz de hacerle dudar de si ser tan correcto y realista estaba bien.

Al final lo peor venía tratándose de más gente, de sus amistades, cuando Bonnie le gruñía y le lloraba al oído, bueno, cuando creía escucharlo directamente a un lado, diciendo que no le gustaba ser reemplazado. Que detestaba a sus amigos, que si no se alejaba él iba a irse.

=ᴇʟ ᴄʜɪᴄᴏ ᴅᴇʟ ᴇꜱᴘᴇᴊᴏ= [BxB]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora