◀️10: I s o l a t o.

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「Aislado.」

*

- ¡Bonnie! ¿Dónde estás?

Bon llamaba al menor en estatura, perdido de si, miraba a los lados y no había más que escuridad, sus pies eran los únicos descalzos, y el frío del lugar le congelaba los dedos tanto de sus manos como de sus pies. Había una sensación rocosa y húmeda bajo él, podía sentir que poco a poco había algo de luz, empezaba a hacerse de día y se dio cuenta que estaba dentro de un gran cavidad de tierra, lo suficientemente profunda como para que al levantar la vista pudiera notar que casi le doblaba la altura, eso explicaba porque el aire le raspaba la garganta y hacía picar tanto su nariz.

Llamó una vez más a su reflejo, esperando que la irrealidad se lo trajera en frente. Tenía frío y no lograba respirar sin ahogarse entre tanto dejar de respirar con el fin de no tener unas dolorsas ganas de toser. No sabía que hacer, quería hablar pero de su boca ya no salían palabras. Agarró valor e inhaló lo suficiente para guardar aire, respirar le raspaba feísimo la garganta a este punto. Enterró sus dedos en la pared terrosa frente suya, esperando poder escalar de forma inútil.

Tenía los dedos raspados y ahora le sangraban, quería llorar y decir algo, pero en lugar de eso, logró oír una risita infantil, no conseguía ubicar el origen de aquella sonora y juguetona risita, su risita... era tan linda, el eco lo envolvía y terminó cayendo sentado en el suelo rocoso, mirando encantado al cielo celestino, donde no había nada.

- "¿Bonnie ayuda?" -escuchó su voz, más clarita de lo usual, era frágil y aguda. Los ojos de Bon brillaron cuando allí, sentado en lo alto de la fosa, podía ver unas pequeñas piernas sin zapatos mecerse desde lo alto, llevaba una calcetitas blancas con lineas arcoíris, y le observó desde abajo, tranquilo aun sin ver su rostro- "¿no ayuda? ¿Bon no quiere hablar?" -sonrió, asomándose lo suficiente para que Bon pudiera verlo, allí, asustado, pero con una extraña sonrisa.

- Bonnie... ¿eres tú? -inquirió, sofocado y extasiado- B-Bonnie sácame de aquí. Huele horrible, ahh huele mucho a tierra y a basura y a... humedad... no puedo. Me duele, sácame.

- "Hehe no..." -sonrió, para luego, ponerse de pie, y empezar a caminar.

- ¡Bonnie!

- "A Bonnie también le gusta jugar."

Cuando se sintió ahogar entre piedras y toneladas de tierra cargándose sobre su cuerpo, se levantó y encontró a si mismo hundiendo su cabeza en un lavabo del baño de aquel lugar, con las rodillas en el suelo y la cara dentro de aquel pequeño lavabo que le llegaba hasta abajo del abdomen, y había un pequeño espejito enfrente. Suspiró, estampando su frente en la pared cerámica de allí. Su cuerpo se sentía cansado, se sentía ligero y luego pasaba a cosquillear entre sensaciones extrañas.

Al mirarse en ese pequeño cuadradito reflector, vio allí su rostro tan juvenil y perfecto, sintiendo un jovencito de diez años otra vez. Al parpadear, esa imagen cambió; allí estaba él, el quinceañero de facciones completas y algo neutras, ese chico con ojeras que bien se podían ocultar, ese adolescente relativamente normal con muecas sombrías y sonrisa radiante. Se sonrió una vez una calma le invadió de pronto, pero allí, en el espajo por lo poco que podía notar, se hallaba otra diminuta figurita parada fuera de unos de los pequeños cubículos del baño que se reflejeaban allí; Bonnie, que parecía tener, aproximadamente unos ocho o nueve años.

- Bonnie... -murmuró, pestañeando un par de veces más, tallando sus ojos y se volteó con ánimos, ignorando que al recibir esa imagen la figurita del niño frente a él se notaba tan dañada, su naricita pálida enrojecita e hinchada, sus ojitos rojos llororos y sus anchos labios portando un feo corte vertical en la comisura- ¡Bonnie!

=ᴇʟ ᴄʜɪᴄᴏ ᴅᴇʟ ᴇꜱᴘᴇᴊᴏ= [BxB]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora